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—Paren —fue su primera palabra al callar los aullidos, con esa orden se dio a entender que la confrontación de los hermanos había culminado. La loba no le dio atención a sus cachorros por ningún motivo, ella con un ademán de su cabeza ordenó que todos la siguieran a un punto favorable para anunciarse.

Había demasiados lobos en ese refugio que comenzaba a convertirse en un nido de avispas aglomeradas, apenas tenían espacio en sentarse, ya que algunos de estos eran enormes, incluyendo los que ya se había convertido en humanos. Distintas razas de lobos trajo consigo la líder, de entre el más pequeño en comparación con un coyote, hasta el más grande comparado con el tamaño de un oso, claramente el lobo de Enit era el más grande y fuerte, pero eso se debía a la anatomía modificada por años de su especie, por lo que era sobrenatural que ese espécimen resaltara, los otros, en cambio, era extraordinario su tamaño y el pelaje tan blanco que seguramente brillaba más que la nieve.

Pero lo que todos se preguntaban era por qué había tardado tanto en volver si se suponía que solo iría en una búsqueda, no en un reclute de lobos que apenas lograban posicionarse en puestos cercanos a la roca donde se hacían las reuniones y dónde se usó para entrelazarla con su esposo actual, ella entendía todas las dudas que seguramente tendrían los miembros de su manada y estaba preparada para enfrentarlo, por ello detuvo todo lo que estaban haciendo para ir directamente al grano.

Aún en la forma de su lobo, subió a esa roca alta ya iluminada por la luna de la noche, —que resultaba ser un toque estético oportuno, ya que casualmente siempre se presentaba cuando había reuniones— y al estar allí, volvió a su forma humana sin importarle que parte de su cuerpo fuera visto, puesto que aprendió a dejar parte del pelaje dorado mínimamente para cubrir lo más importante para una mujer, no obstante, su hermano Dawn le dio una tela de ropa justa para sí, con ello tendría más comodidad, y sin dudarlo ella la tomó y cubrió todo su cuerpo con dicha prenda. Ya cuando hubo estado vestida, por fin se dirigió a todos aquellos que la miraban expectantes y ansiosos de respuestas por su larga ausencia, así que respiró con paciencia y tomó un porte erguido y digno para esa manada que la esperó por bastantes años.

Abrió la boca y esperó un poco, se estaba preparando para lo que iba a decir y por un instante se puso nerviosa, hacía tiempo que no hablaba frente a tantos ojos, así que debía adaptarse poco a poco.

—Lo sé, lo sé —empezó a decir calmando los nervios —Sé que tienen preguntas, iré punto por punto —tomó como preferencia caminar por la roca plana para así relajar más sus pensamientos —. Lo primero que les informaré es que no encontré al Libertador —adelantó la respuesta más ansiada por los espectadores, sabía que los iba a decepcionar, pero se apresuró en aclarar su por qué —. Mi primer año con este viaje de búsqueda fue un completo fallo, no sabía por dónde empezar y fue un martirio para mí al estar sola, indagué en los sueños y no conseguí una respuesta en concreto, pero sí hallé un lugar predilecto para empezar, ya que allí era el punto en dónde se me dio la idea de buscar. En resumen; volví a errar, cuando llegué a ese lugar, en la Antártida, no encontré más que nieve y largas tormentas de esta misma, fue en ese lugar que encontré la manada de los lobos árticos, ellos me acogieron y permitieron que hospedara en su hogar temporalmente, así mismo seguí buscando por todo el país sin logro alguno —pausó con un aire de decepción al recordar su primer paraje.

Y era cierto, ella caminó día tras día por cada rincón de la zona, buscó, olfateó, creyendo que de alguna manera lo hallaría así como lo hacía el líder de los Eternos al localizar los suyos, pero no, nada de lo que especulaba funcionaba. Tuvo que pasar meses en esa manada con la esperanza de hallar su objetivo, hasta recibió la ayuda de la misma junto con el alfa de la manada, pero todo fue un fracaso.

—Les pedí a los árticos que vinieran conmigo, fue difícil que accedieran, pero aquí están. Ellos están dispuestos a pelear en esta pronta guerra como hermanos, y así fue que se repitió el mismo patrón en cada lugar que fui, aunque con los lobos del desierto fue un pesar, ya que estos pensaron que éramos exterminadores y por poco morimos en varias ocasiones —rio levemente acompañada por los mencionados que ahora formaban parte de su ejército —. Escuchen, sé que al hacer ese viaje fue un completo fracaso, no era lo que me esperaba y mucho menos ustedes, pero no por ello decidí regresar antes sin al menos traer una esperanza. No solo reuní manadas de lobos, también de quimeras, elfos de alguna forma —pausó porque ni ella misma comprendía la especie con la que se encontró —, vampiros, mestizos, incluso hombres dragones. Hay tantas especies que ni ustedes ni yo algún día nos hubiéramos imaginado, hay un mundo repleto de estas y yo me encargué de reunirlas a todas en un solo lugar. Sé que al reunirlos a todos en un solo punto es una prácticamente condena porque fuimos elegidos como los últimos en ser eliminados, pero no será así, vamos a pelear. Vamos a dar guerra. Y desde ahora lo digo, quien quiera retirarse definitivamente con su familia, lo acepto, piensen bien para que al amanecer pueda retirarse, sin embargo, si esta guerra la ganamos o desiste, pueden volver...

Vínculos finales. Libro#03. Final.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora