Capítulo 6

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El menor vuelve al fuego y levanta la capa del chico, la sacude un poco y la huele, luego tose ya que tenía un olor muy fuerte a perro. La deja en la cama del chico y luego va con su yegua para ayudarla a caminar devuelta.

El rubio caminaba por el bosque pensando en todo lo que le había contado al chico, hacía mucho que no contaba aquella historia y sentía algo de alivio al haberlo hecho. En un momento acelera su paso y comienza a correr, como si quisiera huir de algo, lo cual no sabía que era.

Estuvo bastante tiempo afuera, pensado y reflexionando, esperando que algo pasara o que algo llegara a su cabeza, alguna visión o algo, pero nada ocurrió. Ya cansado se vuelve a su hogar.

El rubio llega a la cueva y el fuego estaba amparándose, mientras que el pecoso estaba recostado en la pansa de la yegua con la boca abierta, esperando al rubio.

Bakugou: (Lo ve y sonríe divertido) No era necesario que me esperaras.

La yegua levanta la cabeza y ve al rubio con atención, lo olfatea mientras el rubio trataba de acariciarla, pero se aleja para tapar al pecoso, ya que su cuerpo temblaba algo. El rubio se acuesta mirando al pecoso y a la yegua y de a poco cierra sus ojos con algo de alivio.

Los días pasaron la relación entre ellos se iba volviendo cercana de una manera algo especial, desde ese día en el que el rubio se había sincerado con él comenzó a abrirse más, pero tampoco demasiado, al menos ahora respondía a las preguntas del chico -la mayoría-

En esos días se habían repartido las tareas en contra de la voluntad del rubio, habían quedado que el pecoso se encargaría de cuidar la huerta y de cocinar, mientras que el rubio se encargaba de cazar y de quitar el cuero de los animales muertos para hacer abrigos.

Ese día el último en despertarse fue el mayor, ya que su cuerpo ardía y se sentía algo enfermo, pero no sabía cómo explicar aquel sentimiento, mientras que el pecoso se encargaba de hablar con su yegua e intentar hacerla caminar.

Midoriya: (El pecoso entra a la cueva y deja pastear a la yegua afuera, para que camine tranquila) ¡Buen día alegría! (Le sonríe. Se acerca y le ve la cara roja) ¿Estas bien? ¿Tienes calor o algo?

Bakugou: Sí, estoy bien Deku. (Decía evitando mirarlo)

Midoriya: Esta bien. Qué tal si vas afuera y tomas aire, hoy el día está hermoso.

Bakugou: No tengo ganas. (Respondía automáticamente)

Midoriya: (Lo mira y le toca la frente) Estas caliente, porque no vas mejor al río a refrescante un poco. (Decía con dulzura)

Bakugou: (Lo mira con atención y siente como sus mejillas se sonrojan) Que suave... ¿será todo su cuerpo igual?... (Pensaba casi ensimismado en el chico) ¿Mm? lo siento, ¿dijiste algo?

Midoriya: Ve al rio, a refrescante y bajar tu temperatura, está muy alta. (Le pone las manos alrededor de la cara, haciendo su boca una trompita)

Bakugou: (Pone una de sus manos por encima de las del chico y clavó sus ojos en las brillantes esmeraldas del menor) Claro... ahora... voy... (Sus palabras eran algo torpes)

Midoriya: (Lo acaricia un poco con el dedo) Voy a hacerte algo para que tomes despues.

Le dice dulcemente mientras lo ayudaba a levantarse de "la cama" y sale de la cueva para que el viento lo despierte un poco.

El rubio al salir de la cueva siente su mente abrumada y sus sentidos nublados, el calor inundaba todo su cuerpo y no sabía cómo lidiar con aquellos. Al llegar al rio se quita su capa y el resto de su ropa, pero al meterse el calor no se iba, haciendo que jadeara.

Mira a su alrededor a ver si algo lo podía calmar, pero nada, se queda allí la mitad del día, cambiando de lugar en el rio para sentir el agua un poco fría, pero su cuerpo no se enfriaba ni un poco.

Se rinde y se levanta para vestirse de nuevo y volver a su hogar, al llegar veía a la yegua pasteando y espantando moscas con su cola, mientras que el pecoso estaba en la huerta.

Lo mira con atención y siente como quería agarrarlo de la cintura y besarlo.

Bakugou: Mierda...... Mi celo... (Pensaba algo frustrado)

Midoriya: (Escucha sus pidas y se da vuelta con los cachetes colorados por el trabajo y algo de tierra en la cara) ¡Kacchan! ¿te sientes mejor? (Se acerca a él de a poco mientras se sacaba los guantes)

Bakugou: No... no te acerques... (Él quería decir esas palabras, pero solamente eran pensamientos en su cabeza. Da unos pasos atrás, y tratando de controlar su naturaleza)

Midoriya: (El pecoso ve que se aleja y este se detiene, le sonríe como si nada) ¿Te parece si voy a cazar peces hoy? Creo que es preferible que te quedes, si es que te sigues sintiendo mal.

Bakugou: (Lo mira y asiente) Sería lo mejor... si estoy cerca podría...... hacer algo indebido. (Esa era la explicación que quería darle, pero nuevamente sus palabras no salían)

Midoriya: Parece destruido. (Pasa por al lado y trota hacia la cueva mientras el rubio iba detrás de él) Escucha, voy a hacerte un té de manzanilla para que te sientas mejor. (Sacaba una bolsita de su mochila) ¡Por suerte queda un poco! (Pone un jarro, con agua, colgando en el fuego para que se caliente junto a la manzanilla)

Bakugou: No es necesario Deku... (Decía mientras se sentaba y trataba de respirar, pero aquella sensación era similar a la de tener fiebre) No es nada... debe ser una fiebre pasajera... (Mentía)

Midoriya: ¿Seguro? Igual, te lo dejaré por si quieres tomarlo, voy a pescar antes de que se haga tarde. (Se levanta y va a dejarle el jarro, despues sale de la cueva y habla con su yegua para que entre a la noche)

El rubio se queda mirando el té como si fuera un enemigo, ya que no le gustaba y eso que ya lo había probado antes. Apoya su espalda contra una pared observando el exterior, mientras que su cuerpo gritaba y rogaba por ser consentido y saciado.

El pecoso va al rio a pescar algunos peses y sufre de algunas caídas por las piedras resbalosas, al tener la comida ata a los peces de la cola con una soga y vuelve a la cueva, feliz de conseguir comida. Llega a tiempo, ya casi era de noche.

Midoriya: HOY ES DIA DE SUERTE. (Decía desde afuera) Mira, pesque como 5, con un poco de verdura de la huerta quedaran riquisi- (Mira al rubio en su apoyado en la pared, con la cara roja y con una respiración pesada, deja los peses donde estaban las pieles y corre hacia él) ¿ESTAS BIEN? Estas peor que a la mañana... ¿Qué es lo que sientes? ¿tenes algún dolor?

Bakugou: (Eleva su rostro para verlo y se muerde los labios) E-Estoy bien, s-sólo no te acerques. (Decía en un tono casi suplicante) S-Siento...

Midoriya: ¿Qué sientes?... (Se sienta de rodillas al frente suyo) ¿Sigues con calor?

Bakugou: (Sus labios temblaban levemente y su vista estaba algo nublada por el deseo) Mi cuerpo arde... pero estaré b-bien... (Sentía como sus fuerzas eran inútiles ante el deseo, pero se negaba a dejar su parte animal salir, aunque sabía que esto era más fuerte que cualquier otra cosa)

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Esta historia es un rol junto con Agustina524887 

En peligro de extinción. (Baku Deku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora