MOM! || MEIRIAM

•three

Meilin Lee tenía el don de la puntualidad, siempre llegaba justo a tiempo, siempre a la hora correcta. Por esa razón estaba exactamente a las 7 con 30 en la casa de Miriam como le había dicho. Aunque Miriam no pensaba que Mei se iba a tomar tan literal la hora.

Toco el timbre desde que llegó, había estado esperando a su mejor amiga pero estaba tranquila, Miriam ya había gritado desde adentro "¡Ya voy Mei, espérame!" así que eso hacía pero comenzó a aburrirse de ver la puerta así que busco entre sus cosas a su tamagotchi, solía colgarlo pero esta vez por la prisa solamente lo había tirado dentro entre sus cosas, buscó y llegó al labial que había metido ahí en la mañana.

— Mmm. — Mei saco el labial, pensando en si sería buena idea usarlo de nuevo. — Miriam no tardará en salir, creo que podría.

Abrió el producto y se lo puso de nuevo, vio su reflejo en la pantalla de su tamagotchi que ya había encontrado, estaba satisfecha. Ellas no solían usar nada de esas cosas pero Miriam era su amiga, seguro le gustaria ¿Ese era el tipo de cosas que hacía por ser adolescente? ¿Intentar verse lindas y querer que sus amigas las elogien? ¿O era solo Mei?

Los minutos restantes los pasó concentrada en Robaire Junior, ya habían pasado 10 minutos desde que llegó pero ella estaba tan concentrada que incluso cuando Miriam por fin abrió la puerta para recibirla no lo noto, tampoco noto cuando se posiciono a su lado.

— ¡Mei! — Gritó Miriam casi en su oído, asustándola tanto que se había convertido en el panda y casi dejando caer a Robaire Junior.

Miriam solo comenzó a reír al ver a su amiga convertida en el panda, con eso no podía engañarla, había logrado asustarla.

— ¿Qué diablos! ¡Miriam! — Mei desapareció al panda al ver que solo era ella mirando a Miriam no de buena forma. —No me asustes así.

— Perdón, es que estabas tan concentrada, era necesario para mi.

Miriam le sonrío y después de unos segundos, Mei suspiro y correspondió a su sonrisa.

— ¿Por qué tardaste tanto?

— Es que no quería abrirte antes de terminar de arreglarme. — Miriam termino de doblar su manga para dejarla así. —Llegaste muy puntual.

— Sabes que así soy, te lo dije.

— Si lo se. — Miriam abrazo por los hombros a Mei, riéndose comenzando a caminar.

Mei no pudo evitar sentir algo cuando se dio cuenta de que Miriam no había notado el pequeño detalle del labial, quería escuchar algo pero no fue así y eso era ¿Decepción quizá? Pero ni siquiera tenía sentido, descarto la sensación rápido, era una tontería.