—Mirarlo es como estar otra vez en el colegio, sobre todo en fiestas —me dice con burla—. Has ido a una de las que organizan sus amigos, ¿verdad?

—Sí, algunas. —Evito mencionar el hecho de que lo conozco más que sólo por las clases porque agradezco que no sepa que casi tengo algo con él.

—Bueno, Nicholas sería el jugador de básquetbol o una mierda así.

Mason parece todo lo contrario a Nicholas. Estudiar con él no significa tener sonrisas coquetas, comentarios en doble sentido, o esos constantes nervios al saber que en cualquier momento me invitará a salir. Diría que es hasta más guapo que Nicholas, pero es tan indiferente a ese tipo de cosas que no causa lo mismo que él. Son muy distintos.

—Lo era —murmuro, tomando una de las hojas de mis apuntes para verla—. Lo que nos confirma que hay cosas que nunca cambian. Tú estabas con Maya, ¿no?

—Sí.

— ¿No eran amigos?

—Éramos... algo menos que amigos —me dice, esbozando una sonrisa cuando niega con la cabeza—. Las cosas no salieron bien.

— ¿Por qué? —Le pregunto en voz baja, sin detenerme a pensar que quizás estoy siendo demasiado invasiva para ser nuestra primera vez estudiando. Entre comillas. Estamos sentados en el césped de la facultad para enseñarle lo que tengo y que él pueda decidir qué tema le acomoda más—. Lo siento. ¿Muy pronto para preguntar?

Él se pasa una mano por el pelo castaño claro y se encoge de hombros.

—Digamos que no fue algo mutuo —me responde.

— ¡Oh! Yo tengo especialidad con las cosas no-mutuas —le digo, haciéndolo reír—. Podríamos ser un club de los que no tienen suerte en el amor.

—El destino siempre une a los desafortunados.

— ¿Verdad que sí? Soy la única soltera en mi grupo de amigas, eso dice mucho de mí.

— ¿De cuántas amigas estamos hablando? Porque no sería lo mismo compararte con una o con veinte.

—Sólo tres. —Arrugo la nariz y suelto una risa—. Sí, estaba exagerando, aunque es verdad que deberías considerarme tu nueva compañera de fracasos. Tengo varias historias que seguramente te harán sentir afortunado.

—No te creo. —Me mira un poco y niega con la cabeza, alzando las cejas—. Eres bonita. Imposible que seas tan desafortunada. —Lo dice como si estuviera diciendo una información irrelevante, como el clima, y no sé por qué pero me hace creerle más.

—Lo juro. —Asiento con la cabeza—. Y gracias. Pero dame una cerveza, hazme una pregunta y no encontrarás cómo callarme.

En realidad no son tantas en las que tengo el corazón desecho, de esas sólo tengo una -con suerte-, sino más bien que en mis relaciones soy algo... No sé cómo decirlo. Siempre me intereso en personas que son difíciles de conseguir y tener. O me gusta un amigo que tiene novia y obviamente no me involucro, o un ex compañero que se irá a estudiar a una universidad en otra ciudad. Ese tipo de imposibles me persiguen.

—Se nota.

— ¿Qué cosa?

—Que no eres callada.

—Oh, lo siento —me disculpo cuando es como sexta vez que intenta leer pero se interrumpe—. Tú sigue en lo tuyo y me avisas cuando estés listo. Yo tengo aquí... No, búscalos tú. Lo siento. —Me disculpo otra vez.

—Sólo decía, no era una-...

—Lauren. —Alguien me llama a mis espaldas, una voz que no conozco.

más de ti [camren]Where stories live. Discover now