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1 de septiembre de 1975

Adeline McGonagall

Un nuevo año escolar empezaba y la verdad es que estaba demasiado emocionada por empezar, tal vez porque volvería a ver a mis chicos favoritos, los Merodeadores. 

Aún recuerdo cuando nos conocimos en nuestro primer día de Hogwarts, hablé más con James, aunque en la conversación también solía meterse Sirius, Remus en ese momento estaba atento a su libro y un poco a nuestra conversación. Peter, bueno, el pequeño Peter solo estaba atento con una pequeña sonrisa escuchando todo.

Desde ese momento me volví muy unida a los cuatro, nos queríamos muchísimo y solíamos hacer bromas casi siempre, aunque salíamos castigados la mayoría de veces por mi madre.

Porque sí, Minerva McGonagall, tenía una hija, o sea yo. El caso es que papá y ella se casaron, me tuvieron y pocos años después mi padre murió de una enfermedad rara. Así que solo estábamos las dos contra el mundo, como solía ella decir. 

Amaba demasiado a mi madre, porque desde que nací me cuidó y me brindó todo el amor del mundo. Cuando mi padre murió, Dumbledore le ofreció un puesto como profesora de Transformaciones, al igual que ser la jefa de la casa Gryffindor. Ella obviamente accedió, así que prácticamente vivíamos en Hogwarts.

A veces solíamos ir en verano a Francia o a veces a visitar a mis abuelos, aunque como ya mencione, la mayoría de las veces nos quedábamos en Hogwarts. Después de unos años logré aburrirme de estar todo el tiempo en la escuela. 

Aparte de los Merodeadores, también tenía mejores amigas y entre ellas estaban Marlene McKinnon, Dorcas Meadowes, Mary Macdonald, Lily Evans, Alice Fortescue y Pandora Anerum. También me hice muy amiga de Regulus Black y algunos Slytherin más y eso no les gustaba mucho a los Merodeadores, pero eso ya era asunto mío con quien me juntaba y con quien no.

Ahora me encontraba en el coche de los McKinnon, ya que había pasado unas semanas con ellos. Fue bastante divertido pasar tiempo con la familia de Marlene, eran demasiado divertidos y nos llevaron a la playa. Marlene y yo aprovechamos para coger un poco de color porque debíamos volver a Hogwarts y no queríamos ser unos fantasmas. 

Según me comentó mi madre, ella se había tomado la molestia de comprarme todo el material necesario para este nuevo curso, lo cual se lo agradecía demasiado.

—¿Estás nerviosa? —miré con una sonrisa a Marlene.

—Claro que no, son nuestros amigos, ¿por qué debería?

—Porque estamos en la edad de desarrollo y déjame decirte que eres hermosa —mi sonrisa se hizo un poco más grande mientras volteaba los ojos divertida.

—¿Estás intentando coquetear conmigo Marlene? 

—¿Funcionó? —las dos nos miramos y soltamos una gran carcajada— Definitivamente estamos locas.

—Estoy de acuerdo contigo, estamos mal de la cabeza, pero nos amo así —ella asintió y como pudo me abrazó por los hombros.

—Te quiero mucho mejor amiga.

—Yo te quiero mucho más Marlene —murmuré con una sonrisa.

Era tan fácil hablar con ella de cualquier cosa, sabía que ella nunca me juzgaría y me ayudaría en todo lo que pudiera. Siempre podría confiar en ella, porque sabía que ella jamás me traicionaría.

Un rato después llegamos a nuestro destino, así que Marlene, su hermana pequeña y yo bajamos del coche al igual que sus padres.

El señor McKinnon se fue con la pequeña a por los carritos en lo que nosotras sacábamos todo del maletero, cuando ya lo tuvieron colocamos todo con cuidado y Marlene y yo nos adelantamos un poco porque habíamos quedado con las chicas en la entrada de la estación.

—¡Ya las veo! —vimos a Lily, Dorcas, Mary, Alice y Pandora hablando animadamente.

La primera en darse cuenta de que nos estábamos acercando fue Lily así que cuando ya todas dirigieron la mirada hacia nosotras corrimos para fundirnos en un fuerte abrazo todas. Las había echado demasiado de menos a todas.

—Os extrañé a todas —sonreímos a lo que dijo Lily y todas nos pusimos en marcha hasta el andén mientras conversábamos sobre nuestras vacaciones.

Una vez que llegamos empezamos a cruzar poco a poco hasta que por último quedamos Marlene y yo.

—¿Lista? 

—Siempre Marls —las dos cruzamos y por fin pude ver el Expreso que nos llevaría a nuestro hogar. Estar semanas sin mamá era algo raro y la verdad es que la extrañaba demasiado, así que estaba feliz de saber que en unas horas la vería por fin. Aunque al día siguiente estaba segura de que le provocaría un dolor de cabeza junto a los Merodeadores.

Nos despedimos de todos y yo busqué con la mirada a los chicos, pero no estaban por ningún sitio, tal vez ya habían ido a su compartimento. Así que las chicas y yo subimos al tren y buscamos un compartimento, por suerte lo encontramos y nos sentamos para seguir hablando un poco de lo que haríamos este año.

No podía creer que estuviera a punto de cursar mi quinto año de Hogwarts, aunque fuera una bromista, era demasiado estudiosa y dura con mi trabajo. No me gustaba dejar todo para último momento y era demasiado ordenada, según algunos profesores me parecía demasiado a mi madre y eso me enorgullecía demasiado.

Mi madre era mi modelo a seguir, no podía pensar en lo difícil que había sido para ella el ser profesora y también cuidarme al mismo tiempo. Sin duda alguna estaba demasiado orgullosa de la madre que tenía y ojalá algún día fuera como ella. 

—Ads, ¿todo bien? —miré a Pandora y asentí con una pequeña sonrisa.

Había algo que solo Marlene sabía y que era algo un poco confuso para mí, pero tal vez ya no viera a James, Sirius y Remus como amigos. Sabía que debía elegir a uno, no podía hacerles daño, aunque tampoco es que lo supieran, así que quería tratar de quitármelos de la cabeza y solo verlos como amigos, aunque dudaba que eso funcionara.

—Estoy bien —tal vez esta noche les contaría a mis amigas la situación para ver si tenía solución o no. Aunque siendo sincera esperaba de verdad que hubiera una solución porque no quería perderlos.

Ella asintió poco convencida y volvimos a conversar de cualquier cosa que se nos ocurriera, la verdad que estando con ellas el tiempo se pasaba demasiado rápido. Era bueno tenerlas, aunque debía reconocer que no esperaba nunca tener mejores amigas ni mejores amigos. 

No sé, era algo raro, porque al ser hija de McGonagall no muchos se querían acercar a mí o eso lo que sentía. Aunque algunos se aprovechaban de eso, algo que no les dejaba pasar a ninguno.

En las únicas personas en las que confiaba a ciegas eran las chicas, los Merodeadores y Regulus. Sabía que ellos nunca serían capaces de hacerme daño. 

Lo único que quería era llegar por fin a Hogwarts y ver a los chicos y a mi madre, porque de verdad extrañaba a mis chicos y bueno amaba sacarle canas verdes a mi madre.

Así que en unas horas por fin los vería.






 NOTA DE AUTORA

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Don't Blame Me [Era Merodeadora]Where stories live. Discover now