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—No.

—Per-

—Que no.

—Papá escuchame, solo quie-

—Te estoy diciendo que no, Luna. Sea lo que sea que tengas en la cabeza, no vas a acercarte a esa mujer.

El cuerpo de la joven maga había empezado a calentarse. Siempre que discutía con su padre, se dejaba llevar. Antes de que nadie pudiese darse cuenta, se vio envuelta en unas doradas llamas que desprendían un auténtico calor infernal, pero parecía que la muchacha no se había dado ni cuenta.

—Tu no puedes prohibirme algo como eso.

—¿Que no puedo qué? -Si el Dragneel ya llevaba días de mal humor, aquello fue la gota que colmó el vaso. Su cuerpo también ardió.

Padre e hija tenían ahora un duelo de miradas que achantaría a cualquiera. Cualquiera menos a Lucy, por supuesto, que tras jugar con Igneel en la bañera salía ahora del baño y se encontraba con semejante percal.

—Los dos. Apagaos. No me hagáis sacar el extintor, porque sabéis que lo haré. -Oh, sí que lo sabían, sí. Consumieron sus llamas inmediatamente.- Luna, ayuda a Igneel a poner la mesa, cenaremos enseguida. Natsu, ven un momento...

Por si no estuviesen siendo difíciles estos días, lo que la joven Dragneel había pedido horas atrás en el gremio, había puesto a ambos en alerta. Gray enseguida pudo notar aquello y acabando con su conversación, rápidamente los despidió, obligándolos en cierta manera a volverse a casa y mantener esa discusión en privado.

Lucy acarició el brazo de su marido una vez cerrada la puerta del dormitorio (Dormitorio que, como regalo de bodas, algun mago del gremio insonorizó para no despertar a Luna si "algo pasaba"), y se sentó en el borde de la cama.

—Me da igual lo que me digas, Lu... No va a estar ese día.

—Oh, lo se... Aunque no lo creas, yo tampoco me fío un pelo de Lisanna... Pero quiere estar ahí por algo... Igual habría que escucharla.

—Luce...

—Escucharla, Natsu. Nada más. Te aseguro que mi decisión es más que sentencial. Ninguno de mis hijos va a acercarse a esa mujer...

El pelirrosa sonrió. Los últimos días habían estado en desacuerdo con tantas cosas, que coincidir con algo al final lo había hecho feliz. Se acercó a su mujer y dejó un pequeño beso sobre su cabeza.

—Sabes que Luna podría quemarla viva sin siquiera darse cuenta, ¿verdad? Dicho así, igual tampoco me disgusta que vaya...

—Que pueda hacerlo sin que se de cuenta es lo que me da miedo...~ Creo que su maestro es un poco negligente, dejando sin controlar una magia tan salvaje como la suya...~ Aish... Tendría que hablar con ese señor.

—¿Ese señor...~? -Un ligero brillo se distinguió en los ojos jade del hombre mientras se agachaba un poco para acabar acercando sus labios con los de la rubia tanto, que un ligero movimiento de alguno se los dos los juntaría.- Perdona pero ese señor es un maestro genial. Estamos trabajando poco a poco eso.

Como le gustaba a Lucy picarlo con aquello. Sabía que el descontrol mágico de Luna no tenía nada que ver con el entrenamiento que ambos llevaban, de hecho, cuando la niña estaba bien, era un auténtico prodigio. En unos años fácil podría convertirse en una maga de clase s, como sus padres. Pero ah, el problema estaba cuando no era ella quien dominaba la magia, si no que la magia la dominaba a ella. Normalmente eso ocurría cuando estaba a unos limites extremos. Cuando era pequeña, solo ocurría cuando su condición física empeoraba. Si no se trataba su afección cardiaca, enseguida se protegía en llamas y se descontrolaba. Normalmente, algún Fullbuster la paraba. Su magia de hielo y agua ayudaba mucho. Si no estaban ellos, Natsu consumía toda llama con un solo movimiento de mano. Cuando entró en la escuela, esos "episodios" comenzaron a ocurrir más a menudo. Cuando se metían con ella por su color de pelo, cuando los examenes la estresaban o cuando algo no le salía como ella quería. El problema se incrementó mucho. Tanto que ahora estudiaba en casa o en el gremio.

A Natsu le dolía no poder ayudar con aquello. Le dolía mucho más de lo que le gustaría admitir. Pero era un dolor propio, gracias a dios, las palabras de Lucy no lo hundían en la miseria, de hecho, ese pique pequeño y juguetón lo animaba más a seguir con esos entrenamientos.

Aunque eso no significase que se quedaba callado ante la provocación. Esta vez, mordió el labio inferior de su mujer. Sus intenciones, nada puras(?).

Pero había que cenar, y un pequeño rubio que abrió la puerta agresivamente se lo recordó.

—Hemos puesto la mesa ya~ Luna dice que nos ha quedado super bien~

Hubo un resoplo conjunto. Otro momento íntimo que pintaba prometedor, arruinado por la preciosa energía de su hijo el pequeño.

Ambos magos volvieron al comedor, y mientras Natsu servía la cena e Igneel ayudaba, Lucy y Luna hablaban.

—Solo la quiero conocer...

—Entiende la postura de tu padre, Luna... Solo querer conocerla no es razón suficiente para arriesgarte si algo pasa. No. Ese día os quedaréis aquí... Los tres... ¿Crees que podrás no discutir con él al menos mientras estéis dentro de la casa? No me gustaría volver y encontrármelo todo en llamas.

— . . . El tío Sting y la tía Yukino me dejarían...

—Oh, no te equivoques, jovencita... Si tus tíos estuviesen aquí, se hubiesen unido a la cacería de tu padre y no hubiesen optado por el dialogo... La reunión será en un par de días. Intenta guardarles el secreto a ellos o tendremos a todo Saber en magnolia.

—¿Van a venir los tíos porque Erza, Jellal y Simon vuelven? -Si Lucy no conociese a su padre, no podría entender como tenía un niño tan despistado. Gracias a Dios, no se estaba enterando bien de lo que ocurría.

—Esperemos que no, cielo, pero el mes que viene iremos nosotros a verlos, ¿vale?

El niño se sentó a la mesa feliz, Natsu reía ante la felicidad e inopia de su niño, y Lucy miraba con ojos suplicantes a Luna, que tan solo respondió con un leve gesto de afirmación.

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⏰ Última atualização: Mar 22, 2022 ⏰

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