Capítulo dieciséis

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Namjoon guardó silencio y observó al mayor tan tranquilo como siempre. Seokjin no era idiota y sabía que buscaría algún beneficio de la situación, sin mostrarse escéptico aún cuando era de su propio hermano de quién hablaba.

—Haz asumido que necesito de ti, puedes sentirte libre de discutir el precio de tu ayuda, Seokjin.

Evadiendo el tema, ell moreno apoyó ambas manos sobre la mesa, se inclinó ligeramente hacia su acompañante y le llamó por su nombre detallando lentamente cada sílaba, letra por letra. Seokjin no perdió detalle alguno de aquellos labios carnosos que parecían disfrutar el pronunciar su nombre, ligeramente húmedos y altamente tóxicos, no le fue posible evitar suspirar ante la vista y solo así perdió el frío de su mirada.
La advertencia estaba escrita en sus ojos cuando no dudó en acariciar con su propio índice aquel sobresaliente tumulto de carne, comprobando así la humedad de aquellos labios de manera fugaz antes de sonreír ladino hacia el menor.

—No hay necesidad de adelantar los hechos querido, primero necesito saber a qué me enfrentó antes de ponerle precio.

Namjoon mantuvo la seriedad en todo momento, ignorando el ligero cosquilleo sobre su labio que dejó su mente libre de todo de una manera poco agradable y concentrándose en encontrar de manera involuntaria un indicio de debilidad en su hermano, un acto de autodefensa que se obligaba a realizar en contra de su voluntad.

—Conocí al nuevo dueño del estudio, charlamos más de una vez y aceptó los términos. Pero aún no hablamos de las condiciones.

El mayor escuchaba atento mientras volvía a degustar de su bebida, con simpleza pregunto:
—¿Cuál es mi papel?

Imitando sus acciones el menor comenzó a probar de su propia bebida y mantuvo su postura recta al sentir la mirada del Seokjin sobre él, el mayor examinó su expresión en busca de respuestas más detalladas a través de su lenguaje corporal, y aún sabiendo eso, Namjoon fingió no notarlo.

—Eres el hijo mayor del señor Kim —exclamó con seguridad, impidiendo con la exaltada emoción revelar por completo sus propósitos—, avalas en favor a la herencia, así será más fácil encontrar la información con rapidez.

Seokjin lo comprendió, guiándose por la falsa emoción comenzó a recrear los hechos en medio de escenarios no verídicos y atando lo poco que le brindaba Namjoon en medio de una de las tantas mentiras que el menor mantenía, claro que no estaba realmente consciente de aquello.
Y mientras el mayor sobre pensaba el asunto, Namjoon se mantuvo inexpresivo en medio de la tormenta de pensamientos que le inundaba respecto a todo. Las mentiras volvieron a hacer presencia en compañía de su mayor, no era la primera vez, pero nunca se sentía orgulloso de sus acciones.

—Entiendo mi papel, debes saber que es necesario conocer también tu posición —la tranquilidad con la que manejaba la porcelana en sus manos era brutalmente fría, luciendo metódicamente realizada y estéticamente acompañada de un aura centrada, ocasionando conflicto en menor al recordarle de sobremanera a su difunto padre—. Así jugamos los Kim, Namjoon-ie.

La calma que le provocó el bajo tono de Seokjin era algo a lo que no estaba dispuesto a acostumbrarse, le confundía al sentirse extremadamente calmado y peligrosamente amenazado al punto de estar cerca de la vulnerabilidad. Pero no sé permitiría caer en la engañosa manipulación del mayor, le había visto jugar y aprendió muy bien a no dejarse llevar por tal seducción.

—Park Namjoon, abogado del señor Kim.

Su tono se mostró tímido, cercano a la vergüenza, pero Namjoon siempre debía verse vulnerable con Seokjin para tener a su disposición el escondido pedazo de empatía que se encontraba en lo profundo de su ser, una jugada muy baja y asquerosa de su parte, pero siempre la más efectiva.

No muy convencido por lo dicho Seokjin sonrió con atrevimiento, encontrando algo de diversión a todo el ambiente formado en aquel local ya en mitad del día que le acompañaba, su consciente le advertía sobre la extraña petición de su pequeño hermano, pero no podía negar a su corazón a ayudar a tan hermoso ser.

—Jimin estaría feliz de escuchar a su hermano favorito autonombrarse como un Park —su postura se tornó más calmada permitiendo a su ser apreciar la vista panorámica del menor, agradeciendo a este por lucir tan natural aquel día, sin intenciones de impresionar y solo vistiendo elegante por gusto—. Aunque en tu lugar hubiera pensado en otro un poco más discreto, menos regular.

Namjoon sonrió al sentirse ligeramente atacado, no dejándose llevar por el acido humor del mayor decidió dar por terminado el almuerzo. No le resultó extraño a Seokjin quedar solo en su asiento, dejó en claro sus intenciones al continuar bebiendo alegre de su bebida mientras el menor sacaba el efectivo suficiente para dejar sobre la mesa. Aún sonriendo, Namjoon tomó su abrigo del respaldo del asiento y suspiró alegre al conectar su mirada con Seokjin.

—Esa es la información en general, no hay mucho por explicar pero te las arreglarás para lograrlo. —Namjoon sacudió su abrigo quitando las inexistentes arrugas de este, no apartó la vista de su sonriente hermano y se apartó un paso de la mesa, sabiendo que el mayor aceptaría aquello como una informal despedida por su parte.

—Siempre lo logro, Park Namjoon. —con un ligero asentimiento observó como el menor salía del local, mientras él continuaba bebiendo de la blanca porcelana.

Seokjin sabía lo que quería, la situación parecía tornarse a su favor y podía apostar toda su fortuna a qué lograría cumplir uno de sus tantos anhelos referentes al menor, uno de sus mayores secretos y el mayor de sus pecados.
Pero su calma no se prolongó lo suficiente cuando la pantalla de su móvil sobre la mesa comenzó a brillar anunciando una nueva llamada. Su mirada se mantuvo fría sobre el aparato, la escalofriante calma en sus acciones se mantuvieron al beber su bebida y el aura calmada que le rodeaba hace poco fue reemplazada por molestia e inseguridad a su alrededor.

Debía poner en marcha todo su plan si quería lograr su cometido, antes de que la tormenta lo alcance y su sueño no vuelva a estar tan cerca como lo estuvieron sus dedos a la tentación que tenía escrita su hermano sobre sus morenos labios.

[...]


El reloj comenzó a marcar a partir de las seis en punto cuando terminó de subir a su automóvil lo poco que llevaba consigo en tan largo viaje.
El edificio ya estaba frente a él cuando bajó del vehículo y tomó sus maletas del asiento trasero, el viaje desde el hotel hasta el estudio fue más largo de lo que imagino, pero al menos ya no tenía a Seokjin sobre él tratando de cambiar sus planes o de juzgar sus decisiones.

Con la tarde cercana a la noche asomando por el horizonte el se encontró parado frente al estudio del difunto señor Kim, Nam al fin había salido de las asfixiantes paredes del hotel y solo cuando estuvo por fin frente las puertas del lugar se pregunto qué sería lo que le esperaba dentro. Hoseok no había vuelto a llamarle y después de su encuentro con Seokjin decidió enfocarse solamente en la mudanza, así que desconocía por completo lo que encontraría en el lugar.

Después de haber hecho sonar el timbre espero paciente, con un simple bolso colgando se su hombro y unas pocas cajas esperando en el asiento trasero del vehículo estacionado frente a la acera. Se mantenía tranquilo, o al menos es lo que se obligaba a sentir cada que un revoloteo nervioso hacia irregular el latido de su corazón, y le aterraba no poder evitar aquello de solo pensar en el chico de cabello naranja, porque la traviesa juventud Hoseok lograba desubicarlo sin siquiera notarlo.

Sus pensamientos le distrajeron por un momento, pero su mente volvió a trabajar cuando la puerta principal fue abierta, pero no fue Hoseok quien se encontraba del otro lado, sino unos juguetones ojos gatunos.

—¿Abogado Park?


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Los errores los corrijo después

Por un momento olvide como se escribía dieciséis 🙃

Pero ✨Min Ñinñi

Calm Me Down [HopeNam/NamSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora