—¿En serio? No sabía que Ted era tan bueno en física—contesté con sorpresa.

—Eh, Margot... ¿Te gustaría...? —empezó a preguntar, pero no terminó la oración, ya que sonó una alarma en su móvil. Lo sacó y miró la pantalla con el entrecejo fruncido—. ¡Maldición!, ¡la hora! —gritó. Lo miré como si estuviera loco—. Lo siento —se disculpó. «¿Qué está pasando?»—. Tengo que buscar a Annika a la escuela en este instante, voy muy atrasado. Te lo digo más tarde —se despidió y se fue corriendo.

—¡Espera! —exclamé, mientras corría en su dirección. Se detuvo—. Yo también voy para allá, mi hermana también me está esperando.

—Bueno, andando, entonces —contestó.

—Nunca te lo he preguntado —dije, luego de un rato de caminata silenciosa—, pero, ¿cuál es tu comida favorita?

—La pizza, obviamente —contestó, como si fuera la pregunta más fácil del mundo—. Y, ¿la tuya?

—La pizza. Cualquiera, menos la hawaiana.

—¿En serio? ¿Por qué? —preguntó, sorprendido.

—No me gusta el sabor agridulce —respondí con simpleza.

—¡Margot! —gritó una voz a lo lejos.

Sonreí.

—Deben de estar esperándonos desde hace mucho tiempo como para darse cuenta de nuestra presencia en la calle.

—Y hambrientas —añadí.

—¡Margot! —gritó de nuevo Kitty.

—¡Nicolai! —chilló otra voz.

«Annika» aposté.

—¡Hola! —saludé cuando atravesamos el portón. Una criatura se abalanzó hacia mí—. ¿Cómo estás? —pregunté, mientras le acariciaba la cabeza.

—Bien, hicimos muchos cálculos —respondió con una sonrisa.

—¿En serio? Me alegro, Kitty —contesté.

—Espera un segundo, voy a buscar mis cosas y nos vamos —declaró. Se dirigió a una banca y cogió sus pertenencias—. Estoy lista —proclamó cuando estuvo de regreso—. Tengo mucha hambre, ¿podríamos ir en autobús?

—Hummmm... no sé, déjame pensarlo —contesté.

Me volteé hacia Nicolai, sonriendo.

—¿Ustedes suelen ir caminando? —pregunté.

Vivíamos cerca, podíamos ir juntos.

«A las chicas les encantará» pensé, aunque sabía que en mi interior tenía motivos más egoístas.

—Variando, entre autobús o caminatas —contestó—. Y, ¿ustedes?

—Es nuestra primera vez —confesé—. Pensábamos ir en autobús.

—¿Vayamos entonces vámonos juntos? —preguntó.

—Me parece —sonreí.

Caminamos (casi corriendo, ya que Annika y Kitty estaban muy emocionadas por cosas que desconocían. Se notaba que mi hermana no estaba cansada, como me había dicho hacía un momento.) hasta la parada de autobús. No esperamos mucho, ya que justo el primero que pasó iba muy cerca de nuestro destino. Había asientos disponibles, así que nos acomodamos en ellos.

—¿Quieres escuchar música? —preguntó Nicolai, ofreciéndome un auricular.

—Bueno —respondí, sintiendo una corriente eléctrica por el contacto de nuestras manos al pasarme el objeto.

Empecé a escuchar un ukelele, mientras una voz cantaba en lo que creía que era español. La melodía era tranquila, no entendía la letra, pero me encantaba.

Vi la pantalla del móvil para ver el nombre de la canción.

Chachachá  leí.

Estaba segura que era un baile latino. Lo miré de reojo y sonreí. Sentí una mano hacerme cosquillas dentro de mi estómago.

Cuando casi llegamos a nuestro destino, nos bajamos y seguimos caminando.

—Nos vemos —me despedí de Nicolai cuando llegamos a su casa.

—Espera, Margot —me llamó—. Sé que esto sonará muy raro, pero no me importa —expresó, intentó sonar seguro, pero su mirada delataba su nerviosismo—. ¿Te gustaría ir a comer pizza?

 ¿Te gustaría ir a comer pizza?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.






Hola, sé que esta vez rompí el récord de desaparecer, jsjs, pero volví c:... 


Dejándote atrásWhere stories live. Discover now