Capítulo II

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Su amante se llamaba Adolfo Ramis, era el hombre más buscado por la policía de Mallorca. Pero al desaparecer de Mallorca mi madre descubrió que él le era infiel, así que volvió a Mallorca para pedir perdón a su familia, pero era demasiado tarde ella había roto el corazon a mi padre pero ahora, la que estaba triste era mi madre porque ahora es ella quien está sola.

Con veintiséis años, tuvimos una llamada, era para detener a el amante de mi madre Adolfo, había matado a su novia, mi padre fue corriendo a por él, por el camino le llamo mi madre, que Adolfo había le pegado, mi padre al levantar la mirada del móvil vio a Adolfo, al final lo cogió, pero al ir a ver a mi madre había muerto, mi padre fue al edificio de atrás, y se tiró hacia abajo, el agente de la policía que estaba con él llamó a una ambulancia cuando llegó era demasiado tarde para los dos, después, me llamaron al hospital que mi padre se había suicidado. Ahora soy yo la que cayó en depresión, después de eso hable con mi secretaria de la policía y le dije que llamase al subdirector que quería hablar con él, le dije que le dejaba el trabajo de director, así yo me puedo encargar del hospital.

Un par de meses después vino mi hermano Mario con su mujer de urgencia, tenía apendicitis le teníamos que operar de inmediato, a las horas de operarlo se complicó, se había infectado tenía que pasar por quirófano otra vez, pero ya necesitábamos un consentimiento familiar, yo no podía firmar ya que era la cirujana y no era hermano de sangre. Su mujer decidió no operarlo, me dijo que quería quedarse con todo su dinero y dar a su hija en adopción. Pero lo que ella no sabía era que todo el dinero era mío.

Después de eso también me deje por un tiempo de operar. Empecé a estudiar psicología. 

Maria Mena y la vidaWhere stories live. Discover now