𝘓𝘢 𝘳𝘪𝘴𝘢 𝘥𝘦 𝘮𝘢𝘮𝘢́; 𝘑𝘗

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MOM'S LAUGHTER

JAMES POTTER;

... me frustra saber que cuando por fin acepto eso, como sea que se llame, que tienes con mi hermana, se compliquen las cosas entre ustedes dos.

En fin, Harry, veo las cosas muy difíciles, Ginny no puede ni si quiera oír tu nombre en algún rincón de la casa porque de inmediato se va a encerrar a su habitación.

Nose que pienses, pero en lo que necesites tienes mi apoyo como cuñado.

¡Oh! Y recuerda pedir permiso a tus padres para el mundial de Quidditch. Juro que si no vas me decepcionare.

Atentamente, Ron Weasley.

Harry volvió a doblar la carta y la dejó en su mesa de noche. Dejó ir un suspiro al aire sintiendo el estrés por cada parte de su cuerpo.

Últimamente sentía que el mundo no le ayudaba a nada en absoluto, cuando algo iba bien, otra cosa empeoraba el doble.

Se sentía en esa época adolescente donde se veía más fácil morir que tener que vivir la vida.

Pensaba en que tal vez nació en una época para nada buena, un loco sin nariz matando a personas inocentes. Su padrino, en Bélgica disfrutando la vida, su tío Peter, muerto a manos de Voldemort por mantenerle lealtad a sus padres, su tío Remus, viviendo con el amor de su vida en Nueva York y a la espera de un hijo.

Y sus padres. Oh sus padres.

Sentía que ellos eran la única razón por la que no se rendía tan fácil.

Su madre Yvaine, la mujer más hermosa que haya visto, siempre hizo su buen papel de madre pero a la vez se convirtio en su mejor amiga. La extrañaba montones cada vez que tenía que irse a Hogwarts.

Y su padre James, nunca había visto a alguien tan noble y caballeroso como él.

Si bien amaba a su madre, le hacía feliz cada vez que veía como James trataba a Yvaine, con tanto amor y tanta admiración.

Quería encontrar a alguien que lo mire como su padre mira a su madre.

Y ni hablar de cómo su Yvaine trataba a James.

Para nadie era un secreto que el temperamento terrible de Harry fue heredado de Yvaine.

Por amor a Merlín, cuando esa mujer se enojaba no había ni un mago que no se asuste, por esto mismo su estado natural era una felicidad muy inocente.

No le daba vergüenza saltar como niña pequeña cuando James llegaba a casa y le traía algún detalle, era sensible hasta el punto que cuando James la llevó a bailar bajo la luna derramó una que otra lagrima de felicidad pura.

Yvaine guardaba cada garabato que le regaló Harry en su infancia en un cajón cerrado con llave.

Ella era tan cuidadosa y perfeccionista que cuando le hace un regalo a James y no sale como quiere, llora, o ni si quiera lo entrega y le pide perdón como si le hubiera fallado como nunca. Esto siempre le pareció tierno a ambos Potter.

Estos pensamientos sobre sus padres solo lo hicieron sonreír, y pensar si algún día estaría así de feliz con Ginny en un futuro.

Y la tranquilidad le llegó al alma cuando escucho en la sala como su madre reía a carcajadas de las "babosadas" que decía James.

Por Merlín, Harry juraría que no hay nada más lindo que oír a su mamá reír de felicidad, y que esta felicidad la provoque su padre.

Inspirado: Experiencia personal

Nota de autora;

Corto, pero algo
es algo, peor es
nada.

marauders; one shotsWhere stories live. Discover now