kiba

7.9K 404 18
                                    

uno: ¿Con Kiba?

By

Duele.

Incluso partes que jamás habían dolido en su cuerpo empezaron a palpitar de dolor. ¡Oh, mataría a Tsunade Shishō! Aun cuando su cuerpo tambaleante no podía sostenerla. ¡Lo intentaría! Pero después, ahora tenía que descansar o estaba segura que en menos de dos horas alguien tendría que ir por ella a la funeraria y si tenía algo de buena suerte, solo al hospital.

¿Dónde estaba Sasuke cuando lo necesitaba? Tenía que aparecer en momentos inoportunos pero cuando uno ansiaba su presencia este parecía hacerse polvo. Irónico ¿no?

Gimió de dolor cuando uno de sus pies casi cede al peso de su cuerpo y ella tuvo que hacer un esfuerzo sobre humano para mantenerse erguida. Maldición, Uchiha, solo pedía un poco de atención cuando ella deseara. ¡Únicamente cuando deseara! En un momento le pareció ver una mecha de color negro sobresalir por la pared de madera que bordeaba el camino. Frunció el entrecejo ante la idea. No podía ser quien creía que era. ¿O sí?

Sasuke apareció en cuestión de pocos segundos, al notar la presencia de la chica este le miró extrañado.

—Te ves fatal —se dedicó a apreciar recorriéndole con la mirada.

Señor, ¿no podía romperle el rostro? Ese perfecto y esculpido rostro. ¿Tan malo sería una nariz rota? ¿Un ojo morado? Creyó que sí, por lo que reprimió el gusto ante la idea.

—Entrenaste con Tsunade.

Asintió.

—Te acompaño a casa —informó.

¿Qué la acompañaba? Compañía, ella no quería compañía, ella quería que le cargaran y le mimaran. Si deseaba compañía había tenido de sobra en la aldea de quienes le miraban y preferían no intervenir por su bien propio.

Compañía.

Ella quería a alguien más considerado con ella, ¿es que no veía que apenas podía sostenerse en pie?

—Estás enfadada.

¡Se acabó!

—¿No puedes hacer una pregunta por lo menos? ¡Deja de suponer!

—No supongo, afirmo. ¿O es que me he equivocado?

El rostro de la mujer se tornó rosado, tanto como su cabello, luego, pasó al fuerte rojo escarlata mientras se decidía entre golpear a su novio o dejarle con vida. O seguridad física.

—No —respondió entre dientes—, no te has equivocado y, no, no quiero que me acompañes. Gracias. Como verás, puedo caminar sola.

Nótese el sarcasmo…

—Como quieras —le restó importancia, dándose media vuelta de su camino, pasó de frente a la chica y siguió su camino a quién-sabe-dónde mientras dejaba a una Haruno con la boca abierta y el rostro pálido.

¿Cómo quieras? Tenía que haber oído mal. O es que había oído bien y Sasuke se había confundido en pronunciar esas palabras. Pero, eso no explicaría su marcha, como si nada, de su lado. El rostro de ella volvió al rojo escarlata mientras refunfuñaba sobre novios desconsiderados.

Siguió su camino a duras penas y cuando creyó que no podría dar un paso más y que, llegar al final del pasaje habría sido lo último que su cuerpo daba, un perro la tumbó de espaldas, cayendo sobre ella y ella sobre el suelo. Gimió de dolor, si es que no había gritado. Para este punto ya no estaba segura si escuchaba bien las cosas o no.

—¡Eh, Akamaru! Lo siento, Sakura. Está algo inquieto hoy.

Kiba apareció de entre los arbustos para colocarse a su lado y sacar a Akamaru con delicadeza. Le ayudó a pararse con mucha menos consideración que con su perro y ella gimió de dolor nuevamente.

—¡Qué mal! ¿Te sientes bien?

No, idiota, no me siento bien.

Pero debía apreciar esa tonta, pero aun así, pregunta que le había hecho su camarada.

—Estoy que muero. —lloriqueó.

—Nē; yo estoy paseando a Akamaru, si quieres puedo llevarte a casa.

La chica pareció haberse renovado en ánimo, porque en apariencia seguía más pordiosera que nunca. Le sonrió, Kiba si era amable, no como el bruto de Sasuke. Asintió con todas las energías que le quedaban e Inuzuka le ayudó a subirse encima de aquel canino.

Akamaru tenía el pelaje muy suave y se sintió muy cómoda sobre él. Se recostó en su melena apoyando la cabeza en sus manos cruzada y los tres empezaron el camino a su casa. Durante un minuto, tuvo la incómoda sensación de ser terriblemente observada.

Continuará...

Los celos de elWhere stories live. Discover now