Para su angustiado ser, el castaño toma el auricular ofrecido con una sonrisa en sus labios y con entusiasmo se lo lleva a la oreja correspondiente, dejando que la música pasara y ambos disfrutaran de ella.
El resto del trayecto la pasan de aquella forma, y aunque en su interior se está muriendo de los nervios porque técnicamente está hablando con un completo desconocido, la música parece ser su mayor preocupación y el tema al que gira su conversación. Distintos artistas y canciones son escuchadas, algunos desconocidos para el castaño a su lado pero que Jisung no duda en recomendarle. Se siente atrevido, pero a la misma vez espontáneo. Está enfrentando su pánico social de alguna forma u otra, y no sabe exactamente si es porque van hablando de un tema que le interesa o porque el muchacho ha insistido tanto en tomar asiento junto a él en el bus que ya le inspira confianza.
Realmente no está seguro de la respuesta, pero por el momento lo deja pasar y se permite no cuestionarse todo su comportamiento y las acciones que está haciendo así como las decisiones que está tomando porque sabe que finalmente se va a arrepentir y aquello conllevará a que aquella relación extrañísima que tienen se torne incómoda y él no quiere eso. Porque entonces los trayectos en el autobús serán lo peor que habrá pasado en su vida y tendrá que ir caminando y su escuela queda lejísimos de su casa. No gracias.
Ya ha hecho el primer movimiento, ahora es mejor no arrepentirse.
Cuando el autobús se detiene en la parada que les corresponde bajar, la situación se hace incómoda. El muchacho de castañas hebras se levanta primero y seguidamente lo hace él. Y aunque intenta caminar a su lado, no tienen una relación estrecha por lo que andar junto a él se le hace incorrecto. Por lo que prefiere mantenerse unos pasos detrás, escasos, la verdad. Que se sepa que su presencia está ahí. Como es obvio, ya no comparten auricular para ese momento, y es aquello lo que lo hace precisamente una interacción poco llevadera y grata. Ninguno habla. Para nada lo hacen. Ni tan siquiera un simple sonido sale por ninguna parte. Y eso lo pone demasiado nervioso. Para colmo cree que concentrarse en la música en ese momento podría parecer descortés y que no le está prestando atención en lo absoluto cuando en realidad es todo lo contrario porque toda su cabeza está maquinando algo con respecto al castaño del que aún desconoce su nombre.
Nunca creyó que llegar a su escuela le pareciera tan maravilloso y que podría hasta rezar porque el momento se diera, pero ahí estaba; agradeciéndole al mundo que finalmente el trayecto había concluido y eso conllevaba a la separación del muchacho. Una caminata nunca le había parecido tan incómoda en su vida. Y es que cuando Jisung ignoraba olímpicamente al muchacho, se concentraba en su música e iba pasos por delante. Muchos. Apresuraba su caminar en su máximo esplendor para evitar que, a ojos ajenos, ellos podían estar relacionados.
Y en realidad ese es un hábito que tiene, le gusta caminar por detrás o bien, por delante de las personas para evitar que la gente se haga una idea equivocada de las relaciones porque podrían malinterpretar todo. Incluso si lo que piensan los demás no debería de importarle, tal como dice su amiga. Pero en el fondo sabe que por mucho que él intente deshacerse de esos pensamientos, o ignorar a las personas a su alrededor, será completamente imposible.
Su mente no se lo permite y esa es la razón por la que piense demasiado las cosas y eso mismo sea lo que lo lleve a no actuar en algunas ocasiones porque piensa que lo que hace es incorrecto. Entonces la mejor opción que ve es no actuar en lo absoluto y permanecer callado o sin hacer nada. Estúpido, sería como lo clasificaría su amigo.
Niega con la cabeza tratando de espantar todas las ideas que se han cruzado en ella en menos tiempo de lo que pueda querer y mucho más si es sobre los consejos de sus amigos que, aunque son ciertamente útiles, por ahora no ha decidido aplicarlos y prefiere ignorarlos hasta que sean de utilidad.
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DIVE INTO YOU ー Jaesung
Fanfiction«Navegando por el mar, una hermosa ballena que siempre quise que se quedara. Todos los días, solitarias noches y días, el que deambulaba y me buscaba eras tú. Finalmente sé si que eras tú quien me hizo respirar. Para tí, dentro de tí, la vela que va...
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