Reese no dudó en caminar al lado del arcángel, atrapado por la historia. Luc y Gabriel los siguieron de cerca.

—...porque por supuesto que el mundo todavía era relativamente nuevo y no nacimos sabiéndolo todo. Fue de los primeros serafines, ningún otro grupo de ángeles tenía cuatro alas hasta entonces y no podíamos explicarnos por qué el repentino deseo del Padre de añadirle esas dos, pero como los deseos del Padre no se cuestionan, lo que podíamos hacer era sostener las manitos de ese pequeño serafín e intentar descubrir cómo hacer para que sacudiera las cuatro alas al mismo tiempo en su forma más humana y no se convirtiera en una esfera brillante de luz que intentase quemarnos...

—Pero nos quemaba —añadió Gabriel— y a veces parecía que intencionalmente...

—Un serafín recién creado no tiene maldad, Gabriel —Miguel le contestó en tono distraído, como si fuese algo que le decía con frecuencia, y continuó hablándole a un enternecido Reese—. Fue la única época en que se veían por el Cielo pequeños serafines que no se cubrían siempre con sus alas, pero sí admito que hubo un par de accidentes, sobre todo cuando sus hermanos mayores lo sorprendían- y paf. Luzbel se convertía en una esfera brillante, por eso el Padre decidió darle ese nombre...

No fueron los únicos en reconocer el cambio en su relación. Los mini demonios que intentaron ayudar a Reese con la limpieza antes se mudaron fuera de su cuarto, y de manera colectiva, decidieron que el único que tenía derecho a acercarse y sujetarse de su dedo índice era el pequeño demonio de cola puntiaguda al que Reese decidió llamar "Hades". El resto lo observaba desde lejos hasta que Reese se riese y los invitase a acercarse.

—¿Tú eres Hades también? —le preguntó a Luc mientras jugaba con el pequeño Hades y él sólo se limitaba a observarlo desde su asiento—. ¿Es un personaje basado en ti?

—No exactamente —Fue la única respuesta que recibió, acompañada de un amago de sonrisa.

Los demonios de ceniza continuaron evadiéndolo en los pasillos y los demonios del sexo dejaron de acercársele y soltar risitas y bromas a su alrededor, aunque la súcubo que le dio la capa la última vez sí se atrevió a preguntarle si la había usado, si le gustó y si quería ayuda para aprender algo.

—¿No tenía algo raro esa capa? —indagó Reese, recordando lo que Luc le dijo.

Ella sólo sonrió más y se llevó el índice a los labios.

—No es nada malo. Nuestros poderes no son malos. Le puse un poco de energía que realzará su...atracción por ti, pero es algo que ya está ahí. Si no estuviese, no funcionaría. Nuestros poderes sólo funcionan con atracción y consentimiento de por medio.

Luego procedió a explicarle cómo aprendió a hacerla por su cuenta y la mitad del proceso era de energía y la otra no, hasta que Reese se sintió culpable por dudar de ella y ni siquiera probársela.

Entendió lo que quería decir cuando llegó a la sala del trono de Lucifer con la capa puesta, dio una vuelta y le cuestionó qué tal le quedaba. Él pensaba que estaba bien.

No se esperaba la parte en que era presionado sobre la mesa, con la capa a medio subir por el torso y un príncipe del infierno metido entre las piernas, pero no tenía quejas.

Reese salió de la sala pensando que debería preguntarle a Asmodeo por el nombre de esa súcubo.

Incluso la forma en que otros príncipes y sus asistentes lo trataban sufrió de un ligero cambio.

—¿Reese va a ir con nosotros? —Oyó que le preguntaba Belfegor a su hermano mayor, después de contarle sobre un asunto que tenían por resolver en otro de los niveles del infierno.

Soberbia (Pecados #1)Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα