Capítulo 18

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Sola, otra vez. Cuando volví a mi cuarto, Toby ya no estaba, así que me fui a dormir, dejando la comida en la cocina. De seguro que Perro se lo comió todo. Maldito gato, creo que debería cambiarle el nombre, da a confusión.
Al día siguiente, me levanté y me vestí con lo primero que encontré. Cuando iba a salir a comprar, me encontré de bruces con los agentes del estado,más serios que nunca y el psicólogo.
-Buenos días, iba a hacer la compra, ¿tendrá que esperar o me esperan ustedes?
-Dele el dinero y la lista al agente que se encuentra fuera, señorita ____tn, debemos hablar con usted muy seriamente.
Se me puso la piel de gallina, ¿se refería a Samuel? Obedecí y me acerqué a un agente joven, que me miró con cara de pena y me susurró un lo siento cuando comenzó su camino al supermercado. Eso me desconcertó, en demasía, pero entré en mi casa de nuevo. Estaban los tres sentados en el sofá del salón. Dos agentes y un psicólogo. Uno de los agentes aparentaba unos treinta años,era alto y muy musculoso, con el pelo castaño. El otro, era delgado y rubio, tendría más o menos la misma edad. Y mi amigo el Dr. Fanning, un señor muy mayor, canoso y escuchimizado. Era realmente estúpido, no le soportaba, pero no podía tratarlo mal porque está intentando ayudarme.
Descripciones a un lado, sigo narrando qué estaba ocurriendo. El doctor puso unas fotografías en la mesita de café, frente a mí. Dudé si cogerlas pero el agente rubio me las cedió. Eran fotos de Toby entrando y saliendo por la ventana, y de Samuel saliendo. Mierda, ¿cómo explico esto?
-¿Quienes son, señorita?- Preguntó el doctor.
-Este de aquí, -señalé a Samuel.- fue mi cita de anoche, se llama Samuel, trabaja en un café y conduce una moto sang yong plateada. El otro... No sé quién es. Los policías se miraron y asintieron. Joder, era muy inteligente, si les contaba que no conocía a Toby, un tipo que entra por mi ventana me pondrían seguridad, y podría librarme de él. O eso espero.
-¿Y se encuentra bien? ¿Su cita de anoche fue satisfactoria? No habías visto a ningún conocido desde que llegamos, me estaba preocupando. ¿Fue por voluntad propia o alguien le obligó?
-Me encuentro perfectamente, lo pasamos realmente bien, y ya tenía que ver a alguien. Me duele la desaparición de mi madre, pero no puedo pasarla sola el resto de mi vida.
El agente moreno me interrumpió.
-Le pondremos más seguridad por la noche, un sólo agente no nos sale rentable, porque ha estado expuesta a un peligro que resulta realmente grande. - Coge la foto de Toby y señala su cintura, de ahí colgaba un hacha.- No sabemos quién es, pero sabemos que es peligroso, pensamos que si hubiese estado sola, podría haber sido asesinada. Le rogamos precaución con quien anda, y que intente no pasar las noches solas, aunque vaya a tener policías haciendo ronda por su calle. -Asentí, comprendía todo lo que decían, se lo agradecía. Quizá, si Toby presentaba una amenaza real, les contaría lo de las cartas.- En fin, nos vamos. Tenga cuidado, nos pasaremos mañana por la tarde, adiós.
Y se fueron, me senté en el sofá pensando en todo lo ocurrido, cuando sonó el timbre. Abrí la puerta y era el policía que había ido a por la compra con muchas bolsas. Me ayudó a recoger toda la comida.
-¿Quieres que te invite a un café? - Le propuse.
-Si no es molestia. -Respondió, a lo que me puse a hacer un café, se lo serví y me senté en frente.
-Por cierto, ¿por qué te disculpaste antes?
-¿eh? Ah... Yo fui quién sacó las fotos. -Le Sonreí.
-Ah, no pidas perdón, me has salvado la vida.
La conversación se quedo ahí, sospechaba que al estar tanto tiempo sola estaba perdiendo mi habilidad social. El policía me dio las gracias por el café y se fue. Me volví a sentar en el sofá mirando mi móvil, vacío de mensajes. Quería llamar a Samuel, pero cómo lo hago, no me lo va a coger, no puedo explicarle por qué le eché anoche. Y menos por teléfono. Tendría que explicarle todo. Mierda, ahora desearía un amigo al que poder decirle lo que siento y me aconseje. Otro punto a favor para no llamarle era el miedo que tenía a que lo matasen. Mejor estaba lejos de mí.
Empecé a llorar, me sentía sola, no quería estarlo. Ahora mismo sólo tenía a ese maldito asesino y ni siquiera eso.

Cuando desperté, percibí un fuerte olor a tabaco. Me levanté y vi a una chica sentada en el sillón, con los pies sobre la mesa y, efectivamente, estaba fumando un cigarro. Odio que la gente fume. Me incorporé del sofá y me quedé mirándola. Era una chica de pelo negro, rizado y largo, pálida, de ojos marrones y labios pintados de un morado no muy fuerte, el cual se ajustaba a su tono del piel. Vestía una camiseta negra de tirantas y en sus brazos había ciento y la madre de cicatrices. Llevaba unos pantalones de cuero ajustados y unas botas altas blancas con cordones negros. Estaban realmente sucias, tenían barro.
-Sinceramente, me esperaba algo más. - Masculló, mirándome de arriba a abajo.
-¿Quién eres?
-La mala de esta historia.

Eres... ¿Como yo? (Ticci Toby x reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora