5-. Reencuentro

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–¡Koko!

Había gritado Inupi con desesperación en medio de la lluvia de puñetazos. Necesitaba llegar a donde se encontraba Hajime, pero el mar de gentío se lo hacía algo imposible. A pesar de repartir golpe tras golpe; derribar uno tras otro y llamar a gritos por el pelinegro, este parecía ignorar sus llamados.

Pero eso no lo detuvo. A paso lento siguió golpeando a sus enemigos y recibiendo uno que otro puñetazo o patada, sin embargo, eso no lo imposibilito su andar, quitaba a aquellos que le estorbaban con un fuerte golpe y se abría paso entre el montón de gente ahí reunida.

Un paso, un golpe. A unos metros y casi podía sentir que si estiraba su mano podría jalarlo hacía él e ir se a un lugar seguro, pero su pequeña fantasía fue interrumpida por un fuerte golpe en su cara; desorientándolo después de haber sido golpeado en múltiples ocasiones, después de todo, el cansancio igual había pasado factura y ahora Seishu estaba en el piso tratando de recomponerse.

Se puso de pie casi al instante tratando de devolver el golpe, pero su acción se vio interrumpida por un par de miembros de la pandilla enemiga, sosteniéndolo fuerte por los brazos y ejerciendo una presión que lo lastimaba.

–¡Hajime!

Y el mencionado estaba en un conflicto interno, debatiéndose entre ir y salvar a Inupi o no convertirse en un traidor al ayudar al enemigo, una tormenta de confusión y sentimientos contradictorios lo invadieron, pero al instante de escuchar su nombre en un grito de desesperación del rubio, las dudas se esfumaron y su cuerpo se movió solo.

Seishu había estado intentando zafarse del agarre que aquellos dos tipos mantenían sobre él, sin embargo, al ver que sus intentos eran inútiles y aquellos idiotas eran más fuertes que él, cerró los ojos tras ver a uno más dirigirse a donde estaba con el puño en el aire, amenazante a chocar contra su rostro o cuerpo.

Los segundos corrieron y el golpe nunca llegó, es más, pronto se sintió liberado de su agarre y cuando cayó de rodillas al suelo, su mirada se enfocó de inmediato al pelinegro frente a él; quien golpeaba a todo aquel que intentara acercarse.
–¿Que demonios haces aquí?– cuestionó serio Kokonoi.

–Eso no importa ¿qué haces tú siendo parte de la pandilla de Manjiro?– Inupi devolvió la interrogante mientras se ponía de pie y comenzaba a golpear a los tipos también, mientras se ponía de espalda contra la de Koko. Respaldando se uno a otro.

–No es algo que te deba responder.

–Entonces yo tampoco tengo por qué responderte.

–Deberías largarte, el intento de pandilla de Hanagaki quedará en vergüenza.

–Si ellos caen, yo caeré con ellos. Con mi líder y compañeros– su tono de voz resonó con determinación; seguro de sus palabras y aquello hizo sonreír a Hajime inconscientemente.

–Inupi estas loco, vete de aquí– exigió. No es que dudará de las habilidades del rubio, pero quería mantenerlo a salvo. Había gente peligrosa al lado de Manjiro y no quería arriesgarse a que alguno de esos lastimara a Inui.

–Si tu te quedas yo me quedo.

–Esto no funciona así.

–No eres nadie para correrme, o te enfrentas a mi o me ayudas a terminar esto– declara y de inmediato se posicionará frente al pelinegro y este último puede ver el seño fruncido en la cara de Seishu, esa chispa de determinación que ilumina sus ojos y suelta un suspiro.

–No quiero perderte Inupi. No a ti.

–Entonces ayúdame.

–¿Sabes que es lo peor?– pregunta e Inupi levanta una ceja confundido –que voy a ayudarte.

La sonrisa que adornó el rostro de Inui parece iluminar su alrededor, dándole color y llevándolo lejos del caos en el que estaba participando, podía sentir paz, escuchar el sonido de la tranquilidad y no los gritos de guerra a su alrededor. Sin embargo, un golpe en su rostro lo hizo volver a su realidad, pero antes de que lo volvieran a atacar, Inupi fue quien impidió que le llenaran de más golpes.

Le entendió la mano para levantarse y Koko la tomó, no dudaría ni dos segundos en tomarla. Por que seguiría a Seishu hasta el mismísimo infierno du fuera posible.

Kokonui Week [2022]Where stories live. Discover now