Capítulo 34: Un brindis

4.6K 420 96
                                    

En cuanto terminamos el postre, ya estamos prácticamente todos borrachos. Como el mismo restaurante invitaba las bebidas, nos aprovechamos de eso y debo admitir que es lo mejor que pudimos hacer. Nos sentimos bastante relajados, incluso hablamos como si nos conociéramos de toda la vida, el alcohol hizo que nos sintiéramos más extrovertidos.

Alejandro está contando una anécdota que le pasó en el camarín con una araña y yo no puedo parar de reír, en realidad, ni siquiera le creo lo que está diciendo y eso lo hace aún más chistoso.

—Entonces la araña rodeó mi dedo con su telaraña de tal manera que se me puso morado, como cuando apretás muy fuerte y se corta la circulación —cuenta soltando una carcajada—. Pensé que iba a convertirme en Spiderman.

—Ja, qué tontería —manifiesta mi amigo con tono aburrido—. Eso no te lo cree ni el más creyente, ninguna araña puede hacer eso. Además, ¿no te picó?

—No, solo me apretó el dedo.

Me sigo riendo y Roxana arruga la nariz con expresión de asco. Contrario a mí, pareciera que el alcohol la vuelve amargada. Interrumpe al actor y se pone de pie un poco tambaleante, con la copa en la mano, y con una cucharita hace ruido para que le presten atención. Abel suelta un bufido por lo bajo, creo que es el único que todavía está en razón, ya que no tomó casi nada.

—Quiero proponer un brindis —comienza a decir ella arrastrando las palabras—. Primero, quiero agradecer a David por confiar en mí y llamarme para este papel en el que prácticamente hago de la exnovia de mi novio. —Suelto una carcajada ante eso y el morocho aprieta la mandíbula, casi tapándose el rostro de vergüenza—. Quiero agradecerle a Maru por confiarme su papel y su novio, cuidé muy bien de ambas cosas.

Eduardo resopla, David asiente con expresión orgullosa sin entender nada del discurso, Alejandro sigue con su mueca burlona, otro muchacho está filmando a la rubia y todos los demás cuchichean entre ellos soltando risitas.

—Sé que el próximo guión de Marisa va a ser un éxito rotundo, me dijeron que se va a llamar "cómo impedir la boda de tu ex", ¿no? —prosigue. Hago un sonido afirmativo, no puedo ponerme seria y me duelen las mejillas de tanto sonreír—. Un éxito en taquilla, un fracaso en la vida real.

Abro la boca, pero Abel me detiene y niega con la cabeza para que no hable. Decido hacerle caso.

—Entonces, propongo un brindis por el éxito de esta película, el éxito de la que sigue y el éxito de mi boda —continúa. Contengo las ganas de hacer una mueca burlona.

Todos chocan sus copas y le desean lo mejor, aunque la risa incontrolable que tenía recién se transforma en algo desagradable. Se la va a pasar toda la noche refregándome en la cara que se va a casar con Abel porque sabe que todavía lo amo.

—Yo también quiero decir unas palabras —dice él llamando la atención de todos. Roxana lo mira como si estuviera loco, pero a él parece no importarle mucho, solo dirige sus ojos oscuros y brillantes hacia mí—. Marisa, nos conocemos desde hace años y sé que este fue tu sueño desde siempre. Quiero decir que estoy orgulloso de vos, de que hayas podido lograr todas las metas que te propusiste y que, más allá de lo que pasó entre nosotros, siempre voy a apoyarte y admirarte porque sos una mujer excelente que se merece lo mejor del mundo. —Esboza una pequeña sonrisa y mis ojos se llenan de lágrimas de emoción, no puedo evitar estirarme hasta él para abrazarlo, gesto que me devuelve.

—Gracias —murmuro.

Escucho como si Eduardo sollozara y lo miro con las cejas arqueadas.

—Perdón, eso fue demasiado tierno, son la muestra de que la amistad entre ex puede existir —comenta sonriendo de manera burlona al final.

La boda de mi exWhere stories live. Discover now