Bajo la sombra de las palmas en el veraniego vecindario de Condado en Puerto Rico, encontramos a Aroma, un bakery/coffee shop que se ha convertido en la fascinación de los nativos, al igual que turistas en el pasado año. Su dueño, Camila Álvarez.
En...
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Axel
El día de hoy ha sido un enorme torbellino de problemas. En la cocina uno de los refrigeradores dejo de funcionar en la madrugada y toda la mercancía que había dentro del mismo tuvo que ser desechada. Alicia recordándome más de una docena de veces que a las seis tenemos una reunión, y por si fuera poco, mis pensamientos todavía siguen plasmados en la diosa que hice llorar el sábado en la noche. No sé porque, pero no dejo de pensar en ella, y me retuerce el estómago saber que ella piensa que soy igual que el resto de los hombres con los que ella ha salido. Si me dejo llevar por lo que he visto estoy más que seguro que el trato que le han dado no llega a cero. He estado invirtiendo mi tiempo en organizar todo lo que está sucediendo a mi alrededor, pero mis pensamientos continúan como tornados en mi mente. Alguien llama en la puerta de mi oficina, y la verdad no quiero imaginar que sea otro maldito problema más. Me levanto de la silla de inmediato, dejando atrás una gran cantidad de emails los cuales llevo contestando en la pasada hora. Al abrir la puerta me encuentro con Alicia y justo a su lado, la hermosa mujer que ha girado el rumbo de mi mente en solo días.
—Axel, te presento a la mejor pastry chef en toda la isla, Camila Álvarez. Quien es propietaria de Aroma, el bakery coffee shop número uno en Condado. Camila, Axel es nuestro executive chef, además de propietario de Al Fresco —la voz entusiasmada de Alicia no me hace perder la conexión que efectúo rápido con... Camila. Creo que ese fue el nombre que Alicia acaba de mencionar.
Alargo mi brazo derecho ofreciéndole mi mano en un saludo cordial, aunque ella no lo percibe al solo tener su vista pegada en mi rostro. Sus ojos no me reflejan como ella se siente en este momento cuando me reconoce como el patán que arruino su noche, pero trato de hacer todo lo posible por llevar la fiesta en paz. Con una sonrisa en mis labios y bajando mis ojos hacia mi mano, le señalo para que ella me dé la suya y así sentir su piel por primera vez.
Camila rápido sigue mi dirección y ambos conectamos nuestras manos.
Lo sabía, la indudable afinidad está a flor de piel. La energía se hace sentir por todos lados y no es algo que me lo esté inventando. Al cachar sus ojos con los míos la mujer se vuelve liquido con el simple toque de nuestras manos.
Como sería si tocase todo su cuerpo. Imagino en plena luz del día.
Mi corazón me dice que ella imagina lo mismo y de la manera en que ella traga saliva fuertemente, me da la seguridad de que yo también le atraigo a ella.
—¡Bienvenida a Al Fresco! —expreso coquetamente.
—Ummm... ¡Gra...cias!
Su respuesta, aunque nerviosa, me hace feliz y decido en este preciso momento hacer hasta lo imposible para que Camila Álvarez me dé la oportunidad de conocer mucho más de ella.
Alicia lleva alrededor de veinte minutos exponiendo sus ideas acerca de cómo Camila y yo nos podríamos beneficiar si realizamos un menú en conjunto para presentarlo en mi restaurante. Según ella es necesario traer a Al Fresco el paladar dulce de Camila.
