Prólogo

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POV Monserrat

Mi nombre es Monserrat Greene y tengo diecisiete años. Mi vida es bastante normal o al menos lo era. Tenía un hogar sano con unos amorosos padres, me iba bien en la escuela, tenía un buen grupo de amigos y también un novio que me quería. Todo estaba en su lugar, todo era como debía ser. Pero de un momento a otro las cosas dieron un giro inesperado por no decir perverso.

Por ahora sólo diré que sí estás esperando la típica historia de romance adolescente, te advierto que está historia está muy lejos de serlo. No sabría decir con exactitud cuando empezó todo pero desde mi punto de vista inicio un lunes a principios de febrero.

El día había empezado como cualquier otro; tenía que ir a la escuela por lo que me levanté y fui a desayunar. Mi papá ya se había ido a trabajar por lo que sólo estábamos mi mamá y yo. Comí algo rápido, dado que no quería llegar tarde a clases, me despedí de mi madre y salí de la casa.

Había quedado en verme con mi amigo Cameron, qué además también era mi vecino, por lo que no me sorprendí al encontrarlo afuera esperándome.

—¿Qué tal Cam?— le pregunté.

— Todo bien, aunque estaba a punto de irme sin ti— bromeó.

— Eso no te lo crees ni tú— sonreí.

— Mmm tienes razón— al final él también sonrío.

Seguimos hablando de cualquier cosa hasta que llegamos a la escuela. Caminamos por el patio hasta que encontramos a nuestros amigos

— Buenos días, chicos— salude a mis amigos.

—¡Amor!— exclamó Jacob, mi novio.

Me tomo de la cintura y me dio un beso rápido, dado que después de todo estábamos en la escuela y las demostraciones de afecto no eran bien recibidas.

—No se come dulce tan temprano— nos dijo Brenda en tono de broma.

—Muy graciosa— le dije.

— Sólo no quiero que les llamen la atención— respondió ella con simpleza.

— Claro— respondí no muy convencida— . ¿De qué estaban hablando antes de que llegáramos?—  pregunté.

— De mi fiesta de cumpleaños este sábado— respondió April— será en mi casa y espero verlos ahí.

— Genial, April—  contesté—. ¿Cómo a que hora?.

— A partir de las cinco— respondió Gabe mientras le pasaba un brazo por los hombros a April.

—Ahí estaremos— les aseguro Cameron.

Seguimos hablando otro rato y luego cada quien se fue a su clase. Me tuve que sentar sola ya que a primera hora no me tocaba con ninguno de mis amigos, así que para no aburrirme me puse a escribir frases sin sentido en mi cuaderno.  

—Disculpa ¿esta ocupado este asiento?— preguntó una chica rubia y bajita, que seguramente era nueva.

—No, puedes sentarte— le respondí.

—Soy Jane Edwards— se presentó.

—Me llamo Montserrat Greene, puedes decirme Monse— le sonreí.

— Bueno, Monse, espero que nos llevemos bien— dijo tierna.

— Yo también lo espero, Jane— le respondí serena.

Jane me contó que se acababa de mudar de Boston, debido al trabajo de sus padres, entre otras cosas, antes de que comenzará la clase. La verdad me cayó súper bien, era muy entretenido hablar con ella. Compartimos unas cuantas clases más, en las que coincidimos con mi grupo de amigos, así que no dude en integrarla y así hacerle más llevadero su primer día

En fin en la clase de matemáticas mientras estaba ocupada copiando unos ejercicios la profesora decidió pasar a algunos alumnos a la pizarra. Uno de ellos eran un chico bastante peculiar. Lo único que sabía de él era que se llamaba Félix Harford, siempre se sentaba al frente en todas las clases, además de que se la pasaba solo; no hablaba con nadie o al menos eso creo, ya que nunca lo había visto hablar con nadie más que no fuera un profesor. Lo admito me daba curiosidad, pero hasta ahí, sí a Félix no le gustaba sociabilizar eso ya era cosa de él. También estaba el hecho de que había ingresado a la escuela hace un año y que ya debería estar en la universidad pero había repetido el curso, por alguna razón que aún desconocía. No era que no fuera aplicado en las clases, pues era muy listo, por lo cual se le hizo muy fácil resolver el problema de la pizarra.

Al final quite mi mirada de él porque perder el tiempo especulando sobre la vida del marginado de la clase, me estaba distrayendo, así que volví la vista a mi cuaderno y me concentre en resolver los ejercicios. Después de la clase nos juntamos todos a la hora del descanso. Me alegro que a mis amigos les cayera bien Jane, quizás hasta se volvería miembro permanente de nuestro grupo. Tomé un sorbo de mi juego y fue cuando sentí a Jacob entrelazar sus dedos con los míos.

— Las clases se me hacían eternas— se quejó.

— Eso fue porque estabas desconcentrado— dije para molestarlo un poco.

— Estaba desconcentrado porque pensaba en ti— contestó al tiempo que me sonreía de forma coqueta. Baje la mirada ocultando mi sonrojo.

—Me va a dar un coma diabético— soltó Cameron de repente.

—Tú si me entiendes— le dijo Brenda.

—Envidiosos— dijimos Jacob y yo al mismo tiempo.

—Uy si la envidia me mata— habló Brenda sarcástica.

—Además no sé de que se quejan este par es peor— opinó Jacob señalando a April y Gabe.

—¡Claro que no!— exclamaron ambos al unísono, rojos como tomate.

—Oigan chicos el color rojo se les ve de maravilla— mencionó Jane, perdiendo poco a poco su timidez.

Nos reímos y seguimos diciendo bromas sin  sentido hasta que fue momento de regresar a clases; vimos unas cuantas clases más hasta que finalmente llegó la hora de salida. Íbamos en grupo aunque yo iba un poco más adelantada mientras los chicos venían detrás de mí. Estaba caminado cuando sin querer me tropecé. Cubrí mi cara con mis manos esperando el golpe contra el suelo, que nunca llego. Sentí que unas manos me sujetaron alrededor de la cintura con fuerza. Abrí los ojos para encontrarme con Félix Harford.

—Ten más cuidado— me dijo serio.

—Lo tendré, gracias— le respondí un tanto pasmada por lo que acababa de pasar.

Él no dijo nada, sólo me soltó y se fue.

Eso fue raro, ¿por qué me ayudo? Además de que esta el hecho de que Félix nunca había hecho esto con nadie. Excepto conmigo. Los demás se acercaron a ver si estaba bien, les dije que sí y seguimos con nuestro camino. Sin embargo ese fue el momento en el que todo cambio. Cuando sus ojos oscuros se encontraron con los míos poniendo en marcha una serie de eventos que cambiarían mi vida para siempre.

¡Holis! Finalmente pude retomar esta historia que tuve que bajar de la plataforma por algunas fallas técnicas y espero no tener que hacerlo de nuevo. Seguramente se dieron cuenta que edite el prólogo. Dado que no recuerdo bien cuáles fueron los cambios que le hice la última vez y como tal no tenía un respaldo, además de que luego de leerlo me di cuenta de que le hacía falta más estructura, así que decidí editarlo nuevamente. Capaz hasta edite algunas cosas en los otros caps, así que no se sorprendan si ven algo diferente a lo que habían leído antes. Ojalá les guste, trataré de subir capítulos a diario y espero esta vez llegar al final de esta historia.

Déjenme su comentario y una estrellita si les gusto.

Amor enfermizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora