No espero más y corro a sus brazos para abrazarlo, lo cual él acepta de inmediato envolviéndome en sus brazos. Por último, deja un casto beso en mi cabeza que me tranquiliza aún más. Y sin separarnos, habla.

—Hoy tenía planeado llevarte a poner la denuncia, pero creo que ya no será necesario, él está muerto y...

Nos separamos cuando escuchamos unos pasos bajando por las escaleras y ahora, los recuerdos sobre todo lo que mi ma-, lo que Nora dijo, llegan a mí. Ahora entiendo por qué nunca me quisieron, ahora entiendo porque todos estos años me han tratado de esa manera. Yo no soy su hija y nunca me quisieron como una.

Ahmed se agacha y sin pedírselo empieza a ponerme los zapatos, lo cual agradezco apenas termina. Cuando se levanta, toma mi mano y deja un casto beso en ella. Vemos a las personas que tenemos al frente, los cuales se han quedado algo estupefactos por la acción de Ahmed.

Mi padre, o el que creía mi padre, es el primero que da unos pasos adelante en nuestra dirección. Pero, tras mi pequeño movimiento de incomodidad, se detiene.

—¿Puedo acercarme hija?

—Deja de decirle hija —interviene Nora desde atrás, mientras mis hermanas ríen—. Ella ya sabe que...—las tres se detienen cuando mi padre regresa a verlas.

Noto que Ahmed empieza a hacer pequeños círculos en el dorso de mi mano con uno de sus dedos. Y ese pequeño acto, me relaja.

La atención de mi padre regresa a mí.

—Entonces ... ¿Puedo?

Quisiera decirle que sí, pero no puedo. Tengo un poco de miedo y no entiendo muy bien la razón. Tal vez sea porque no quiero que me castiguen o me culpe por lo que pasó ayer, pues de seguro lo hará todo el pueblo cuando se sepa.

Niego con la cabeza y aprieto la mano de Ahmed, el cual entiende mi mensaje.

—Ya no debemos ir señor Aydin. Ella no quiere hablar ahora, ayer ya dijeron lo suficiente.

—Entiendo —asiente triste mi padre—. Yo solo quería hablar con mi hija —me mira.

—Si, pero ella no...

—Es sobre lo que te enteraste ayer —omite a Ahmed—, quiero que sepas toda la verdad. No quiero que te vayas de mi lado con las ideas que tal vez ya te has formado en la cabeza, porque créeme, no es como piensas.

Sé que necesito saber la verdad, sobre todo ahora que me voy para siempre. Antes de asentir, la voz de Issadora me detiene.

—Ya papá, déjala que se vaya —Nora y Charlotte la secundan—. No vaya a ser que Ahmed se arrepienta de tener una esposa que ya no es virgen y la deje con nosotros para siempre.

El último comentario hace que las inseguridades vuelvan a mí. Siento que tiene razón y me enoja. Odio que ella tenga tanto poder sobre mí solo con unas palabras.

—Cállate Issadora —le dice mi padre antes de regresar su atención hacia mi—. Si quieres no me acercaré a ti, solo quiero que sepas toda la verdad antes de que te marches.

Asiento de inmediato. Ahmed me pregunta al oído si estoy segura y le dejo en claro que sí pero que de todas formas espero que esté atento. Mi padre me invita al patio trasero y lo sigo bajo la mirada de odio de tres mujeres.

Ya en el patio, me siento en un banquillo y mi padre se queda parado frente a mí a unos cuantos pasos de mí que me hacen sentir segura.

—Para empezar, quería saber cómo estas —pasa nervioso la mano por su cabello—. Ayer..., no pude quedarme porque Ahmed me lo pidió, pero quiero que sepas que quería protegerte, de hecho, hoy pensaba ir a la estación a...

Se Paciente Conmigo |TERMINADA|Where stories live. Discover now