Capítulo 8

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Despues de tener tantas posiciones, embestidas y venidas el rubio cae en el pecho del pecoso, cansado y feliz de poder saciar su celo despues de años.

Bakugou: Lo siento... (Decía entre jadeos) me pasé...

Midoriya: Esta bien... son cosas que pasan... (Decía agitado y veía como el rubio subía y bajaba en su pecho) Lo bueno es que... estas mejor...

Bakugou: Sí... desde hace bastante que lo necesitaba... (Admitía mientras acariciaba levemente la mejilla del chico) Te lo agradezco... Deku.

Midoriya: (Acaricia la cabeza del rubio) De nada... era preferible que dejes de sufrir y aguantar... (Decía algo preocupado por lo que pasaría despues, el rubio asiente y se acurruca para dormir de mejor manera) ¿Ya te vas a dormir? (Preguntaba suavemente)

Bakugou: Posiblemente... ¿Por? ¿Quieres que me quede despierto un poco más? (Preguntaba algo ronco)

Midoriya: No... (Se pasa la mano por el pelo para sacarse pastos) Solo preguntaba, parecía que habías quedado cansado. Es mejor que te vayas durmiendo, mañana seguro te sentirás mejor y más enérgico.

Bakugou: Pues... sí, es agotador hacerlo 5 veces para terminar completamente saciado. (Explicaba con simpleza) Sí... debería.

El pecoso agarra la capa y la pone sobre ellos, agarra unos palitos y pastos secos para tirarlos al fuego, para que siga prendido un rato más.

Midoriya: (Levanta sus pelos y le da un beso en la cabeza con dulzura) Descansa...

Gira su cabeza mirando hacia la pared de piedra y cierra sus ojos mientras abraza al rubio.

La noche transcurre con normalidad, al menos para el mayor, ya que la cabeza del pecoso estaba muy caótica, pensando en diferentes hipótesis, las cuales trataban de cómo sería la relación entre ellos ahora despues de... eso.

El primero en despertar es el rubio. Se estiró en su lugar y se quedó viendo al menor, observando detalladamente las ojeras que él poseía con preocupación.

El menor hace una mueca, como si algo le picara y sigue con su sueño como si nada, el rubio analiza todo su rostro y se cruza con las mordidas que le habia dejado, estaban algo rojas, parecía como si el menor se las hubiera rascarse a la noche sin darse cuenta.

El rubio acaricia los cachetes del pecoso y ese abre los ojos lentamente, mira al rubio y suelta un bostezo.

Midoriya: Buenos días... ¿te sentís mejor?... (Se refregaba el ojo)

Bakugou: Como era de esperarse... (Con una leve y adormilada sonrisa) ¿Y vos?... ¿Cómo te encuentras?

Midoriya: Emm... me pica el cuello... y me duele todo. (Decía adolorido)

Bakugou: (Pasa su mano por el cuello del chico) Creo tener algo de aloe vera... (Decía suavemente con una tierna sonrisa) Quédate un poco más acostado, iré por la planta y te haré un té de hierbas...

Midoriya: Que buen servicio... Gracias. (Decía con una risita y despues lo mira algo cansado)

Bakugou: Es lo menos que puedo hacer, no es fácil lidiar con el celo canino. (Acaricia los cabellos del chico y se levanta para poner el agua a calentar. Deja eso de lado y va a una especie de cajón en donde guardaba sus hierbas sanadoras y demás)

El pecoso se trata de sentar para no quedar acostado, pero se le dificulta, aunque sea apoyarse en la pared, sentía tirones en todo el cuerpo. Cuando logra centrarse, se tapa un poco con la capa del chico.

En peligro de extinción. (Baku Deku)Where stories live. Discover now