3. Primeras horas del tóxico amanecer

3 1 0
                                    

-Cubre allí, asegura todos los espacios antes de moverte- dando instrucciones en voz baja, Richard y Orfelia resguardan el interior del helicóptero del frío exterior, creando una capa de hielo en las puertas. Mientras los otros aún dormían, bajo mantas y ropa, ellos intentaban protegerlos.

Martín, Livan y el piloto, tienen heridas, por lo que eran la prioridad para ellos, incluso antes que salir a buscar ayuda. Richard estimaba que estaban en la parte media de la montaña, cerca de un refugio, pero no podía estar seguro sin mirar un mapa, o el mismo exterior, a la luz del día.

-Livan se ve muy pálida...- comentó Orfelia, secando el sudor frío de la piel de Livan, que sufría debido a su hombro fracturado- ¿en verdad la radio no funciona? Y ¿los móviles?

Richard negó en silencio, ya había revisado todo. En aquella zona no había señal, algo que nunca cambiaría, bajo la insistencia de los habitantes del lugar a no instalar estructuras invasoras en el bosque. Después de todo, el bosque y la montaña era el sustento del pueblo, no las señales de móvil o televisión.

Dejando a la castaña con Livan, intentó pasar el asiento del copiloto, para ayudar al hombre atrapado, solo, bajo la nieve. La luz que entraba por las ventanas era suficiente para comprobarlo, aunque no podía hacer mucho más que quitar la nieve y partes del helicóptero de su cuerpo. Su voz ahogada alertó a Ofelia, que con rapidez se asomó para mirar. Una pierna fracturada... La lesión más grave dentro del grupo y una que no tenía tiempo... Debíanbuscar ayuda.

-Pero... Ya deben estar buscándonos... ¿Verdad? - preguntó Orfelia, volviendo a su asiento para preparar algunas cosas, y así proteger la herida del piloto. Con cuidado, le entregó una camisa y una de las tablas de esquí de Livan. Las más livianas, pero firmes- llevamos casi 10 horas aquí, y debimos volver hace 6...

-Espero que inicien el rescate por la mañana, por ahora, solo tenemos que permanecer aquí- terminado de atender al piloto, le colocó ropa y bolsas térmicas. Una vez despertara, intentaría llevarlo a la parte trasera, con ellos, donde podrían verificar su estado más rápido.- tenemos un par de horas antes de que comience a aclarar, hay que ser pacientes hasta que sea hora...

Richard regresó a la parte trasera, no podía salir por el frío viento que se había levantado durante la noche, y tampoco tenía como iluminar los alrededores. Salir les provocaría un daño, sobre todo a los heridos.

Martín despertó pasadas unas horas, reclamando por su muñeca, adormecida por el frío y el impacto del choque. Orfelia lo ayudó a entrar en calor, colocando algunas de sus ropas envolviendo sus manos.

-¿Livan está bien?- preguntó pasados unos segundos, mirando a la chica aún dormida, entre sudor y dolor. Los tres la miraron en silencio, rogando porque ella recibiera atención lo más pronto posible. Lo mismo para el piloto, que estaba en una mala situación.

-Saldré, apenas veamos algo de luz afuera. Podría reconocer el lugar en donde estamos y tal vez encontrarme con alguna partida de rescate- comenzó a decir Richard, recibiendo miradas un poco amenazantes de sus dos amigos, temerosos de que saliera solo- conozco la zona, estaré bien. Orfelia se debe quedar a cuidar de todos, y Martín tiene una mano dañada, podrías ayudarla en caso de emergencia.

-Entendemos...

-Pero... - intercambiando miradas, suspiran y señalan las cámaras que habían estado usando para capturar cada detalle del paisaje alrededor de la montaña.- Tal vez las imágenes tengan algo... ¿Como nuestra ubicación?- terminó por decir Orfelia, tomando con su mano derecha la cámara que se había quitado del cuello hace algunas horas. Tras despertar la segunda vez.

-Veamos si tienen algo...- Richard tomó su propia cámara, aceptando la idea de los otros dos, que sonrieron y procedieron a mirar en sus cámaras.

La única que no tenía cámara era Livan, y por ello siempre llevaba una agenda, o varias agendas. Sus registros se conformaban de datos precisos, algunos bosquejos poco definidos, y notas al margen con datos curiosos. Livan sabía y conocía muchas cosas. Sus agendas solían formar parte de sus trabajos, aunque no de forma legal.

En la tormentaWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu