Capitulo 1

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El instante inicio con una noche, unas luces fugaces y un estruendo que llamó a más de uno la atención.

Después, luces blancas y rojas, después solo blancas y unos ojos que ya no volvieron a abrir.

Todo realmente paso como una estrella fugaz, y termino en una habitación color celeste, junto a una ventana que daba al jardín del no tan acogedor lugar.

Gente entraba a la habitación, así como volvía a salir. No cruzaban palabra con el hospedado, pues aunque quisieran sabian que jamás habría respuesta, solo el sonido repetitivo de una máquina que no hablaba. Así que, ¿para qué lo intentaban?

Solo se dedicaban a trabajar, venir a hacer su revisión, su labor, un chequeo y después abandonaban la habitación.

No había visitas, no se esperaba, ni esperaban que llegase alguien. Así que tarde o temprano, llegaría el momento de separarse, pero no aún. Había un protocolo, había un periodo de tiempo y lo iban a respetar, por si alguien llegase al lugar a reclamar, a avisar que aquel joven hospedado tenía un familiar.

Pero no, aún no pasó.

-Buenos dias- saludo alguien a la mañana siguiente, caminando por los pasillos hasta la oficina donde fue citado, siendo la de recursos humanos.

No sé esmero en recordar como había llegado, pero probablemente se debía a un médico muy guapo y mayor que el, quien lo había recomendado.

El menor continuo caminando, sonrio un poco a la gente con la que cruzo mirada, y la mayoría le ignoraba. Aún así, el no perdió los ánimos, ni una sola gana, hasta que llegó a su destino.

Casi los diez minutos antes de su cita, festejó en triunfo silencioso, y toco la puerta oyendo respuesta de que pasara.

No penso que el hombre de recursos humanos estuviese acompañado del mayor que le había recomendado. El recién llegado espero al pie de la puerta, la pareja continuo hablando.

-Buenos dias- volvió a repetir el tercero, finalmente el dúo separó la mirada y le vieron. Cuando notaron el color de su cabello, el departamento de recursos pensó rápidamente en negarle la vacante

-Jimin, buenos días, llegaste antes- saludo el doctor, acercándose a el, para estrechar su mano, recibiendo del menor una reverencia y después su mano. Para después ser invitado a caminar

-Sr. Seokjin- le contesto el menor Jimin, oyendo la sutil sonrisa del doctor

-Por favor, solo Jin- indicó, volviendo su vista al hombre detrás del escritorio -Namjoon, te presento a Park Jimin, el joven de que te hable para que sea mi asistente- continuo hablando el doctor, cruzando su vista con un rubio, que se limitó a rápidamente saludar al recién llegado e indicar que tomara asiento

-¿Y tienes realmente labores para el, o acaso son favores?- bromeo un poco Namjoon, oyendo una queja del doctor, que hizo sonreír a Jimin

-No faltes el respeto a tu doctor- le dijo velozmente, volviendo la vista a su amigo -Y aunque sea un si lo que yo diga, ocupo a alguien que solo revise a ciertos pacientes durante mi ausencia, será corta pero aún con mis supresores no podré venir- señaló el doctor, volviendo la vista al encargado del departamento -Y eso tu muy bien lo sabes- remarco

Se oyó que alguien tosia antes de poder pronunciar palabra, provocando una suave sonrisa en el doctor. Al mismo tiempo que el menor miraba a ambos trabajadores, la respuesta se sintió eterna. Pero fue a su favor.

-Soy alguien delicado con el tema de la presentación, y me refiero a la fisica- hablo Namjoon, cruzando su vista con Jimin -Pero aún así, es la primera ves en todos los años que el recomienda a alguien para trabajar, así que debes ser alguien de mucha confianza- continuo hablando, provocando una sonrisa en el menor que enseguida asintio

》Jin, por favor instruye bien al joven, antes de tu ausencia, especialmente hoy que inicia la luna llena- prosiguió el rubio, acomodando los peculiares lentes que vestía para leer. Y el doctor de cabellos negros sonrio festejando alegremente, cruzando su vista ahora con su ya, ayudante, que había sido aprobado para trabajar a la brevedad.

-Vamos Jimin, te enseñaré el lugar- hablo alegre el doctor, quien rápidamente el peli-rosado agradeció a recursos humanos, para después desaparecer tras la puerta y seguir su camino.

-Jin hyung- murmuró el chico de cabellos rosados, caminando a su lado, por todo el lugar -¿En serio ocupara mi ayuda?- pregunto dudoso, viendo al mayor reír

-Definitivamente- sonrió el mayor -Cuando me tenga que ausentar, necesito que estés al pendiente de alguien- señaló, atreviéndose a llevar al menor a una definida habitación -Mi celo dura una semana y lo sabes, es por eso que debo explicarte que hacer y principalmente ocupo que revises a alguien mientras no estoy-

-¿Y a quien, puedo saber? ¿A un adulto mayor?- pregunto Jimin, el pelinegro nego

-Es un chico, quizás de mi edad- contesto Jin, viendo la puerta de la habitación -Lleva mucho tiempo sin despertar y no sabemos nada de él, ni siquiera su nombre, seguro alguien robó su identificación cuando lo  hallaron-

-¿Eh?-

-No ha despertado aun- dijo Jin, finalmente abriendo la puerta de la habitación -El tiempo se termina y antes de hacer algo que no deba, quiero darle una oportunidad, quiero verlo despertar- confesó el doctor, atravesando la puerta y revelando a un joven reclinado en una cama.

Ojos cerrados, ni un solo movimiento de su cuerpo. Apenas y con atención se podía ver su pecho mover de arriba a abajo, donde una mascarilla sobre su rostro le empujaba inconscientemente a respirar.

-¿Quien es el?- pregunto ingenuo Jimin

-No lo se, aún nadie ha preguntado tampoco por el- confeso el mayor, acercándose a revisar su estado, las máquinas, como era su labor. Donde el menor solo le miraba, viendo en su rostro que suplicaba por alguna respuesta, algo que hiciera reaccionar al paciente pero no pasó.

Un día más, donde nada pasó.

-Jimin, te enseñaré lo que debes hacer, así que por favor presta atencion- indicó en una orden el doctor, a lo que el menor rápidamente obedeció.

Era muy bueno, delicado y atento. Por esta razón le contrató temporalmente a el, quizás Jimin era un simple maestro de danza, donde en esta época de vacaciones el trabajo escaseaba y nunca sabía porqué.

Y eso Jin lo sabía, y quizás pudo haberle contratado muchas veces antes pero no. Era la primera y la ultima vez, pues ya lo había dicho. El tiempo se acababa, pero no para ellos, sino para el huésped de la habitación.

Y a diferencia de antes, donde nadie ponía mucho cuidado a aquel joven sin nombre. Ahora Jin ocupaba de alguien que mirase con atención al hombre de la habitación.

Un doctor salva vidas, no las quita.

A menos que...

A menos que

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J. One dayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora