El regreso de los Granger

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—¿Hiciste todo eso?— el corazón de la castaña se derritió.

¿Como alguien podía alborotar sus hormonas y a los segundos sumergirla en una ola de ternura?

—No es la gran cosa.

—No, no lo es, solo te convierte en la mejor novia—Hermione dejo un beso en su mejilla, Rasalas sonrió e intento juntar sus labios, pero Hermione se alejo. Rasalas la miro confundida—. Aliento mañanero—explicó.

—Ay por favor—Rasalas rio y cogió el mentón de la chica para juntar sus labios.

Hizo presión en sus labios contra los de Hermione, la castaña no quería corresponder, pero al final accedió. Ninguna de las dos se podían resistir a un beso de la otra, cuando sus labios se juntaban, su ritmo cardíaco era un montaña rusa como tal.

—Sabes a cerveza de mantequilla—comentó Rasalas en tono burlón, al separarse.

—¡Rasalas!—chilló Hermione, avergonzada. Rasalas soltó una carcajada.

—Tambien sabes a...

—¡No! ¡No lo digas!

—... Un poco de sa...

—¡Cállate!—Hermione llevó sus manos a la boca de Rasalas para callarla, mientras sonreía—. No te atrevas o te juro que ya no te volveré a besa...¡Rasalas!

Rasalas había lamido la mano de Hermione.

—Con que no me besarás ¿Eh?—arqueó una ceja.

—Estas advertida.

—Ajá.

De un momento a otro, Rasalas ya se había puesto entre las piernas de Hermione dispuesta a robarle un beso, pero la castaña fue más rápida y jalo la sabana cubriéndose toda con ella. Las risas de las dos no tardaron en resonar en la habitación. Black queriendo robarle un beso y Hermione esquivando sus intentos, empezó una batalla de cosquillas.

—¡No! ¡Hermione!—Rasalas exclamó, riendo, cuando la castaña descubrió su punto débil.

—¿En serio solo aquí te da cosquillas?—Hermione rio aprovechando su ventaja y siguió asiendo cosquillas en el estómago y abdomen su novia.

Black se lanzó de espaldas al colchón a carcajadas.

—¡Para! ¡Para, por... por favor!—suplicó Rasalas.

La castaña se dejó llevar por el melodioso sonido de la risa de Rasalas y ahora era ella quien estaba arriba de su novia; el único descuido fue que olvidó que seguía desnuda. Sus mejillas ardieron y rápidamente paro las cosquillas para buscar la sábana y taparse. La risa de la joven Black iba disminuyendo, rendida en la cama tranquilizando su respiración, pero sonrió al ver a Hermione que buscaba la sábana, desesperada.

Rasalas se incorporó sentándose y acomodó a Hermione en su regazo para luego abrazarla.

—Tu cuerpo es de admirar, Leoncita—susurró Rasalas, dejando suaves caricias en la espalda de la castaña, quien cerró los ojos disfrutando.

Era impresionante como podía sentirse tan pequeña cuando estaba en los brazos de Rasalas.

—Eres tan hermosa por dentro como lo eres por fuera—musitó, y Hermione empezó a sentir los labios de Rasalas besando lentamente en medio de sus pechos, luego en su clavícula, cuello, mandíbula, mejilla y por último labios, formando un beso tierno.

Hermione abrió los ojos y sonrió. Juró ver brillar los ojos de su novia sumamente dilatados mientras veían su cuerpo.

—Es injusto ¿No crees?—Rasalas frunció leve el ceño antes las palabras de su novia. Hermione sonrió—. De que tengas mucha ropa puesta.

𝐄𝐥 𝐃𝐢𝐚𝐫𝐢𝐨 𝐃𝐞 𝐑𝐚𝐬𝐚𝐥𝐚𝐬 𝐌. 𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤 [#1] (𝐇. 𝐆𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora