Me doy la vuelta mientras alzo mis manos para que no me llegue tan directo el sol y entrecierro los ojos, encontrándome con Kat de pie a pocos pasos de mí.

— ¿Kat? —Ella avanza para no quedar tan lejos y me sonríe, pero yo no puedo hacer lo mismo porque de inmediato se me empiezan a pasar escenarios negativos por la cabeza. Nunca antes se había acercado para hablarme, mucho menos en la universidad.

—Te hablé por Instagram hace un rato, pero no respondiste. Quizás no te llegaron mis mensajes —agrega cuando no le digo nada. Perfecto. Ahora pensará que soy maleducada—. Por tu cara de sorpresa veo que no has hablado con Camila.

—No —le contesto—. ¿Por qué? Digo, ¿por qué querías hablar conmigo? —Debo verme como la persona más desagradable del mundo y debe odiarme, todo lo contrario a lo agradable y linda que es ella, pero tengo los pelos de punta.

Aunque... Nada puede ser tan malo. Y en caso de que lo sea, lo superaré. Lo que tuve con Camila fue sólo algo de una vez, ambas teníamos ganas, estábamos solas y... Pasó. Pero sólo fue una distracción. Algo que hicimos para divertirnos. No es la gran cosa.

Kat desvía la vista hacia Mason y por un segundo se ve confundida, aunque no borra su amabilidad. Tiene el pelo oscuro casi llegándole a los hombros, más corto de lo que recordaba, y un delineado sobre sus ojos azules que me hacen tener algo de envidia porque nunca me quedó tan bien. Me rendí como a los diecisiete.

—Hola —lo sacuda, y vuelve su mirada a mí—. ¿Estaban ocupados?

Mason la mira y se encoge de hombros.

—Hola. No, no mucho.

—Él es Mason —lo presento—. Y ella es Kat.

—Lo conozco —me dice Kat—. Eres compañero de Nicholas, ¿no? —Antes de que responda, ella me mira—. También tuyo, pero quería decir que lo conozco porque antes solíamos venir a ver a Nicholas y... Ya sabes.

—Sí —le contesta Mason, olvidándose de los libros—. Yo también te conozco a ti. —No le sonríe, pero la mira como intentara recordar bien de dónde la conoce...

—Camila me dijo que necesitabas ayuda con un pastel que quieres preparar para el trabajo de tu papá —murmura Kat, distrayéndome y volviendo a sonreír—. Pensé que te había avisado que te hablaría. Me costó encontrarte, esta facultad es enorme en comparación a la mía.

¡Cierto!

—Ay, tienes razón. —Me llevo las manos al pecho para verme arrepentida—. Lo siento. Camila y yo no hemos hablado desde el fin de semana y nunca hablamos del tema, pero ¡hola! —La saludo como debería haberlo hecho cuando llegó y me acerco para darle un medio abrazo—. Me tomaste por sorpresa porque no tengo internet en el celular, así que no sabía que-... No importa. —Dejo de hablar—. ¿Cómo estás?

—Bien —se ríe—. No pasa nada.

—No pensé que Camila hablaba tan en serio cuando me dijo que te preguntaría si podías ayudarme —le confieso—. O sea, no creí que mintiera, pero imaginé que yo tendría que recordárselo. ¿No estás con ella?

—No, hoy no tenemos ninguna clase juntas, pero no debe tardar en llegar. —Me dice, ajustándose la mochila en el hombro cuando las dos nos ponemos de pie—. Y... A mí también me tomó por sorpresa que siguiera hablando contigo.

—Es que... volvimos a hablar hace poco, yo creo que se le olvidó decirte. —Esbozo una pequeña sonrisa.

—O no quiso. Qué maldita. —Se ríe en lo que parece una broma interna y prefiero no preguntar.

—Sobre la ayud-...

— ¡La ayuda! Sí. ¿Tu casa o la mía?

La miro sin entender.

más de ti [camren]Where stories live. Discover now