Despertarse por la mañana, tomar una taza de café. Tener mil recuerdos y una pluma con papel. Este libro contiene escritos variados , con intenciones tan distintas como cada rayo de sol en el amanecer.
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Miro el horizonte con el cielo helado, helado de mañana, listo para hacer su hazaña.
Querido sol que nos visitas, en mi abrigo pequeño que porto al ser una niña, me pregunto si es realidad, cada una de las cosas que me dejan estar y no estar.
Caminando en la banqueta, sol mexicano reflejado en la silueta, de lo lindo, de lo feo, de lo que yo no vi y no tengo. El aroma a mañana, me recuerda a ese día, a cada día, al que no ha venido. Se recarga en lo infinito.
La mañana, el inicio, lo que represente al precipicio. A lo oscuro, a lo brillante, a lo que no me deja ser el comandante. Pienso en mentes, en dibujos y nada me deja un par de minutos. Quiero ser niña, crecer al mismo tiempo.
Busco buscar lo que me dé aliento y en lo perfecto camino por ese pavimento, sedienta, emocionada y con una buena cara. Por hoy solo queda quedarme callada y disfrutar un atole en esa mañana soleada.
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