Capitulo 50. El destino así lo decidió.

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Max no quiere ser tocado por Decker, no quiere volver a verlo, no quiere volver a escuchar su nombre, no quiere regresar a ese infierno.

—Suéltame... —Murmuro muy bajito, casi como en una súplica, y con sus brazos y su poca fuerza, comenzó a forcejear buscando instintivamente alejar a Decker.

Le da asco.

Le asquea cada vez que siente la simple respiración de Decker rozando su oreja, su mente lo hace recordar esa fatídica noche y la hirviente respiración de Decker chocando contra oreja en forma de jadeos, soltando gruñidos calientes de excitación, maldiciones y gemidos ocasiónales mientras empujaba sus caderas en un tortuoso vaivén.

No puede dejar de relacionar cada acción de Decker con esa noche en la que lo violo. Simplemente, no puede perdonar y olvidar algo tan horrible.

—¡Suéltame, suéltame, por favor! —Grito con tanto temor en sus palabras que provoco que Decker se alejara rápidamente creyendo que lo había lastimado —No me toques más... No más, ya no más...

Chillo con la voz rota mientras se alejaba lo más que podía, incluso si ya había chocado contra la pared y no había lugar hacia donde alejarse.

—Está bien, lo siento yo-

Y se detuvo en seco al recordar una cosa, un detalle que había olvidado mientras se retorció de Felicidad; Max está embarazado...

Con su mente perdida en mil preguntas que busca contestar el mismo, extiende su mano derecha y la aproxima lentamente hacia ese estómago abultado que parece que pronto desaparecerá.

Decker está seguro de que ese bebé está a unas cuantas semanas de nacer y se siente eufórico.

—El bebé... ¿De quién es ese bebé? —Con su ego herido y el corazón palpitando al máximo, el alfa exige una respuesta pronta.

Se siente extraño, como si algo le dijera que ese pequeño bebé es de él. Cómo si la sangre lo llamara.

—¿Es... ¿Es mío?

Pero Max no respondió.

—Max. ¡Max, mírame! —Gruño con furia en sus palabras y sostuvo el antebrazo derecho con su mano, como si quisiera jalarlo y alejarlo de su zona de confort, de la zona en dónde se siente seguro.

Grave error.

—¡No me toques!

Exclamo Max con la voz temblorosa tratando de soltarse del agarre de Decker, no quiere que lo toque, no quiere que le haga daño a él o a su bebé.

Sabe perfectamente que siempre y cuando esté con Decker, saldrá lastimado.

E instintivamente, llama a su Alfa.

—Fletcher... Fletcher ayúdame.

Chillo en un susurro mientras se hacía bolita en el suelo, importándole poco el burbujeante dolor en su brazo que dolía casi como mil piquetes de avispa clavarse sin piedad, solo que... El dolor no desaparece, no se detiene y su brazo sangra sin detenerse, al punto que comienza a sentirse mareado.

—¿Fletcher...?

Decker, molesto por aquella respuesta, siente su sangre hervir con furia. ¿Por qué Max estaba llamando a Fletcher en este momento? ¿Por qué el nombre de ese bastardo sale tan naturalmente de la boca de Max? ¿Quién diablos es Fletcher en la vida de Max?.

—¡¿Por qué demonios dices su nombre?! —La poca paciencia de Decker finalmente se esfumó —¿Acaso este bebé es de él?

La manera tan brusca en que lo dijo causó temor en Max durante un instante. Pero luego, de algún modo, tomo valor y contestó.

¡No Me Lastimes!Where stories live. Discover now