VII

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El sol resplandecía aquel hermoso día

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El sol resplandecía aquel hermoso día. Sin embargo, algunas nubes estaban presentes, por lo que era posible que hubiesen lluvias o no.


Yuko Higashi, la hermosa y única mujer que había entre aquel grupo de hombres, se encontraba en el salón viendo la tele. Estaban dando el canal del tiempo.

No obstante, poco tardarían en dar las noticias.

Y ahora pasamos a las noticias —dijo el presentador de la televisión—. Sigue sin encontrarse a la misteriosa mujer que fue secuestrada por una banda criminal hace unos meses. El día de hoy hemos contactado con sus padres, quienes siguen destrozados por los hechos.

¡Cariño! —gritaba la madre de la desaparecida entre desesperación y lágrimas, al igual que el padre. Los dos aparecieron en pantalla durante unos segundos, mostrando cómo fueron grabados previamente y sin ser en directo—. Te echamos de menos... espero que estés bien.

Mi vida, por favor, no mueras... no queremos que te mueras... —murmuraba el padre esta vez, entre llantos.

—Pobrecillos... —murmuró Yuko, entristecida—. Y pobre chica... espero que ella se encuentre bien.

Estimados espectadores —prosiguió el presentador de las noticias—, les recordamos que avisen a las autoridades que si encuentran a la mujer llamada Yu—.

Yuko se sorprendió al ver que la pantalla se apagó antes de revelar el nombre de la desaparecida. Al girar la cabeza, pudo ver que ya no estaba sola en el salón: Koko e Inupi se encontraban con ella, y el primer mencionado era quien controlaba el mando a distancia.

—¿Por qué has hecho eso? —reprochó Yuko.

—Llevas mucho rato viendo la tele —respondió el de pequeñas pupilas—. Eso gasta mucha electricidad, pequeña.

La chica hizo una mueca al escucharle, pero por otro lado intentó ser comprensiva.

—Está bien... —murmuró ella, quien seguidamente se levantó del sitio dispuesta a marcharse.

—Hey —Inupi tomó su brazo antes de que se fuera, impidiendo que se marchara—. ¿Te vas ya?

—No puedes irte tan pronto... —murmuró Koko, quien la tomó del mentón con dulzura y mostró un pequeño puchero hacia la mujer—. Hemos venido a pasar tiempo contigo, mi vida.

—Ah... —la fémina se giró hacia ellos—. Lo siento, pensé que queríais pasar tiempo en el salón y no os quería molestar.

—¿Molestarnos tú? —interrogó el de la quemadura en el rostro, con una sonrisilla tierna—. ¿Cómo nos va a molestar un ángel como tú?

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⏰ Última actualización: Apr 25, 2022 ⏰

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𝑳𝒊(𝒍𝒊𝒆𝒔)  ❀  𝑇𝑜𝑘𝑦𝑜 𝑅𝑒𝑣𝑒𝑛𝑔𝑒𝑟𝑠  𝐁𝐨𝐧𝐭𝐞𝐧 𝐡𝐚𝐫𝐞𝐦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora