Complemento

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Complemento


El agua caía constante, su cabello estaba completamente mojado al igual que su cuerpo, pero no estaba pendiente de ello. Su concentración estaba dividida, mientras en sus pensamientos recordaba a Hange en diferentes situaciones, su mano se movía con experiencia sobre su erección, de arriba hacia abajo, aplicando presión. Su respiración estaba agitada, sentía el bochorno aumentar de forma paulatina, la fricción de su palma con su carne dura hacía un ruido que era silenciado por el chorro de agua. Cuando terminó, se quedó viendo como sus fluidos eran llevados por la corriente hacia el drenaje. Su pecho subía y bajaba con intensidad, sentía como el aire sofocante llenaba sus pulmones, relamió su labio inferior y se terminó de duchar.

La ducha que duraba normalmente no más de cinco minutos, terminó siendo más de diez. Cepilló sus dientes antes de salir, se quedó de pie en el umbral de la puerta del sanitario y observó a su compañera sentada en el borde de la cama, vistiéndose con lentitud. Su rostro demostraba fatiga, su piel se veía pálida como los otros días, y a pesar de su situación, le sonrió al verlo.

—Llama a Erwin —dijo, y caminó hacia el armario—dile que te sientes mal.

—No me siento mal —murmuró mientras se abotonaba la blusa, su mirada se concentró unos segundos en sus senos cubiertos por su sujetador deportivo.

—Te ves mal —insistió, y buscó su traje color vino oscuro y camisa blanca.

—No puedo faltar por estar menstruando —respondió—llevo quince años menstruando, siempre ha sido así.

Levi guardó silencio, no dejaba de sorprenderle lo mal que lo pasaba por ser mujer, quince años eran bastantes y, considerar que aquello lo sufría todos los meses, le resultó aún más admirable. Se vistió rápidamente, e incluso terminó antes que ella, que se anudaba las zapatillas con pereza.

Salieron del departamento veinte minutos después, Hange se apoyó en la esquina del elevador y miró su móvil, Levi la observó por el reflejo del metal. Lucía su camisa blanca percudida, unos pantalones grises holgados que escondían cualquier curva y una chaqueta grande de color marrón. Observó la hora en su reloj de muñeca y suspiró ruidosamente, no estaba de buen humor aquel lunes, y gran parte de la culpa se debía a la situación de Hange. No había podido tocarla, no como quería y estaba sufriendo las consecuencias, ya eran cuatro días sin tenerla y le estaba pasando la cuenta.

No tardaron en llegar a la brigada, su compañera se acercó a saludar al personal, él solo saludó desde la distancia y caminó hacia la oficina del inspector. Tocó un par de veces hasta que oyó el permiso para entrar, giró el pomo con firmeza y entró algo cabizbajo.

—Te ves... —Erwin se quedó viéndolo pensativo, el detective avanzó sin mirarlo y se desplomó en su lugar del diván—¿No descansaste el fin de semana?

Levi se tomó un par de minutos antes de responder ¿Qué podía decir? ¿Qué se había preocupado todo el fin de semana de su no novia, atendiéndola y mimándola? ¿Qué estaba frustrado sexualmente y se sentía culpable por ello? No podía exponerse, en parte porque sus ideas no estaban ordenadas del todo, y porque no podía decirle a nadie por el momento lo que tenía con ella, pues no era nada más que sexo, al menos por ahora.

—Creo que necesito vacaciones.

—Cierto —concordó Erwin, dejando su pluma de lado y cruzando sus manos—este año no has tomado tus días.

—¿Hange las tomó? —La pregunta se le escapó de los labios antes de pensarlo, y apenas la hizo, sus labios se sellaron y sus ojos se quedaron fijos en la alfombra, no se atrevió a mirar a su jefe.

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⏰ Last updated: Jun 06, 2022 ⏰

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