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  • Αφιερωμένο στον/ην thenabbys
                                    

La mañana de sábado me desperté a las 8 de la madrugada gracias a la ingeniosa y ocurrente Bonnie Huff, cuya espectacular mente decidió vestir, maquillar y peinar a su primogénita para que tuviese la mejor cita de su vida. Debí decirle que pasaría todo el día en casa de Kim y así hubiera salido de ésta.

Oh no, esperen, Kim también quiere hacer parte de esto. Genial.

—¡Ginger! —canturreó mamá tocando mi puerta.

—Ya voy —alargué rascándome los ojos.

—Báñate para bajar a desayunar, Kim no debe tardar tanto.

Tenía una hora de felicidad antes de que llegaran dos mujeres locas a intentar "arreglarme un poco". Por Dios, ya había tenido varias citas con Theo y nunca se habían escandalizado por la ropa que llevaría ese día. ¿Tan mal estaban unas zapatillas y pantalones?

—Mi cabello está bien, no veo razón para destrozarlo con esa cosa—le dije a Kim mientras desenrollaba el cable de la plancha-rizadora de mamá.

—Es tu primer aniversario, G. Sólo le daré algo de volumen para que el peinado quede bien.

—Kim, mi cabello ya es rizado. ¿No es suficiente volumen?

Mi amiga me lanzó una mirada asesina.

—Definitivamente debo enseñarte algunas cosas —y una luz naranja anunciaba que ya era hora de quemar mi cabello.

Giró la silla y tomó un mechón. Pasó la plancha unas cuantas veces y luego hizo unos bonitos rizos que mi cabello nunca hubiese producido por sí solo.

Siguió con esto un rato, hasta que solo faltaban los mechones cercanos a mi oreja.

—Cuidado, Kim.

—Sé lo que hago, G. —sonaba bastante tranquila, pero no confiaba mucho.

—¿Puedo pasar? —preguntó mamá en la puerta.

—¡Adelante! —exclamó Kim.

—Oh, estás tan hermosa... —lloriqueó mientras se acercaba a mí para tomarme las mejillas.

—Mamá... —me quejé mientras trataba de soltarme.

—Lo siento, lo siento —dijo y dio un paso para atrás. Tropezó con la cama y me tomó del brazo tratando de no caer. La silla se sacudió y Kim perdió el control de su mano, haciendo que la plancha terminara aplastando mi oreja.

—¡¡PORCA MISERIA!! —grité tomando mi oreja con las dos manos. Kim se retiró rápidamente y se tapó la boca con la mano. Exclamaba "lo siento" repetidas veces, pero yo no escuchaba muy bien porque alguien había destrozado mi oreja.

En un segundo me paré para ir corriendo a ponerme hielo.

—¡Ginger, cuidado! —escuché decir a mi madre, pero yo ya me había enredado con el cable de la plancha y había caído de cara contra el suelo. Me golpeé la cabeza y el codo. Bien hecho, Huff.

***

—¿Segura que vas a estar bien? —preguntó mamá mientras ponía una bolsa de hielo en mi oreja, rato después.

—Sí, mamá. —no tenía ánimos siquiera para responder algo sarcástico.

—Si quieres llamo a Theo...

—Estoy bien, de verdad —soné más cortante de lo que pretendía sonar. ¿No se suponía que hoy iba a ser un día perfecto? Había amanecido con el pie izquierdo.

La Cita [Relato - Ginger].Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα