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Jisoo estaba teniendo un sueño fabuloso cuando su novia la empujó y le dio la bienvenida al mundo de la conciencia con un ruido sordo cuando dicha novia cayó al borde de la cama. Jisoo se levantó de un salto, tratando de apartar el dolor de sus ojos ante el repentino ataque de luz y pudo distinguir a Lisa, desnuda como el día en que nació, arrastrándose a cuatro patas hacia la puerta del baño de Jisoo, alcanzando ciegamente a abrirla. Lisa se arrastró adentro con una serie de gemidos bajos, procediendo a cerrar y bloquear la puerta detrás de ella. Escuchó el agua del grifo correr con fuerza, pero no lo suficiente como para cubrir el sonido de las arcadas de Lisa.
Jisoo echó la cabeza hacia atrás sobre la almohada, boca abajo, y respiró hondo, tratando de despertarse adecuadamente antes de enfrentarse a Lisa. Cuando se quitó las mantas, el escalofrío repentino la hizo mirar hacia abajo y se dio cuenta de que ella también estaba desnuda. Le tomó alrededor de tres segundos descifrar porqué, la noche anterior (¿o fue más temprano esa mañana?) volvió a ella como un destello glorioso. '¡Mierda! ¿Qué le pasó exactamente a mi dulce tailandesa anoche?', se preguntó Jisoo. Recordó vagamente, ahora culpablemente avergonzada. Fue repentino, espontáneo, caliente y... tan diferente a Lisa. Ni siquiera necesitaba estar consciente y podía hacer que Jisoo perdiera la cabeza, pero esta era otra sombra de Lisa que no había visto antes y era terriblemente emocionante de ver.
Escuchó una larga pausa en los ruidos de arcadas de Lisa, esperó veinte segundos y luego se envolvió con una sábana y se dirigió a la puerta. Llamó en silencio dos veces y esperó. —¿Bebé? ¿Estás bien?
—Sí, estoy bien.— Su voz respondió temblorosa y aguda. —Regresa a la cama.
—¿Puedo traerte algo?—, presionó Jisoo.
—No... solo... ve, solo estoy-...— Lisa se interrumpió de un tirón y Jisoo se retiró de nuevo a la cama.
Conocía a Lalisa Manoban desde hacía más de tres años y no importaba lo cerca que estuvieran, si Lisa estaba enferma, herida, con resaca o en cualquier otro estado de vulnerabilidad, obstinadamente se negaba a la ayuda, como si fuera algún tipo de debilidad. No podía permitirse que nadie la viera. Jisoo se preguntó si el hecho de que ahora eran novias hacía más o menos probable que rompiera esa barrera.
La única vez que Jisoo había visto a su novia así de enferma por el alcohol fue cuando se emborrachó en Tailandia. Lisa tenía el revestimiento del hígado de un verdadero tailandés, que en opinión de Jisoo era típicamente alcohólico límite, por lo que cada vez que salían a tomar una copa con sus amigos de la universidad, todos los cuales eran coreanos, el mayor efecto lo había tenido Lisa, estaba borracha; ojos caídos, risitas y un monólogo interno sin sentido.
A la mañana siguiente, se encontraba enterrada bajo una colcha en el sofá, Lisa siempre se quejaba de que Corea del Sur la estaba ablandando y de que avergonzaba a los dioses de su padre con una actuación tan débil.
