Capítulo 17

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Donghae

No comprendía cómo era posible que fuera capaz de colarse a un evento privado. Emily Moore era muy correcta en sus cosas; bueno, no en todo. Después de todo me insulto; y bien merecido lo tenía.

Por más que le cuestione el hecho de haberse colado, y que ese hecho la metería en problemas; de ser vista, pero una vez más, fui repudiado.

Salió corriendo del lugar. La seguí, algo que no debí hacer, pero si alguien la veía salir, me inventaría cualquier cosa para que no se metiera en un problema legal.

Me grito varias veces que la dejara en paz. Intente retenerla una vez llego a la puerta por donde accedió al lugar, pero se zafó de mi agarre, y para más, me empujo.

Al reponerme, salí por donde ella misma había salido. La perdí de vista entre todos los autos aparcados. Así que, lo único que pude hacer fue ir por mi auto y comenzar a buscarla.

Baje el cristal de mi auto para tener mejor combo de visión. Nunca me gustaron los autos pecera. Ninguno de mis tres autos han tenido los cristales cristalinos, siempre que compraba uno, mandaba a poner los cristales oscuros.

Manejaba tranquilo mientras la buscaba. Tenía sus pertenencias, así que lo correcto era entregárselas; además, no eran horas para que una señorita como ella, estuviera sola en la calle, y mucho menos sin un móvil con el que pueda contactar a algún familiar. Al menos, aunque tenga que discutir con ella u obligarla a entrar en el auto, la llevaría a su apartamento.

Detengo el auto al escuchar un grito. El grito provenía del callejón al que había pasado hacía un segundo atrás. Apague el auto y salí de inmediato. No dejaría mi auto, encendido y en medio de la calle para que cualquiera se lo llevara. No era tan tonto.

Tras dar dos pasos, escuche muy claro la palabra "auxilio" en un fuerte grito desesperado.

Entre en el callejón, encontrándome un sujeto forcejeando en el suelo con una chica que reconocí al instante por sus zapatos. Era ella. Tire del sujeto que estaba sobre ella y comencé a pegarle a mano cerrada. No permitiría que ultrajaran a una mujer indefensa frente a mis ojos, y mucho menos ella.

Me detuve en el momento que vi sangre sobre mis nudillos. Me había cegado. No había medido la fuerza de mis golpes. Había dejado al sujeto inconsciente.

Al levantarme, me percaté de que ella no estaba.

Comencé a buscarla en el callejón hasta encontrarla detrás de unos botes de basura de acero enormes. Estaba llorando. Se tapaba el rostro con sus manos.

Al acercarme un poco más, le dije que era yo. En el estado en el que había dejado al sujeto, no le daría para levantarse por la próxima hora o tal vez mas.

Le extendí mi gabán para que se tapase. El desgraciado le había rasgado la ropa.

Le pedí que entrase al auto para llevarla a su apartamento, pero lo que recibí fue una negativa.

Me detuve a pensar donde la llevaría. No la dejaría en un hotel en tal estado. Creerían que yo había sido el depravado que le había dejado la ropa desgarrada; y no correría con ese riesgo. Así que era un no rotundo.

No tenía más ideas. Así que no me quedo más de otra que llevarla a mi casa.

Estacione el auto frente a la puerta de mi casa. La invité a pasar. Negó con su cabeza, así que un tuve que decirle que no le haría nada. Por primera vez teníamos que dejar nuestras diferencias de lado y me tuviera un poco de confianza.

Me costó unos minutos convencerla, pero al final termino aceptando.

—Ten... —Le extendí una camisa y uno de mis pantalones pijama que muy rara la ves utilizaba. Ella lo acepto algo dudosa. —... Es lo único que puedo ofrecerte.

—Gra... cias —dijo con la mirada algo perdida.

—Si deseas, puedes asearte en el baño de mi habitación. El otro está averiado. —Asintió en silencio.

La dirigí hacia el baño en mi habitación e inmediatamente salí dándole privacidad. Tampoco me quedaría en mi habitación de intenso esperando a que saliera.

Al pasar algunos largos minutos, escuche la regadera correr. Segundos más tarde, el llanto de ella.

En ese momento, se me arrugo el corazón. Me sentí mal por ella. Nadie merecía pasar por tal horroroso momento.

Me cambié de ropa en la habitación de huésped luego de quitarme todo el residuo de sangre de aquel degenerado.

Me senté en la mesa de comedor mientras esperaba a que ella saliese.

Podía escucharla llorar con fuerza, provocando que recordase de cuando mi hermana falleció en el accidente de auto.

Emily salió de mi habitación agarrándose la camisa de botones con fuerza, mientras caminaba por el pasillo. Traía los ojos hinchados de tanto llorar.

—¿Gustas algo de comer? — pregunté luego de invitarle a sentar.

—Solo... agua, por favor. —Asentí y fui por un vaso con agua. Tomo un poco de agua e inmediatamente me pregunto: —¿Lo mato?

—No... —negué con mi cabeza. —Aunque me hubiera gustado que lo estuviese. Por depravado; pero no, lo deje vivo, inconsciente.

—Gracias... —murmuro con la agachada.

—Es lo mínimo que podía hacer.

Algunas lágrimas brotaban de sus ojos mientras tomaba el restante del agua que me había pedido.

Realmente me sentía mal por ella.

Decidí que era momento para darle sus pertenencias; y de vez, intentar charlar sin necesidad de discutir, puesto que con lo vivido hacía un rato, no eran momentos para continuar con una pelea sin fin.

—¿Por qué decidió colarse en el evento? ¿Qué la llevo hacerlo?

—Curiosidad —respondió.

—¿Segura? —Asintió. —Usted no suele ser curiosa. Suele ser muy correcta. Así que se me hace muy difícil creerle.

—Tenía curiosidad de saber que buscaba esa empresa. Era un evento privado, así que si no tenía invitación, no podría entrar. —Asentí. No cuestionaría nuevamente sus palabras. No valía la pena.

—Le pido disculpas...

—¿Por?

—He respondido uno de sus mensajes en su teléfono. La persona parecía buscarla todo el día. Así que me vi obligado a responder que su móvil se había quedado a la oficina. Ah, y también recibí un insulto. Creo que se llamaba Lin.

—Le dije que no escribiera y aun así lo hizo. Se volvió loca —comentó.

—¿Es su familiar? — pregunté, pero ella negó con su cabeza.

—Es mi amiga —respondió apenada. —Disculpa por eso.

—No, descuida. Creo que me lo merecía —reí.

Mire el reloj. Era demasiado tarde como para estar despiertos. Así que, ya use había negado que la llevase a su casa, le dije que podía quedarse en la habitación de huéspedes.

Le brindé un repuesto de la funda de la cama, dos almohadas y unas cobijas calientes, ya que, esa habitación solía ser demasiado fría.

Una vez todo organizado, le dejé saber que podía tomar lo que quisiese de la cocina. Que hiciera como si estuviera en su casa. No era necesario pedir permiso.

Me retiré a mi habitación para darle privacidad.

Intentaba dormir, pero no podía. Daba vuelta en la cama sin control.

Escuchaba sus sollozos desde mi habitación. Y fue en ese momento, en el que entendí que, ninguno de los dos podía dormir esa noche. Ella llorando y yo pendiente de que estuviera bien. 

Querido Lee (Versión DongHae)Where stories live. Discover now