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ㅤㅤㅤAnastasia estaba bastante feliz a pesar de ser un día de nervios. Hoy iba a convertir a Charlie en uno de ellos, un vampiro. Eso la tenía de los nervios de punta, nunca había mordido a nadie en su larga vida. Sin dudas temía que algo saliera mal, pero Carlisle prometió ayudarla y su esposo confiaba ciegamente en ella. Eso la estaba ayudando bastante. Quitando eso, estaba feliz porque parecía Bella había perdonado a su padre antes de irse a su luna de miel.
Esperaba que eso durara cuando vuelva y lo vea siendo un inmortal.
Soltando un suspiro, se dirigió a la cocina donde estaba su esposo. Sonrió al darse cuenta que el olor a café que emanaba era más intenso que siempre, estaba tomando café por última vez, aunque dudaba que eso sea lo que más extrañaría consumir. Charlie sonrió al verla y le tomó de su mano, guiándola a sentarse en el regazo del castaño. Ella se acomodó levemente sobre él y se dio cuenta que estaba bebiendo café con leche.
—¿Por qué comenzaste a beber café con leche? —le preguntó con curiosidad. —Creí que te gustaba el café negro y amargo, como tú —dijo riendo y los escuchó bufar.
—Antes lo era —la rubia lo miró con curiosidad. —Amargado, supongo que por eso me gustaba el café así. Pero luego fui... más feliz.
—¿Eso lo reflejas con el café? —preguntó divertida y lo sintió reír contra su oreja. —¿Cómo te sientes?
—Estoy bien —le respondió con tranquilidad y ella jugueteó con los dedos de la mano que envolvía su cintura.
—¿Estás...?
—Si me preguntas si estoy seguro, juro que iré a buscar a alguien más que me convierta.
Ana se giró a él con una mirada de fastidio que lo hizo reír antes de darle un suave beso. La vampira ahora jugueteaba con el corto y castaño cabello en lugar de con los dedos del hombre.
—Yo... tengo algo que consultarte —murmuró y Charlie la miró con curiosidad. —Pero lo hare cuando vuelvas.
—¿Me dejaras tres días con la curiosidad? —le preguntó con diversión y ella se mordió su labio inferior. —¿Qué ocurre? —cuestionó suavemente, tratando que se lo diga.
—¿Recuerdas que Bree me llama...?
—Mamá, sí. Me lo dijiste —la miró con cierta confusión, pero espero.
—Bueno... Carlisle cree que por eso debería ser yo quien... la adopte —su esposo no parecía sorprendido. —Yo... no sé si pueda. No creo que sea una buena madre...
—Eres increíble, Ana —le dijo con seguridad y sintió los pulgares acariciar sus caderas. —Haz hecho un gran trabajo con tus sobrinos. Serás una asombrosa madre. Bree tendrá mucha suerte de tenerte.
