Cultivando

520 67 66
                                    

Holitasss

Ya terminé y soy impaciente, así que amooonos...

¿Saben que yo escribo sin poner títulos en mi texto, solo en los fics? 

Me demoro más pensando en un título que en publiacar...




____________




A la mañana siguiente, el patio frente al pabellón estaba cubierto de una fina capa de nieve por lo que se abrigó mejor a la hora de salir después de pasar la noche sin pegar un solo ojo. Prefería no arriesgarse a ser burlado por ese demonio antes que a descansar vanalmente, después de todo, como era un cultivador ya ni necesitaba dormir.

Cultivar era su meta ahora ya que sus anfitriones insistieron, pero tampoco pensaba mostrarse agradecido con ellos porque sería una manera de admitir que no podría solo. Él podía, claramente pero necesitaba de tiempo, uno que quizás pudiera terminar acabándose si es que algo llegara a pasarle a quien ridículamente tomó su lugar.

Se sorprendió al encontrar a la pareja de gobernantes esperándolo cerca del jardín y ambos parecían estar jugando...

Sí, jugaban.

Shen QingQiu se talló los ojos con fuerza mientras los otros dos corrían alrededor de un caballo, lanzándose bolas de nieve como niños. Sintió un mareo extraño que lo obligó a detenerse mientras Luo Binghe se sacaba la nieve de la cara tras ser asaltado por su propio consorte.

Y él pensó que el Binghe llorón era el más ridículo de todos.

Se hizo una nota mental y agregó en segundo lugar a este Luo solo porque no lo vio en llanto y también sumó a este Shen QingQiu supuestamente inmortal a la lista de estúpidos. No podía creer que se atreviera a jugar como un niño. ¡Qué tan desvergonzado se pudo volver!

Llegó y notó las mejillas coloradas en ambos, estaban bastante animados, respirando con cierta agitación aún mientras Luo Binghe tomaba las riendas de un caballo blanco y precioso.

—¿Qué es lo que haremos?

—Te pondremos a prueba —respondió el consorte.

—¿Ambos? ¿Acaso ese necesita estar aquí? —exigió saber, señalando a Luo Binghe.

—Ha insistido en participar para que su presencia deje de afligirte tanto.

—¡Él no me...! —lo miró de reojo al notar que el cuerpo de Luo Binghe se tensó, dedicándole una mirada pretensiosa. La misma que tenía la de él.

—No quiero que un mal recuerdo te desestabilice —se excusó—. Además si eso ocurriera, soy experto en ayudar a mi esposo con los desvíos de qi, ¿no es verdad?

—Dudo que tus métodos le agraden —cortó, agitando una mano enguantada.

—¿Y el caballo?

—No trajiste espada, ¿en qué piensas moverte?

—¿Quizás quiere que le preste la mía? —susurró Binghe haciendo que su esposo rodara los ojos.

—¡Él no quiere tu espada!

—¿Por qué no? Tú usas tan bien la mía...

El tercero le arrebató las riendas a Luo Binghe y obligó al corcel a alejarse de ellos rápidamente entre gruñidos de desagrado. Hacía tiempo había perdido el interés en mostrarse educado con la gente y mucho menos lo haría frente a esos dos.

Fallo y reconfiguraciónWhere stories live. Discover now