- Amor, mi vida, mi dulce luna de chocolate blanco. - Al escuchar los apodos de su esposo, el ruso no pudo evitar sonreír y admirar con devoción las facciones del ser que tanto amaba sin límites. - No me gusta que me mientas. Además, los dos sabemos lo que está ocurriendo aquí. Está bien hablar de ello, ya que odio verte mal.
- ¿Qué te hace pensar que estoy mal?
- Pues hombre, tú carita de perrito abandonado en la lluvia. Pareciera que te hubiera dado la peor noticia del mundo... También estás distante y distraído, hasta me llamaste de "usted" hace un rato.
- Yo... Yo lo siento mucho... Horacio. No fue... mi... intención incomodarte. - Con solo perder el brillo de aquellos zafiros, el menor comprendió que sería más difícil llegar al punto.
- Petite Lune no pasa nada. Yo estoy aquí para tí, solo quiero que hablemos. - El mayor soltó un largo suspiro. Su esposo lo observó por algunos minutos hasta que decidió reafirmar el dulce agarre de sus manos. De ese modo, Volkov escogió confiar en su amado.
- Tienes razón... Me siento mal... Me siento... disgustado y enojado conmigo mismo... No puedo creer que me haya hecho esto. - Dijo disolviendo la unión de sus manos para señalar su propio cuerpo, especialmente su pancita. - No me mires con esos ojos Horacio, no quiero tu lastima...
- ¿Lastima? Vik, ¿cómo puedes decir eso? No sé de qué hablas. Yo solo veo a una hermosa persona a mi lado...Yo solo veo una bella y suave pancita... Amor, quiero escucharte y brindarte seguridad, pero para eso tienes que abrirte a mi. Para poderte ayudar, tengo que entenderte. Si no hablas conmigo, no podre alcanzarte. Por favor, ábreme tú corazón...
- Tú ya tienes mi corazón Horacio, siempre lo has tenido en tus manos... Sin embargo, me cuesta hablar, pero... por tí, vale la pena...intentar. - Por segunda vez una bonita sonrisa adornó su rostro por breves instantes. Volkov amaba a su esposo y confiaba en su sinceridad. - Hache... No puedo... Me lastima aceptarlo... Siento vergüenza. No puedo creer lo que me esta pasando... como no me di cuenta antes... como me deje llevar... Yo solo quiero sentirme bien otra vez... Pero me siento como si no fuera yo... No se como... ponerlo en... palabras. Solo...
Sin querer sus ojitos azules se llenaron de lágrimas. Su garganta se cerró con un gran nudo, evitando terminar sus profundos pensamientos. Por ello, sin pensarlo dos veces, Horacio se aproximó a su pareja, hasta envolverlo en sus brazos. Si bien era un poco complicado debido al tamaño de su Petite Lune, nunca se rindió en su objetivo. Al sentir, los fuertes brazos del peligris, el menor comenzó a repartir mimos y besitos acompañados con dulces palabras de amor.
- Ya, ya mi vida, todo está bien... No tienes porque hablar si no quieres... No te esfuerces por eso. Yo te entiendo y creo identificar el problema. Por eso, tienes que saber que te amo Viktor Volkov. Nunca dudes de mi cariño por tí. Yo solo tengo ojos para tí. El único que tiene la llave de mi corazón eres tú. Mi dulce rusito de chocolate.
- Hache... Ya no soy el mismo de antes... Yo... Yo ya no soy el hombre del cual te enamoraste alguna vez... Yo... estoy viejo... estoy lleno de...defectos...
- Viktor no puedes calcular el daño que me haces al cuestionar mi devoción por tí. Cada vez que hablas así, puedo sentir una daga en mi corazón. Me lastimas Volkov... Te busqué y esperé por años, todo con el propósito de ver nuestra relación crecer. Nunca fui realmente feliz sin tí.... Entonces, te pregunto, ¿tú crees que sería capaz de abandonarte por una cosa tan indiferente como tú apariencia? ¿Qué tan superficial me crees? ¿Crees que dejaría a mi esposo por su edad o unos kilos de más? - Ahora el turno para ofenderse era del ruso, quien se sintió aludido con la respuesta de su amor.
- No... No, me dejarías, porque nuestro amor es real y trasciende cualquier plano... Horacio, yo confío en tí... Pero no puedo evitarlo... Esas ideas... Esos pensamientos... no me dejan la cabeza en paz... Yo solo quiero ser suficiente...
- ¡Lo eres Viktor! ¡Claro que eres suficiente! ¡Siempre lo has sido! Que importa lo que digan los demás... Un comentario tonto no define quien eres... ¡Yo te diré quien eres! Eres el putisimo Viktor Volkov, ex comisario y agente retirado del FIB, alias el único y verdadero amor de mi vida.
- ¿Cómo lo sabes hache? ¿Cómo estás tan seguro? - dijo mientras esquivaba los mimos de su pareja.
- Yo pase por lo mismo cuando regrese a la ciudad. Aguante muy malos comentarios, tratos y burlas de la gente. Se siente como una mierda y más cuando estás solo... Pero, Petite Lune, tú no lo estas. Vik me tienes a mí, a tú esposo. Si me hubieras visto en ese tiempo, ¿no te hubieras vuelto a fijar en mí? - En ese momento, los zafiros que tanto amaba se abrieron como platos, llenándose de una determinación que lo dejaba sin aliento.
- ¡Por supuesto que me hubiera fijado en tí Horacio! Yo no me hubiera detenido por esas cosas, ya que me importa una mierda... Yo solo hubiera querido estar contigo.
- Ya... Te pregunto entonces, ¿porque yo no puedo pensar igual que tú?
- Porque tu mereces algo mejor que un gordo, viejo y retirado oficial.
- Pues te equivocas ruso tonto, dado que solo deseo a ese "gordo, viejo y retirado oficial" como mi esposo. Todos los defectos que ven tus ojos, en realidad son aspectos únicos e inigualables para mí. Cada aspecto que odias de tí, es un motivo para yo amarte más. - El menor tomó el rostro del peligris entre sus manos, para acercarlo lentamente a sus ojos.
- De... de verdad, ¿piensas eso Solntse? - Preguntó el mayor entre silenciosas lágrimas.
- Claro. Yo te amo sin condiciones Viktor. Te guste o no, yo no pienso dejarte ir. Aceptaste nuestro matrimonio, el cual no tiene fecha de vencimiento. Ahora, tienes que aguantarte mi amor sin retorno ruso tonto. - Dijo entre risas para finalizar con un dulce beso en los labios de su amado peligris.
Volkov regresó el dulce y gentil beso de su esposo. Aquellas palabras lograron tocar su alma, brindándole un respiro de tranquilidad. El amor realmente podía curar cualquier herida. De esa forma, dejándose llevar por la emoción del momento, permitió los toques y caricias de su Solntse. Con honestidad, Volkov no le molestaba la atención que recibía por parte de Horacio, pues sus manos solo indicaban deseo y pasión. El menor aprovechó la intensidad de sus roces para acariciar la suave pancita y cintura de su amor. Este reaccionó de inmediato y dejó un suave suspiro entre sus labios. Al terminar la deliciosa sesión de besos, el menor terminó de acomodarse entre las piernas de su esposo, abrazando con adoración su cuello y reposando su cabeza en su frente.
- No te preocupes mi Petite Lune, entre los dos vamos a solucionar todo. Siempre juntos Viktor.
- Siempre juntos Horacio... Gracias por escucharme mi amor. - Dijo mientras agarraba con suavidad la cabeza de su pareja, acercándose para continuar su dulce sesión de amor.
- No...Gracias a tí por abrirme tu corazón.
YOU ARE READING
~~~ LOVE ~~~
FanfictionMi colección de Dabbles y One Shots Volkacio !!! Aquí hay de todo !!! Desde historias de amor, dolor, familia, romance, +18... TODOOO !!! Volkacio en todas las formas posibles !!!
5. Peso
Start from the beginning
