natalis solis invicti

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vii.
nacimiento del sol invicto,
in honor of the potter legacy



December 20th, 1973;
4:05 pm.
King's Cross;
Magical London, England.


La mejor parte del invierno era poder volver a casa por vacaciones.

No lo malinterpreten, él adoraba Hogwarts. Era su segundo hogar; el lugar donde conoció a los chicos y pasaba grandes momentos de su vida, como esa broma a la poción del canalla de Mulciber que Peter y Remus le hicieron luego de que intentara mirar debajo de la falda de Mary durante una clase de Pociones; mientras James y Sirius se encargaron de distraer a Slughorn para que no los atraparan y los castigaran. Hogwarts era increíble a partir de los pequeños detalles que la hacían una aventura.

Pero no era Potter Manor.

— ¡Dragă mea! — mamá lo vio antes que cualquiera, a pesar de la multitud de niños emocionados que descendían del tren en búsqueda de sus padres. James ni siquiera se sorprendió de su agilidad para encontrarlo; como si tuviera una especie de radar que se activaba siempre que él está cerca de ella. A papá le gusta decir que es el cordón umbilical imaginario entre James y mamá, en reemplazo del físico una vez que fue cortado tras su nacimiento. — Oh, mi dulce bebé, cuánto te he extrañado.

— Yo también te extrañé, mamă — dijo James, el rumano deslizándose fácilmente fuera de su lengua en presencia de mamá. Dejó que le besara la mejilla de forma repetitiva, sin avergonzarse como los demás niños de su edad hacían con la efusividad afectuosa pública, y sonrió a la vista de la expresión burlona de tía Marko. — ¿Tu novia te abandonó de nuevo?

Tía Marko arrugó el entrecejo. — No eres tan gracioso como crees que eres, Jimmy.

Las risitas ahogadas de sus amigos a espaldas de James por la mención del apodo lo hizo rodar los ojos con exasperación. Nunca le gustó los cambios deliberados a su nombre, a menos que provengan de mamá (o de Peter, que una vez la escuchó llamarlo Jamsie y simplemente corrió con ello); pero a expensas de sus amigos, sabía que sería muy difícil hacer que lo olvidaran. O peor, que no lo utilizaran. Burlarse unos de otros fue la forma en que se construyó su amistad.

— Hola, niños — mamá sonrió en grande a Remus, Peter y Sirius, que se sonrojaron y balbucearon bajo su atención. Los tres tenían relaciones complicados con sus respectivas madres, y de alguna manera, estar en presencia de mamá los volvía mansos corderitos. No es que le extrañara; ella era una diosa entre los hombres. — Me alegra que hayan podido aceptar nuestra invitación ¿Preparados para la Saturnalia?

[3] CARRY YOU ━━ james potterWhere stories live. Discover now