II. Tu presente I

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- Tn pov -

- ¡¿Qué hiciste?! ¡¿Por qué lo hiciste?! - Me sorprendí al escucharme gritar con tanta fuerza. Ni siquiera le di importancia al arma que me apuntaba a la cabeza dentro de ese lugar tan oscuro. Sentí miedo y sorpresa ahogando mi garganta mientras al ver esa figura masculina a contra luz. Ni siquiera podía reconocer su postura. - ¡¿Qué mierda estás pensando...

- No quiero que la historia se vuelva a repetir. - Cortó mi enojo, ese hombre, en un tono lleno de tristeza, parado frente a esa gran puerta que iluminaba a ese lugar tan oscuro. Me di cuenta de que nunca había escuchado esa voz. - Quiero ser feliz.

Me congelé por la desesperación que sentí en mi cuerpo y lloré con fuerza por la frustración, como si conociera a esas dos personas asesinadas detrás de ese hombre lleno de tristeza.

Cuando quise gritar, sentí el fuerte olor a madera mezclada con el inconfundible olor a sangre...

- Entonces....

Abrí los ojos rápidamente al escuchar la voz de uno de mis compañeros por primera vez. Lo miré para ocultar que había caído rendida al calor al dormirme por unos segundos. Sentía mis ojos tan pesados.

- ¿Por qué viniste a trabajar a este lugar? - Comenzó, finalmente, luego de varias horas desde que empezamos el viaje. - Me sorprende que solo hayan aceptado a tres este año, usualmente suelen ser cerca de diez.

Tratando de distraerse del sofocante calor que inundaba al camión, causado tanto por el sol del mediodía y por el inexistente flujo de aire que había dentro del camión. Escondió su mano debajo de sus mangas para disimular y, con la otra, se limpió las gotitas de sudor de su frente y debajo de la nariz. Suspiró con preocupación y volvió a mirarme con sus característicos ojos de distinto color.

Azul y verde.

- Es una prisión llena de criminales peligrosos, - dijo sonriendo. - una chica no debería venir a estos lugares, es decir, deberías ir a un lugar más tranquilo.

Aguanté el sudor caliente de mi cuerpo e intenté ignorar el cansancio que sentía; pero la persona frente a nosotros, la chica de pelo turquesa, no dejaba de mirar con recelo al chico de pelo blanco.

- ¿Y por qué viniste tú? - Ataqué con una pregunta. - Eres alto, pero no tienes fuerza muscular, tienes el cuerpo de una dama rica. Podrías vestir como chica y seguramente nadie se daría cuenta.

La chica de pelo turquesa soltó una risa que quiso ocultar, pero fue inevitable. Todos dentro de ese camión militar la escuchamos.

Admito que era la primera vez que veía a una persona de pelo blanco cara a cara, incluso su pelo blanco que, en lugar de hacerlo ver mayor, lo hacía ver más joven y más energético que mis compañeros anteriores. Que envidia.

¿Podría teñirme el pelo blanco?

No.

No debía pensar en cosas superficiales. Las personas de pelos blancas, siempre eran y serán las más discriminadas, por la sociedad, solo por ese estúpido mito de los dioses y bla, bla, bla. Yo seguía pensando que era una estúpida excusa para no renegar de las castas y ser feliz. Ugh, detestaba esa manera de pensar.

- ¿Y ser llevado a esa prisión con ropa blanca y negra, sin poder volver a casa nunca más? No, gracias. - Me contestó lanzado una leve risa sarcástica. Apenas pude notar que se había cruzado de brazos y frunció el ceño por la oscuridad del camión al no tener ventanas, solo una puerta reforzada. - Prefiero ir a esa prisión usando un traje negro y una pistola, y salir con el cargo de un ciudadano...

- ¿Y volver con mucho dinero para envejecer en paz con tu familia? - Le completé con una pequeña sonrisa. Me ventilé con mi mano por un poco de aire frio, pero el calor solo me daba un aire caliente y sofocante. - Mi deseo también es ser feliz.

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