Parque

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Llevaba un rato mirando videos en internet cuando sonó mi móvil, un WhatsApp, era ella, llevaba un rato en una fiesta y habíamos estado hablando pero no esperaba aquel mensaje. "Me voy ya, vienes y nos vemos un rato". Ante tal indirecta no podía quedarme impasible. "Quieres que te acompañe a casa?" Dije haciéndome el ingenuo. "Ya sabes lo que quiero" contestó ella. Acto seguido ya estaba vestido y bajando las escaleras, pero me hice el difícil diciendo que ya era muy tarde, me pilló, me conoce bien.
Quedamos a la entrada de un parque que había cerca de aquella fiesta, la esperé en la puerta, no era la primera vez que quedábamos pero esos nervios previos nunca se me irán sabiendo que es ella a la que espero. Al fin la vi al doblar la esquina, vestida con vaqueros negros y una camiseta ajustada de color rojo, me encanta el rojo. Se aproximó a mí pasando su mano por detrás mi cabeza, acariciando mi pelo y finalmente posando su mano en mi nuca para después besarme, qué besos daba... El nerviosismo se fue y se empezó a encender algo dentro de mí que solo ella conseguía sacar, la agarré de la cintura cuando se separó después del beso y la traje hacia mí para volver a besarla. Nos separamos y entramos en el parque. Me contaba lo que había pasado mientras nos adentramos en la oscuridad de aquel grande lugar sin iluminación alguna. Hasta que llegamos a unas rocas que ambos conocíamos bien, nos sentamos y el juego continuó.
Nos acercamos poco a poco, disfrutando del momento, y, cuando apenas quedaban unos milímetros, aceleramos del tirón, empezamos a comernos el uno al otro, nuestros labios se cruzaban, se chocaban y se juntaban sin parar, nuestras lenguas salían para jugar de vez en cuando sobre los labios del otro, disfrutamos ese momento durante lo que parecieron horas. Entonces empezamos a sentir el calor que emanaba de nuestros cuerpos, nos pusimos de pie y la llevé contra una valla hecha con palos de madera que había por ahí, la agarré por detrás de la cabeza, entrelazando mis dedos con su pelo, puse mi frente contra la suya, respiramos hondo y nos volvimos a besar, llevando mi otra mano por todo su cuerpo mientras ella hacía lo mismo con las suyas. Baje ambas manos desde su cuello hasta su cintura, disfrutando cada centímetro que recorría, y entonces la traje hacia mí al tiempo que acercaba mi cadera bruscamente a la suya, notó lo que quería. Acto seguido deslicé mi mano derecha por su cintura, tirando del vaquero hacía mí, hasta llegar a los botones de su pantalón. Comencé a desabrocharle cada botón al tiempo que la besaba, cada botón era un beso y con cada beso me iba acercando más y más a su cuello... Llegué al último a la par que mis labios llegaron a su cuello, ahí empezó el juego de verdad. Dejó que mi mano bajase por sus piernas, ahora sin pantalones, hasta llegar a su precioso tanga de lencería, a juego con su camiseta. Entonces empecé a jugar con ella por encima de él, presionando con fuerza sobre su clítoris aún tapado. Notaba como se estremecía, los besos en el cuello, mi mano jugando con ella abajo, y entonces la cosa se puso mejor. Paré de jugar y de besarla, saque mi lengua y fui con ella hasta su boca y una vez allí la guardé, la besé con fuerza y bajé. Bajé hasta donde mi mano había estado jugando hace un momento y terminé con la poca ropa que le quedaba, lo hice despacio, haciendo que sintiese como se la quitaba, y, a medida que bajaba, iba besando cada milímetro que quedaba al descubierto, hasta que por fin terminé de quitársela. Suspiré por el tiempo que llevaba esperando ese momento, me acerqué, saqué mi lengua y me dejé llevar por todo su coño, desde abajo hasta arriba del todo, llegando a su clítoris finalmente, y, una vez allí, haciéndola pasar el mejor rato de la noche. Empecé como a ella le gusta, a una velocidad media pero intenso, parando de vez en cuando para hacer presión sobre su clítoris, esa era la mejor parte, el suspense de no saber cuándo pasará y que cuando pase se le erice la piel, me encanta comerle el coño. Seguí durante un rato, ella estaba abierta de piernas apoyada en aquella valla de madera, pero a penas se pudo seguir sosteniendo sobre sus piernas cuando cambie el ritmo, la agarraba fuerte de las piernas por lo mucho que disfrutaba comiéndoselo, empecé a ir más rápido sin bajar la intensidad, luego hice pequeños círculos junto con algunos más amplios, y ahí no pudo más, me hizo levantarme, me cogió de la cara y me besó, se puso mi frente contra la suya y entre múltiples jadeos me pidió que se la metiese. Así que la besé de vuelta, la giré poniéndola contra la valla, le hice chuparme dos dedos y se los metí por el coño a la vez que la tapaba la boca. Los moví de arriba abajo rápidamente haciendo que empezase a gemir y a lubricar, preparándola para lo que se le venía encima, movía el brazo con fuerza de arriba abajo sin parar y entonces decidí acabar con su sufrimiento. Le pasé la mano por la espalda mientras me colocaba detrás de ella hasta que dejé ambas en su cadera, me bajé los pantalones, me la saqué y se la restregué por encima empapándola enterita, yendo desde su clítoris hasta la entrada de su coño y, después de hacer ese recorrido varias veces, se la metí, podría haber entrado de una hasta el final, pero fui despacio, sintiendo cada milímetro de su coño rodeando mi polla, empapados, calientes y con ganas de llegar hasta el final y eso fue lo que pasó. Una vez se la había metido entera la agarré muy fuerte de la cadera y me la empecé a follar sin cesar, mis manos subían desde la cadera sobando todo su cuerpo por debajo de su ropa, agarré sus pechos y la levanté de la valla, mientras una mano se quedó en su pecho la otra subió hacia su cabeza para girarsela y poder comernos la boca, mientras yo, ligeramente agachado para poder seguir dentro de ella, le seguía metiendo y sacando la polla. El tiempo pasaba muy lento mientras nos besamos y no podía parar de metérsela hasta el fondo y sentir su cuerpo estremecido ante tal acto, pero entonces me dijo al oído lo que estaba deseando oír, termíname, yo sabía lo que eso significa así que la pose completamente contra la valla como si estuviese a 4 y empecé a embestirla con fuerza y velocidad sin parar, ella empezó a gemir y a decir mi nombre con la respiración entre cortada cada vez más y más rápido y entonces... La terminé, acabé en ella, se la saqué, se dió la vuelta y su siguiente beso me dejó claro que había hecho un muy buen trabajo.

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