Había fotos de ellos juntos y no eran fotos cualquieras, era fotos de ellos cogiendo en vía pública.

Señor, ya suéltame, no quiero ser tu mejor guerrera.

Dejé de leer el revoltijo en Twitter cuando mi tono de llamada sonó en mi camerino con una llamada entrante de mi manager.

— ¿Bueno?— Respondí, hubo silencio.

— ¿Por qué tú novio tiene el pene tan pequeño?— Resoplé rodando los ojos.

Ni yo lo sabía, no lo voy a negar, cuando lo vi por primera vez me decepcioné. Pensé que era team sangre, pero la papa frita nunca creció. Yo sé que estoy pagando algún karma del cual no sé qué carajos hice mal.

— No sé, así lo tiene su mamá o papá. — Repliqué alzando mis hombros.

— ¿Por qué su mamá?— Inquirió.

— Del tamaño de la concha depende el mar. — Mencioné, viéndome en el espejo con luces, arreglando mi cabello.

— Ah...— Soltó Verónica.

Verónica Castro y no, no era la de México, la que tenía un romance con Ana Gabriel. Esa pareja tenía poder, sé de ellas porque se rumoraba que estuvieron juntas en su juventud. Lástima que Verónica tuvo miedo al éxito.

En fin, su canción reconocida era para los del clóset, no tenía pruebas pero tampoco dudas. ¿Con quién carajos estaba hablando? ¡Ah, con Verónica! Soy distraída.

Verónica era mi manager y prima, lejana pero lo era. Desde mis inicios de carrera ella apostó por mí y yo por ella, me llevó al éxito y siempre se lo agradeceré, cómo ella me agradecía al confiar en ella, ahora ella era la manager de mucha gente famosa. Pero siempre era la encargada de mi imagen, y a pesar de ser un poco seria en su trabajo, éramos unas primas que se querían mucho.

En conclusión no teníamos filtro.

— ¿Para qué llamabas?— Inquirí a mi manager, escuchándola pelear con alguien.

— Tus números bajaron en Instagram. — Informó, arrugué el gesto.

— ¡¿Por qué?! ¡A mí me pusieron el cuerno!— Exclamé con irritación.

— La mayoría de fans hombres venían del fandom de Armando. — Explicó Vero, llevé una mano a mi frente.

— Ese cabeza de pene, ahora sus estúpidos fifas están en mi contra. — Murmuré con fastidio.

— Eso te pasa por-

— Salir con un jugador de fútbol. — Complete. — No me lo recuerdes.

Ciertamente no sabía qué hacía con Armando, últimamente no me agradaba y no hablo exactamente por su profesión, odiaba el fútbol. Para mí mala suerte pero buena suerte para Armando acabé con él, aunque si me ponía un dedo encima lo dejaba sin bolas, por suerte siempre tenía mi gas pimienta cerca.

— ¿Ahora qué?— Pregunté.

— Voy camino al hotel para ver una solución. — Avisó Vero, suspiré.

— Está-

Mi teléfono vibró en mi oreja con otra llamada entrante. Lo aparté de mi oreja y el nombre de Armando con un corazón se vio en la pantalla.

Con que llamando, infiel.

— Te llamo después. — Le dije a Verónica.

— Daniela-

Colgué la llamada y le respondí a Armando con la mandíbula apretada.

— ¡Tú! ¡Care' guanábana!— Exclamé exaltada.

Así coincidimos || TerminadaWhere stories live. Discover now