rock lee

5.7K 388 75
                                    

Celos

dos: Con Rock Lee

By


Caminó lo más altanera que su cuerpo aún adolorido podía; siendo seguida por un terriblemente serio azabache quien con las manos en puño enterradas en los bolsillos de sus pantalones esperaba una respuesta a sus interrogantes.

—¿Y bien? —Preguntó, con un tono frívolo— ¿Por qué estabas ayer con Inuzuka?

—Porque Kiba-kun me ayudó —respondió con tranquila sinceridad.

¿Kiba-kun? Aquel nombre se repitió en la perturbada mente del Uchiha junto a una horrible enfatización utilizada en el sufijo que agregó. ¿Desde cuándo 'Kun'? ¿Kiba-kun? ¡Ese molesto y estúpido sufijo solo lo utilizaba con él!

—Cuanto respeto por un idiota. —espeta con ironía.

—¿Idiota? ¡Kiba me ayudó cuando lo necesitaba! ¿Y tú? ¿Qué hiciste tú? ¡Te largaste sin importar nada! —reprochó indignada.

—Me dijiste que estabas bien.

—¡¿Me creíste?!

—¡¿Me mentiste?!

—¡Esto no es sobre mis valores morales! ¿Es que, enserio, tenía que dramatizar tanto? ¿No veías que apenas podía sostenerme en pie?

—Veía que caminabas, estabas respirando y para mí eso basta.

¡Oh! Tan romántico el muy hijo de perra. ¡Tan romántico! Sakura le miró con una vena palpitando en su cien, jurando que cuando tuviese las fuerzas necesarias le golpearía en los bajos lo más fuerte posible.

¡Oh! Si rompía como mierda el suelo por donde la gente caminaba, imaginar un poco de testículos. ¡Ja!

—Ya que no me quieres, me largo —enfurruñada, salió dando trotes, alejándose de un enfurecido azabache. Sintió la fuerza obligar a su cuerpo voltear ante el firme agarre del moreno.

—¡Aún no me has respondido la puta pregunta!

—¡Qué te la responda tu abuela!

Sasuke esquivó uno que otro golpe por parte de su querida novia antes de rendirse y soltarla. Bien, puede que cuando se le pasasen los aires a ambos podrían hablar como dos personas racionales, en vez de tratarse como animales. ¡Mierda! Pero quien no se salvaría de esta sería Inuzuka Kiba, aullaría como el perro que era.

Sakura por su lado empezaba a sacar vapor por los oídos, o al menos eso creía, si es que no lo sacaba entonces corría el riesgo de que su cabeza explotara por la ira. ¿Quién se creía? Vale, era Sasuke, eran novios, tenía sus momentos de romanticismo. Pero seguía siendo tan antipático como siempre y eso le jodía la existencia. ¿No había maneras? No, salvo que saliesen a la calle teniendo sexo. En eso si habían muchos momentos de sentimentalismo.

Se sonrojó de inmediato.

¡Basta! El ser sinvergüenza para otro momento.

Sonrió con algo de malevolencia al recordar la reacción de Sasuke, injusta, pero por su lado debía aceptar que su novio estaba arratonado por los celos. ¿Entonces? Si había una forma de hacerlo cambiar aunque sea un poquito, le sacaría canas antes de tiempo.

—¡Sakura-san! —auscultó a sus espaldas cuando apenas había recorrido una cuadra lejos del Uchiha. Sonrió. O el destino quería ayudarla o era jodidamente suertuda.

Lo siento, Lee-san. Pensó antes de girar a atenderle.

—¿Lee-san? ¡Qué bueno verte! —expresó con demasiado entusiasmo— ¿puedo ayudarte en algo?

Sintió una aguda mirada en su espalda.

Mierda…

Es que era tan excitante hacerle enojar. Lee se ruborizó inmediatamente, puede que algo emocionado porque ella le haya hecho caso. Sí, era lo más probable. El chico alzó sus gruesas cejas.

—Sakura-san, yo… —el rubor aumentó.

—¿Sí, Lee-san? Pídeme lo que quieras.

Mierda… el escalofrío en su espalda aumentó. Sasuke le mataría, pero él sufriría primero.

—Sakura-san —musitó, conmovido— ¡Sakura-san, le pido que me acompañe al festival!

—¡Por supuesto, Lee-san! —con una gran sonrisa en el rostro le correspondió durante unos segundos, antes de observar con más detenimiento la figura escuálida de Rock Lee con la mitad del cuerpo inclinado hacia adelante, en una reverencia. Oh, mierda.

—E-espera… Lee-san.

—¡Muchas gracias por aceptar, Sakura-san! Le prometo que no se arrepentirá —juró con solemnidad, luego de hacer otra reverencia, el muchacho desapareció de su vista. Aquel escalofrío que sintió antes aumentó, pero la mirada penetrante desapareció siendo reemplazado por una respiración, irregular por la ira contenida, detrás de ella.

Joder… Jo-der.

Una rencorosa y escalofriante voz, penetró hasta sus tímpanos despertando cada terminación nerviosa de su cuerpo.

—Y yo te prometo: que quien se arrepentirá… será él por haberte invitado.

Continuará…

Los celos de elUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum