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¡¿Por qué nadie me avisa que es viernes?! La neta ya se me había olvidado que tenía que subir capítulo jaja :)



Sakusa no imaginó que llegaría a encontrarse con Haruno y Miya aquella tarde, pero no lamenta nada. Fue divertido ver esas películas con ambos a pesar de que fueran infantiles y Haruno hablara mucho a lo largo de toda la velada.  Recuerda lo sucedido después de que las películas terminaran y se avergüenza porque se supone Miya no debe saber nada sobre sus sentimientos mientras él decide si esta dispuesto a algo con él. 

¡Incluso le guiñó un ojo! Quería que la tierra se lo tragara y lo mantuviera oculto del mundo por el resto de su miserable existencia. Se sentía ridículo a niveles cósmicos. 

Aun así, mantuvo las apariencias cuando volvieron a verse durante el entrenamiento. Su juego en conjunto había mejorado considerablemente y eso había atraído la atención de todos sus compañeros. Estaban aliviados de ya no verlos pelear tanto, pero su cercanía de un día para otro les confundía. 

Él hizo su mejor intento para ignorarlos. Trataba de mantener su actitud arisca frente a todos, pero incluso él admitía que a puertas cerradas era más atento y considerado. Y con puertas cerradas se refería a las ya numerosas veces en que terminaba en el hogar de Miya y Haruno.

En cuanto a convivencia, esta no estaba resultando tan mal como había imaginado en un principio. Podía ser bueno con Haruno a pesar de que a veces fuera muy ruidoso e hiperactivo, y Miya parecía perder un poco de su actitud arrogante dentro de su hogar, así que le era más soportable.

Todo iba viento en popa. Día a día se encariñaba más con ellos y podía notar el entusiasmo de Miya al tenerlo cerca. Y cuando no estaban juntos, Miya aprovechaba cualquier segundo para mandarle mensajes sobre lo que fuera. Lo que hacía él o Haruno, las idioteces que le cruzaban por la cabeza o le preguntaba por su día.

Y fue por esa misma razón que le preocupó el no saber de Miya la noche anterior y lo que llevaba de la mañana. Intentó mandarle un par de mensajes, pero ni siquiera los leyó. Tampoco se presentó al entrenamiento.

- Sakusa - lo llama Meian durante uno de sus descansos -. ¿Está todo bien?

- Ah... si, todo bien - responde dudoso, pero Meian parece no creerle.

- ¿Seguro?

- ... ¿sabe algo de Miya? - pregunta después de unos segundos.

De nada le sirve seguir intentando ocultar su preocupación por el teñido. El equipo entero se ha dado cuenta ya de su distracción y no necesita ser un genio para saber que todos ya adivinaron la razón.

- No. Intenté llamarlo hace rato y no respondió. Pensaba ir a buscarlo después de que terminara el entrenamiento para asegurarme de que está bien.

- ¿Puedo ir con usted? - pregunta sin poder evitarlo. Le pregunta ha escapado de entre sus labios antes de que pudiera siquiera pensarlo.

- Por supuesto.

Meian reanuda el entrenamiento y Sakusa intenta concentrarse por el tiempo que resta, pero esa parece una misión imposible. Para cuando el entrenamiento termina, él corre a los vestidores y toma una de las duchas más rápidas de su vida. Seguramente el Sakusa de 16 años que vive en su interior esta decepcionado y asqueado por no seguir su rutina de aseo, pero ahora le preocupa más Miya que otra cosa. 

Ni siquiera piensa darse el tiempo para cuestionar ese hecho.

Sakusa trata de no verse impaciente ante Meian, pero este nota su ansiedad y se da prisa en recoger sus cosas. Prácticamente lleva la delantera mientras cada uno conduce su auto hasta el apartamento de Miya y aunque llega primero, lo espera porque, de nuevo, no quiere verse desesperado o impaciente con su capitán presente. 

El amor de mi vida - SakuatsuKde žijí příběhy. Začni objevovat