—Eso pensé —asintió cuando no le respondí— Carol, ¿Confías en él?

—No.

—¿Cómo puedes creer en algo que él diga si no confías en su palabra?

—Si empezara él a confiar en mí.

—Estamos en este momento hablando de ti, no de él, estoy seguro de que él lo hablará con su psicóloga y ella lo tratará a su manera, estoy hablando de ti y en tu confianza, no sólo en él, sino en ti misma.

—Tengo más confianza en mí misma de lo que tenía antes.

—Pero sigues desconfiando de él a pesar de eso.

—No tiene nada que ver conmigo.

—Tiene que ver con ambos, Carol, él no puede confiar en contarte las cosas si cada vez que menciona algo tú te alteras y peleas sin oportunidad a explicarse, ¿cuándo él te dijo que la cuenta no tenía ninguna importancia le creíste?

—No.

—Vos misma lo has dicho, él ha cambiado mucho en el último tiempo y ha crecido mucho como persona y se ha esforzado mucho por tener una relación sana contigo aún sin saber cómo tener una. Sigue estando en tratamiento con su psicóloga y se esfuerza por mejorar día a día en él mismo para estar mejor contigo. ¿Qué te detiene a ti?

—No quiero volver a pasar por el mismo dolor solo porque estuve con la guardia baja.

—Estás en una relación, no en una guerra.

—Pero cuando confié en él me falló al punto de dañarme.

—Entonces terminen la relación y se acaba todo el asunto, dejas de sufrir por qué no confías en él y comienzas a enfocar tu atención en otras cosas, como en recuperar por completo la autonomía que perdiste cuando llegaste a Argentina.

—Eres un pésimo psicólogo —me quejé.

—No quieres que te diga lo que no quieres escuchar, pero no me pagas por eso.

—No quiero terminar con él, no es por capricho, sino porque de verdad lo quiero, pero no puedo sentarme a esperar que me destruya de nuevo el corazón.

—Si no aprendes a dejar ir el pasado y miras hacia tu presente y futuro, entonces no podrás sacar adelante tu relación, estás acusando a Andrés constantemente por las cosas que ya pasaron, antes de tener una relación formal, cuando hace algo malo, no le das siquiera la oportunidad de defenderse porque ya en tu mente lo acusaste, estoy seguro de que no estás culpando a Andrés por la cuenta falsa, sino por todas las cosas que te hizo y que te siguen pesando, Carol, ¿Qué es lo que quieres?

Casi al punto de las lágrimas miré al piso y murmuré casi con el nudo formado en la garganta.

—Mi independencia, esa que perdí cuando empezó todo con él.

—No la perdiste por él, la perdiste por ti y eso es lo que debes trabajar. No con él, sino contigo, si no puedes seguir con tu evolución estando en la relación, vas a tener que dejarla y comenzar de cero, sola.

Se me hizo un hueco en el pecho cuando lo escuché, pero no podía desmentirlo, sabía que tenía razón y eso me molestaba aún más, decidí terminar antes con la sesión, me dio unos pasos a seguir para los próximos días y me fui caminando hasta mi casa pensando en todo lo que habíamos hablado.

Andrés y yo no habíamos vuelto a hablar después de la patética llamada, me escribió cuando estaba en el sanatorio, pero le dije que estaba ocupada y luego le dije que la señora había muerto y necesitaba espacio, él no insistió, me dejó tranquila y solo me hizo saber que estaría pendiente por si necesitaba algo.

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