Dejarte ir {Álvaro Morata}

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26 de Junio, 2014.


Hoy Álvaro me había invitado a cenar, decía que tenía algo muy importante que decirme. La emoción en su voz era bastante notable.

Pensé que también sería una buena oportunidad para decirle que me habían aceptado en una de las mejores universidades de Madrid: ¡Iba a estudiar Periodismo Deportivo!

No podía estar más feliz, Álvaro, aunque no tenía muchos minutos con el Real Madrid, fue pieza clave en todo el camino para lograr la Champions que habían ganado el mes pasado. Estaba orgullosa. 

Confiaba en que iba a tener más minutos, solo era cuestión de tener paciencia. Yo sabía que el podía hacerlo.

.

—¡Pero qué guapa estas, Susie! —Reí mientras Álvaro tomaba mi mano y me daba una vuelta.

—Tú no quedas atrás, Morata.—Sonrió y dejó un suave beso en mis labios.

—Ven, vamos a sentarnos.—Puso una de sus manos en mi cintura y me guió hasta una mesa que quedaba cerca de la ventana. 

Dejé mi bolso colgado de la silla y me senté frente a él.

Mi madre siempre se había reído de mí porque era un poco impaciente; es decir, era casi una obsesión mía estar un paso adelante, saber todo. Pero no en el sentido malintencionado, claro que no; siempre me gustó estar ubicada correctamente en el espacio-tiempo, por lo que era prácticamente una necesidad. 

Álvaro se sentó, y ojeó la carta unos segundos, mientras yo arrugaba una servilleta entre mis dedos, expectante, hasta que no aguanté más. 

—Y, bien, ¿qué era eso que querías contarme? —dije calmada y pausadamente, tratando de no sonar tan ansiosa.

—Qué impaciente me has salido, eh.—comenzó a reírse, haciéndome reír a mi también— Primero ordenemos, ¿te parece bien? —poco a poco dejo de reír y sonrió por última vez antes de llamar al mesero sin esperar a que le respondiera.   

No me fijé mucho en que había ordenado, era verdad que estaba impaciente. 

No soy para nada del tipo de personas pacientes; Álvaro lo sabía y por eso le gustaba verme sufrir.

—Bien, aquí voy...—suspiró y tomó mis manos— ¡Juanma ha conseguido mi fichaje por la Juventus! —Apretó mis manos y sus ojos brillaron con intensidad— ¡Nos vamos a Turín, Susana! —Me miró con esa sonrisa que tanto amaba en sus labios, esperando por mi reacción.

El aire comenzó a faltarme y la vista se me nubló.

Estaba en shock.

Turín.

Italia.

A más de 1000 kilómetros de Madrid.

¿Por qué pasaba esto ahora que por fin me aceptaron? ¿Qué tipo de broma de mal gusto era esta?

La sonrisa de Álvaro cambió por una cara de preocupación, y sus manos pasaron de estar en las mías, a estar en mi cara secando mis mejillas. Solo hasta ese momento me di cuenta de que estaba llorando.

—¿Qué pasa? —Se levantó de su silla y se puso de cuclillas frente a mi— ¿Qué está mal, amor? Dime, por favor.—El nudo en mi garganta cada vez se hacía más grande. 

Quería abrazarlo y decirle que estaba orgullosa, que era lo menos que se merecía por su buen trabajo, pero mi cuerpo no quería cooperar. Mis brazos estaban flácidos a cada lado de mi cuerpo y mi boca parecía sellada, no podía hacer nada. 

One Shots (Futbolistas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora