Realmente no me importaba el trato que había hecho con Albus, me conformaba con que no nos atraparan.

—Oye.

Su suave voz me hizo desviar la mirada hacia ella, quién se posicionaba frente a mi me tomaba de los hombros con cariño.

—Será sólo un buen rato entre compañeros y amigos, te vas a divertir. —sonrió, ladeando la cabeza— Deja de pensar en lo que podría pasar, porque eso mantendrá tu cabeza ocupada toda la noche.

—Sabes que mi padre...

—Va a querer asesinarte si se entera, sí. —hizo una mueca— Pero él no está aquí. Deberías empezar a escuchar las palabras de Scorpius; piensa en ti y no en los demás.

—Suena tan fácil. —me quejé.

—Y será más fácil cuando comiences a trabajar en ello. —me dio un apretón— Ahora, mentón en alto, espalda recta, hombros un poco hacia atrás y mente vacía.

Sus palabras me hicieron sonreír, y cuando notó ese gesto en mi, me dio un suave abrazo.

Su cabeza se apoyó en mi hombro, y yo hice lo mismo para que comprendiera que ese abrazo tan sincero lo estaba esperando hace mucho tiempo.

Aunque debía reconocer que me estaba sorprendiendo que Némesis fuera tan afectuosa.

—Bueno, voy al baño. —dijo al separarse— Los chicos dijeron que vendrían hacia acá, así que pueden llegar en cualquier momento.

—Tranquila, ve. —le di un suave empujón.

Cuando ella avanzó hacia el baño de la habitación, yo me dirigí a mi cama para poder recostarme, tomando el peluche para abrazarlo mientras me acomodaba.

Podía escuchar algunos murmullos en el pasillo, que se iban haciendo cada vez más silenciosos cuando suponía que iban bajando las escaleras a la sala común.

Se notaba la emoción en todos; incluso en la mañana. Era probable que les gustara ese ambiente, les hacía sentir bien y más relajados, pero consideraba que podían realizarse en otros lugares que no fuera Hogwarts.

¿Iba a poder convencerlos? No.

—¡Lola! —escuché el grito de Némesis desde el baño— ¿Me prestas tu brillo labial?

—Sí. —respondí casi de la misma forma, acurrucándome sobre el colchón.

Y cuando mis ojos iban a cerrarse al encontrar la comodidad y el abrigo que brindaba mi cama, la puerta de la habitación se abrió.

Gracias a ésto, el ruido del exterior se hizo un poco más intenso que antes; en pocos minutos comenzaría la fiesta planeada.

De todas formas yo le dije que... —se quedó callado— ¿Ves? Yo sabía.

El tono de reproche que utilizó Albus me hizo fruncir el ceño, alzando la cabeza a la vez para poder observar de mejor manera a los dos chicos que estaban ingresando.

Scorpius cerró la puerta, apoyándose en ella para observar cómo Albus se acercaba a mi.

—¿Qué haces? —preguntó.

SUNFLOWER | Harry PotterWhere stories live. Discover now