Capítulo 21: La muerte nunca duerme.

Start from the beginning
                                    

—¡No la voy a dejar nunca después de saber todo lo que hacéis! —exclamé, con un tono desafiante.

—¡Mario, no lo hagas! —suplicó aún en llanto Pía— ¡Haré lo que sea!

Álvaro Salazar se levantó y se dirigió hacia su novia. No obstante, mi hermano le detuvo y lo empujó, aunque no logró tirarlo al suelo. El malagueño le devolvió el empujón y este sí pudo lograr que mi hermano se cayera.

—¡Por-por favor, parar ya! —la pelirroja suplicó que se detuvieran pero, al igual que a los demás que pidieron tal cosa, la ignoraron.

Mientras el hermano de Madelaine se disponía a luchar contra el malagueño rapado, fui sorprendido por el agarre de Mario, el cual me puso la navaja en el cuello.

—¡Para, por favor! —al igual que las súplicas de la pelirroja, las mías también fueron en vano.

De repente, sentí un dolor inmenso. Solté un grito y Mario me tiró al suelo, me había clavado el arma en el estómago. Empecé a ver todo borroso.

Álvaro Martínez

Vi como mi hermano cerraba sus ojos y perdía la consciencia solo instantes después de recibir la puñalada. De repente, un coche de policía irrumpió en la rambla y de el bajó Pabla.

—¿Alguien de aquí pidió auxilio? —cuestionó la mexicana, confusa—. Pablo, no entendí...

En cuanto vieron el coche aparecer, los dos malagueños salieron corriendo, cada uno en dirección contraria.

—¡Sí, Pabla, ve a por Mario! —exclamé y le señalé al corpulento.

—¿Pablo, que hago? No sé qué hacer... —comentó la policía, aún con confusión.

—¡Pabla, pero detenle, antes de que ocurran más desgracias! —grité, al ver la estupidez de la mexicana.

A pesar de que el malagueño rapado ya había desaparecido del mapa, el corpulento aún era visible debido a su grasa corporal.

—¡No le alcanzo, Pablo! —exclamó Pabla, que era más lenta que el caballo del malo.

De repente, apareció el mismo chico que nos ayudó en nuestra primera pelea con los malagueños. Así pues, Mario fue golpeado brutalmente por su ex amigo Dylan, el cual lo logró dejar inmóvil en el suelo.

—Eso te pasa por dejar de hablarme diciendo que era lo mejor para mí... ¡Sinvergüenza, a Hermione y a mí nos has hecho llorar mucho! —su ex amigo comenzó a insultarle.

—Pablo, no entiendo, ¿De qué habla? —la policía esposó a Mario mientras hacía esa cuestión.

—Déjalo, nunca lo entenderíais —Dylan desapareció sutilmente tras decir esas palabras.

—¿Qué dice? Es un tanto raro ese chico —comentó Madelaine, extrañada.

Entonces, Pía desvió su atención hacia mi hermano; Se acercó a él y comenzó a llorar al ver su herida. Segundos después, los restantes nos acercamos a él y yo puse mi mano en la puñalada, para evitar que la sangre siguiera liberándose.

—¡Lo siento, todo es mi culpa! —exclamó la argentina, comenzando a llorar de nuevo.

Madelaine la consoló con un abrazo. Mientras, Pabla por fin se fue junto al detenido de ahí y la ambulancia llegó, la cual nos llevó a todos al hospital ya que todos habíamos sufrido algún tipo de daño.

—¿Mi hermano está bien? —cuestioné, mientras curaban mis heridas.

—Hacemos lo que podemos, ahora déjate curar —respondió una enfermera un tanto borde.

Obsesiones Where stories live. Discover now