¿En qué momento?

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Nos separamos un momento, Alan me miraba a los ojos, esta vez se mostraban inexpresivos, no sé ni siquiera que esperaba, colocó sus manos sobre mis hombros y se acercó. ¿Acaso...? Cualquier pensamiento bueno fue disipado después de recibir una patada de parte suya, dejándome probablemente sin descendencia.

Me doblé del dolor y Alan aprovechó para salir del departamento dando un fuerte azotón, no sólo fue por el dolor físico por el que tardé en reaccionar, mi mente aún trataba de entender que había pasado en los últimos diez minutos.

Una vez que el dolor comenzó a calmarse, hice un recuento: las palabras de Alan, yo besándolo, él pateándome y finalmente yéndose.

Esta situación nos había explotado en la cara y ahora todo estaba jodido.

Sentí enojo, tristeza e impotencia, caminé un poco lento hacia la cocina, necesitaba alcohol o comida, lo que fuera que me hiciera evadir este dolor que sentía en el pecho, que me quitara el nudo en la garganta.

Lo único que encontré fue las fotografías de ambos, que habíamos puesto en la puerta del refri, el cual estaba vacío. Solo lo que me quedaban eran recuerdos que parecía que habían sido de hace años.

Acabé en el piso llorando no sabía que hacer, sentía una desesperación y una opresión, saqué mi celular y por un segundo estuve tentado a hablarle a Sergio, pero no podía darle la razón ya me lo había advertido y seguí siendo estúpidamente ciego. En que maldito momento perdí el control de toda mi vida; Lo que en años había reconstruido resultó ser solo castillos de arena que ahora se desmoronaban, mi relación con Aim, mi estabilidad, mi forma de evadirme. Todo estaba valiendo madres.

Me quedé el resto de la noche tirado en la cocina, ya nada me importaba, si estaba frío, si estaba incómodo, o si se sentían moronas por la falta de limpieza.

Volví a tener la sensación de querer dormirme y no despertar.

Pero aún tenía un propósito en esta vida porque desperté, abrí los ojos gracias a que mi celular vibró en mi pantalón, resulto ser solo una llamada de esas de los call center, me quedé mirando a la nada, sintiéndome de la misma forma que ayer, sin poder creer lo que pasó.

Me levanté y fui hacia la sala, miré a mi alrededor, no parecía que Alan hubiera regresado en la noche, caminé hacia el cuarto donde quedaba una ligera esperanza de encontrarlo durmiendo, pero nada, la cama estaba vacía, me senté a la orilla, noté que su llama estaba tirada en el suelo, la tomé y la abracé, era algo estúpido, pero necesario.

Me dejé caer sobre el colchón, fue cuando miré hacia el clóset y recordé: mi guitarra. Solía tocarla cuando algo me inquietaba, si estaba nervioso, de malas o triste, por alguna razón me reconfortaba, dejé de lado la llama y me levanté para ir por algo, para subir y bajarla, una vez con la guitarra entre mis manos, me senté de nuevo en la cama, la saqué de su funda y observé con mayor detenimiento los mensajes.

"Todo saldrá bien Marck"

"Ánimo"

"Aunque las circunstancias sean complicadas, no pierdas la fe"

Sonreí un poco, seguían teniendo el mismo efecto. Comencé a afinarla, había una canción que me había querido aprender el acorde, pero por una u otra cosa nunca lo logré, era una canción que me gustaba mucho en la secundaria. Busqué los acordes para recordar un poco y comencé a rasgar, conforme iba tocándola, me fui acordando de la letra, en aquel tiempo no le había prestado demasiada atención, me gustaba por el ritmo, y la voz, pero ahora prestándole mayor atención, dolía.

"Sin ti, no habrá luz, Que mi mundo eres tú..."

¿En qué momento sucedió todo esto? ...

"Sin remedio, me pierdo en el miedo..."

Entre tú y ellaDär berättelser lever. Upptäck nu