La Tradición Familiar.

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—Habitantes de Las islas hirvientes, les habla su rey,— El rey dará un anuncio especial, como en todos los años.
—Hoy en este día me gustaría llamar a todas las damiselas de mi reino al baile que se hará esta noche. Eso es todo.—
El rey terminó su anuncio mientras que cientos de chicas estaban celebrando.

Era oficial, el momento el que todas las chicas han estado esperando, el baile que se hará en el castillo del Rey Belos, ya que en ese baile las chicas más codiciadas tendrían la oportunidad para conocer y tal vez formar algo con el príncipe Hunter y ser la nueva princesa de las Islas Hirvientes.
Pero ahora habría un cambio, todas las damiselas podrían ir  al baile sin importar su clase social, mientras toda la gente estaba celebrando por eso, quien no estaba feliz de aquello era el príncipe Hunter quien ya estaba harto de hacer todos los años esta misma tradición.

—!Pero yo no quiero ir Tío Philip¡—  Respondió el pelirubio, quien ya estaba harto de tener que ir a la ceremonia.

—Tonterías Hunter, tienes que ir a la ceremonia, y que encuentres a nuestra próxima princesa y futura reina.— Su tío respondió de la manera más simple que se le pudo haber ocurrido.

—Pero, ¡En todos los años siempre ha sido lo mismo¡—Hunter dijo con frustración y prosiguió.
—Cada año tengo que conocer a cada chica rica de todas las islas hirvientes, pero todas son... Insoportables, ¿No podría buscar a la chica ideal para mi por mi cuenta?— El pelirubio preguntó como si fuese la cosa más obvia del mundo.

—Ya te dije que eso no puedes hacerlo, tienes que seguir con la tradición de la familia, además, es lo que tú padre en vida habría querido. Así que no quiero más lloriqueos de tu parte, y vístete, que pareces un pordiosero— Philip prosiguió.
—Además, no sólo he invitado a las mujeres más ricas de todas las islas, sino también invite a todas las damiselas de todas las islas hirvientes. — El rey terminó la frase y se dirigió a la salida de la habitación del príncipe.

—Los preparativos estarán listos, Tienes 30 minutos para arreglarte, y... Lleva un antifaz.— Belos se fue de la habitación sin más que decir.

El pelirubio soltó un largo suspiro y saltó sobre la cama para hacer un berrinche, como siempre solía hacer.
—¡AAAAHHHG¡ Genial, ahora no solo tendré que soportar a las chicas ricas y prepotentes de las Islas, ahora tendré que soportar a las pueblerinas de las Islas, que genial— El pelirubio dijo con frustración y pesar.

Sin saber que del otro lado había alguien que lo estaba mirando.
Así es, era la mascota preciada de Hunter, Flapjack.
Flapjack hizo sonido para decirle a su compañero que visto su escena de berrinche.
—¡Flapjack¡ Aquí estás pequeño pero, ¿Como fue que escapaste? Sabes que mi tío te podría atrapar y encerrarte para siempre— Hunter le recordó a su mascota que debe tener cuidado, ya que a Belos no le gusta tener mascotas dentro del castillo.

El ave miró a su amo con ojitos de tristeza y siendo regañado, cosa que eso es su punto más débil del gran príncipe porque no puede resistirse a apapachar a esa pequeña ave.
—Aww, es difícil regañarte cuando pones esa carita, pero también es bueno ver que te escapas de la jaula de la guardia Noceda para venir a verme, por cierto ¿Donde está? — Su respuesta fue respondida por si misma por la caída de una armadura, que estaba detrás de la puerta.
—Oh ahí está, pase. — Hunter llamó al que estaba detrás de la puerta quién entró rápidamente en la habitación.

—Oh, aquí estás pequeñín, ¡Ven con mamá¡, oh, hola Hunter. — Luz no se había dado cuenta de que se encontraba Hunter ahí.
De hecho Luz es quien cuida las mascotas que Belos no deja tenerlos y hasta ahora tiene un santuario que por cierto Hunter es quien lo financia.
—¿QUÉ HACES AQUÍ NOCEDA? —Gritó el joven molesto de ver a Luz en su habitación, además de que estaba mal vestido.

El caballero de las Flores y el príncipe solitario. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora