Luc ni siquiera levantó la mirada de su libro.

—Pregúntale a él.

Belfegor observó a Reese y este titubeó. No había visto los otros niveles del infierno.

"Eres libre de ir a donde te plazca" fue la respuesta que Luc le hizo llegar a través de su canal de comunicación cerrado. "Te reconocerán y te tratarán bien"

Entonces Reese dijo que le encantaría pasar por el infierno de Pereza.

—¿Te tengo que decir Su Alteza Reese cuando estemos frente a Su Majestad o no? —le preguntó Jordi apenas se vieron en la entrada al infierno de Belfegor.

—¡Claro que no! —replicó Reese, negando.

Pero, en su opinión, los mejores cambios fueron los paseos por la orilla del río del Edén y Luc sosteniendo su mano mientras Reese avanzaba junto a la línea del agua. Sentarse en el trono de Luc, con sus piernas pasando sobre el regazo del otro, al mostrarle unos papeles, comer en su cuarto hablando sobre la Tierra o cuando se cansaba después de un largo rato en el Purgatorio y Luc le rodeaba los hombros con su capa, le sostenía la cabeza y le pedía que se tomase un descanso con un tono suave que lo derretía y algunos besos convincentes por todo su rostro.

Reese dejó de dormir según su ciclo de sueño regular en la Tierra. Se adaptó a este ciclo, a este paso del tiempo y a la sensación de no estar cansado. Luc le dijo que el infierno era diferente y descansaría cuando se cansase, no necesitaba más. También se percató de que su piel a veces estaba más fría que de costumbre y podía pasar más tiempo sin comer y no se ponía en riesgo ni suponía algún tipo de consecuencia para su sistema.

—Son los cambios normales por la estadía aquí y la contaminación. Pierdes parte de los procesos humanos y son reemplazados por algo más cercano al ciclo de vida del demonio —le contó Lucifer. Estaban sentados en el trono, frente a frente, las espaldas contra los reposabrazos y sus piernas entrelazadas en el medio de ambos—. En esta etapa, todavía se puede revertir de forma temporal cuando te desprendas de la energía en la Tierra. Luego será parte de ti.

Tomando esto en cuenta, Reese viajó a la Tierra sólo en compañía de Hades la siguiente vez. Cambió la capa de Luc por su ropa casual y metió al pequeño demonio en su bolsillo. Uno de los asistentes de Hammón le mostró cómo abrir la puerta a la Tierra para que lo llevase a donde quería.

Reese aprovechó la ocasión para hacerle una visita a Ingrid. La encontró terminando su turno, le invitó una bebida y una porción de pastel y le presentó a Hades, lo que la hizo ahogar un grito y reír mientras jugaba con la criaturita entre los dedos y Hades no entendía cómo podían usar la palabra "tierno" para describir a un "ser del mal" como él.

—Maggie está muy cerca de cruzar —le informó Reese—, estamos completamente seguros. Te juro que esta vez sí. Luc y yo no pensamos abandonarla y nunca nos olvidamos de ella ni de ti.

Ingrid adoptó una expresión más suave, el pequeño demonio todavía entre sus dedos.

—Gracias —musitó—. ¿Ya ves? ¡Por eso le digo a la gente que Lucifer no es tan malo como creen! Pero insisten en que sueno satánica...

—Un poco, sí —admitió Reese, riendo.

—¡No sueno satánica! Mira, te lo mostraré...

Y comenzó a contarle la anécdota de la vez que vio a Luc salvar a un gatito.

—¿Un gatito? —repitió Reese, arqueando las cejas.

Ingrid asintió, bastante seria.

—Estaba en la calle y llovía y Lucifer dijo que podía tomarlo como fiero guardián en el infierno. Yo sólo lo vi como una excusa para llevárselo —Ingrid agitó las manos—, pero luego vi que sí que se convirtió en una cosa muy aterradora...

Soberbia (Pecados #1)Where stories live. Discover now