𝐗. Vuelvo a ser un imbécil.

1.2K 52 0
                                    

31 ∂є ∂ι¢ιємвяє ∂є 2022

𝕲𝖆𝖛𝖎

Llevo exactamente dos semanas y cinco días sin saber nada de Nora. Ahora mismo no quiero saber nada de ella. Tengo casi cincuenta mensajes suyos pero es que soy incapaz de contestarlos, ni siquiera de leerlos. Sé que se está sintiendo ignorada y que no le va a gustar nada pero no puedo hacer otra cosa. 

Si le contesto, ¿Qué le digo?. ¿Qué no quiero volver a verla porque no quiero que se sienta incómodo conmigo? Pues no, no le puedo contestar eso porque vendrá a hablar conmigo y no quiero hablar de esto con ella. Más que nada porque soy incapaz de entender por que se siente así cuando está conmigo.

- Oye, ¿estás bien? tienes la mirada fija y no estás comiendo nada- me pregunta Pedri poniendo su mano en mi hombro.

- Si, si, tranquilo- le respondo y vuelvo a llevarme a la boca una pieza de sushi.

Hoy estamos a treinta y uno de diciembre, el último día del año. Y es el primer que paso sin mi familia y lejos de ellos. Siempre he viajado para estas fechas a Sevilla porque para mi son las más especiales del año. Aparte de que también son mis fiestas favoritas.

Pero este año no. Este año he decidido pasarlas con mis amigos y a la vez compañeros del club. Me informaron del plan que querían hacer y me convencieron. 

Hemos estado toda la tarde en casa de Robert. Nos hemos comportado como adolescentes. Hemos chismoseado, hemos jugado al fifa, y hemos agotado nuestra dosis de risa diaria. Después nos hemos ido cada uno a nuestras respectivas casas para arreglarnos para la noche. Hemos venido ha cenar a un japonés- aprovechando que a todos nos gusta este tipo de comida y no siempre podemos comerla- y después nos iremos a una discoteca.

- ¿Enserio no te gustan las gyozas?- me vuelve a preguntar Pedri y yo niego.

- Es lo único de toda la comida japonesa que no me gusta.

- Vaya, pues están buenísimas- me dice llevándose una a la boca. 

Acabamos de cenar fundidos en una conversación con los demás. Le pedimos al camarero la cuenta y cuando nos la trae, lo repartimos entre todos. 

Nos han traído unas botellas de la comida más típica de japón. Sake. Lo he probado y por poco lo escupo. Soy incapaz de descifrar los ingredientes que lleva, ni aún bebiéndome el baso entero. A Pedri tampoco le ha gustado mucho ni tampoco se atreve a descifrar los ingredientes. Los hemos buscado en internet y según google el Sake se obtiene de la fermentación del arroz. Está compuesto por un veinte porciento de arroz y un ochéinta porciento de agua. 

- Pues no me sabe a arroz, sinceramente- me dice él volviendo a tomar un sorbo de esta bebida.

- Supongo que será cosa de acostumbrarse- le digo levantándome de la mesa. Mis compañeros ya se están yendo, así que nosotros vamos detrás de ellos.

EL camino hasta la discoteca lo hago en silencio. Me siento muy extraño. Tengo un sentimiento dentro que necesito expulsar durante unas horas y creo que la mejor opción es con el alcohol.

- ¿Enserio no había otra discoteca en todo Barcelona?- le susurro a Pedri mientras nuestros compañeros entran al interior.

- No ha sido elección mía- me dice antes de entrar y perderse en la multitud.

Entro yo también para adentro y me agobio al instante. Hay mucha gente bailando en la pista y para ir a la barra tengo que pasar por el medio, cosa que no me hace ninguna gracia.

- Te voy a dar la ayuda que necesitas, sígueme- me dice una chica castaña de ojos negros. Dudo en seguirla pero finalmente acabo aceptando.

Caminamos en línea recta durante unos minutos y luego giramos a la izquierda. Volvemos a girar una última vez a la izquierda y tras unos pasos más en línea recta acabamos llegando a la barra sin necesidad de pasar por todo el barullo de gente.

Sueños~Pablo GaviWhere stories live. Discover now