Capitulo 1

53 4 7
                                    

El arrogante sonido de mi alarma me taladraba los oídos desde bien temprano. No quería salir de la cama pero si seguía así llegaría tarde; y seguro que ya iba con el tiempo pisándome un poco el culo, como siempre... No tenia ganas de ir, simplemente sabia que me sentiría peor en el instituto, aunque estar en casa tampoco me hacia sentir mejor pero al menos podía seguir durmiendo y sin recordar nada. No dormía por placer. Bueno en realidad si:  me hacia olvidarlo todo y desconectar. No me gustaba dormir, pero si no lo hacia seguiría siendo consciente de todo, viendo como moría lentamente. Estaba entre la espada y pared y no tenia ninguna escapatoria. 

Con mi cuerpo mas muerto que vivo fui hacia el baño y me di una ducha que consiguió despertarme un poco. Con el pelo chorreando y descalza, hice la carrera de todos los días: cruzar el pasillo del baño a mi habitación sin que nadie me viera y sin resbalarme. Tarea fácil pero estúpida, ya que una toalla envolvía mi cuerpo y si me veían no iba a ser mi cuerpo desnudo. Lo de no resbalarme lo tenia mas difícil, contando con mis reflejos y con que el suelo de casa resbala de por si, pero no me importo. Me puse una sudadera gris y unos mum jeans. Me resalte un poco mas los ojos, echándome un poco de rimel. No sabia con exactitud que color era. Una extraña mezcla entre azul y verde. Los mire con atención, pensando como las cosas tan pequeñas siempre resaltan mas; y baje las escaleras a toda prisa para pillar algo y marcharme. 

-Renacuaja.- dijo mi padre como saludo cariñoso, ya estaba en la mesa desayunando. Siempre me llamaba así.

-Jefazo.- le mire por encima del hombro y pude ver su sonrisa mientras que me hacia un café. Como de costumbre, me lo bebí en silencio. Salí de mi trance y empece a escuchar a papa a mitad de conversación. Estaba hablando de cosas pendientes que el tenia que hacer en la cochera cuando me di cuenta de que ya me había terminado el café.

-Me voy ya.- me eche la mochila al hombro y me agache para besarle la mejilla y desearle un buen día. Se lo merecía.

-El día en el que te seques el pelo seré el hombre mas feliz del mundo.- como siempre refunfuñando, siempre me decía lo mismo cada vez que llevaba el pelo mojado. Pero le adoraba de igual manera.

-Yo también te quiero.- no me dio tiempo a terminar la ultima palabra porque ya había cerrado la puerta a mi paso. 

El trayecto al instituto de 15 minutos andando eran como el aliento de cada mañana. Tan solo con ver el amanecer y con ir con mis cascos escuchando música y yo ya era feliz. No necesitaba mas. No necesitaba a nadie mas, y por eso me gustaba la simpleza de ese gesto. Como antes he dicho: las cosas pequeñas siempre resaltan mas.  'Another Love' empezó a sonar y yo disfrute de la soledad de esa canción; y de la soledad del momento en general. No es una canción feliz ni para sonreír, pero yo sonreí al saber que me he sentido identificada con su letra una y otra vez, y que a pesar de todo es lo que nunca me ha soltado. La música era lo único que nunca se había ido y me sentía feliz por aferrarme a esta.

La entrada del instituto ya estaba abarrotada de gente cuando yo llegue. No solía saludar a mucha gente, y si me paraba a saludarte o te sonreía te deberías de sentir importante porque no me gustaba para nada saludar, y menos temprano y a gente de mi instituto, a gente desconocida. Jade alargo su mano en forma de saludo, y yo fui hacia ella. Estaba con su grupo de amigos y con su pareja, y por no molestar mucho solo me acerque un poco.

-¡Liiiiil!- me abrazo y ese abrazo me hizo querer estar siempre a su lado. Jade es de esas personas con la mayor amabilidad del mundo, y por mucho que no quieras siempre termina sacándote 1 o 100 sonrisas.- ¿Como estas? 

-Ahí voy,  supongo.- hice amago a que me quería ir ya, intentando irme de su agarre, pero fue imposible.

-No te vayas, quédate un rato mas y estas con nosotros.- lo dijo y antes de que pudiera reaccionar me metió en el corrillo con sus amigos. La única persona a las que conocía allí era a Jade y a Will, dos de mis mejores amigos y aun así Will todavía no estaba allí. 

Perfecto. Estaba en un grupo de 5 personas a las que no conocía de nada y solo podía sonreír y fingir normalidad por cortesía. Me reía lo mas bajito posible si decían o hacían algo que me resultaba gracioso y estuve bien con eso los 20 minutos que estuvimos allí. Will llego y puso la misma cara de sorpresa que yo al verme allí. 

-¡Sosiiia!- yo solo reí y fui a saludarlo, y como no me pegue a el para contarnos de nuestra gilipolleces y tonterías. Un chico de desconocido nombre se unió a nosotros y empezó a hablarme como si me conociera de toda la vida o como si no estuviera. No lo sabia muy bien, y no sabia muy bien como afrontar aquello, así que solo asentía y decía pequeños comentarios. Note en su mirada un pequeño brillo que me hizo sonreír un poco, me encantaba ver el brillo de las miradas en la gente y ni siquiera lo conocía. El timbre que anunciaba el inicio de clases sonó y cada uno se fue a su clase. 

Fue esa mirada la que empezó todo. La mirada de 2 extraños que lo cambio todo. Irónico que una pequeña gota de gasolina pueda hacer que todo arda, ¿no?

Casualidades prohibidasWhere stories live. Discover now