Capítulo 8

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Caminamos hacia la entrada del casino adentrándonos en el, intento abrir la puerta del área de juegos, pero Andrew me sujeta del brazo haciendo que me detenga y voltee a mirarlo.

—Hoy no entrarás por aquí —avisa con una sonrisa, asiento y lo sigo hasta llegar a unas de las esquinas de la entrada donde se encuentran unas largas escaleras doradas en forma de espiral, lo miro y me extiende la mano para ayudarme a subir con los tacones.

Subo despacio hacia el segundo piso, las manos me empiezan a sudar dentro de los guantes y mi corazón se acelera más con cada escalón que atravesamos, trato de controlarme tomando largas respiraciones mientras miro mis tacones y me enfoco en ellos, en cada detalle de mis pies y en mis uñas pintadas de blanco, arriba nos esperan dos hombres de seguridad del casino los cuales nos revisan entre la ropa junto con mi bolso.

—Esperen, le avisaré al jefe que están aquí —dice uno de los hombres entrando a la fiesta cerrando la puerta tras él.

Víctor sale enseguida con un elegante traje y un habano encendido en sus dedos, nunca deja de fumar, me detalla de arriba hacia abajo ofreciéndome luego su brazo, lo acepto dudosa y entramos a la fiesta.

Recorro el lugar tratando de observar todo lo que me rodea, estaba aquí anoche, pero luce totalmente diferente, hombres con trajes están de pie, sentados y en las esquinas conversando entre ellos.

Las luces del lugar se intercalan entre rojo, blanco y velas que adornan algunos candelabros, chicas semidesnudas bailan en los tubos de pole dance que se encuentran en medio del salón y otras se pasean entre los miembros sentándose sobre sus regazos proporcionando caricias en sus rostros y demás partes del cuerpo.

¿De que va todo esto? No se parece en nada a las fiestas que hacemos abajo, no hay reporteros ni el peculiar ruido de las personas emocionadas por los famosos que llegan al casino, me percato de las miradas que me dedican varios hombres a mi alrededor mientras susurran entre ellos e inconscientemente me aferro más al brazo de Víctor. Nos detenemos frente a uno de los sofás donde se encuentran varios hombres tomando alcohol y fumando algo que por el inconfundible olor puedo deducir lo que es, hierba.

Me siento cruzando las piernas al lado de Víctor quien llama a uno de los camareros al instante en que se sienta y ordena una botella de champagne Rosé, es mi favorita.

El camarero vuelve arrastrando un carrito bar, me entrega una copa, sirve el contenido de la botella hasta llenarla, la deja sobre la mesa dentro de un cubo repleto de hielo y vuelve a su lugar detrás de la barra.

Pruebo la bebida despacio disfrutando de las burbujas en mi paladar, exquisita, Víctor está manteniendo una animada conversación con el hombre a su lado, por lo que puedo escuchar es sobre la expansión del casino y de abrir nuevos clubes nocturnos alrededor del país.

La música es encantadora, está en el volumen correcto para que puedas conversar y disfrutar al mismo tiempo, continúo bebiendo de mi copa tomándome el tiempo de observar los rostros de las personas presentes.

Reconozco algunos rostros, empresarios famosos y de renombre, políticos, millonarios de reputación dudosa y alguno que otro rico de cuna.

Víctor interrumpe mis pensamientos tocando mi pierna para presentarme al hombre que tiene a su lado, al parecer es un político importante que lo ayudará con los permisos que necesita para los clubes que quiere abrir próximamente.

Honestamente no me importa lo que están hablando así que después de varios minutos de fingir escucharlos me excuso diciendo que necesito ir al baño y que volveré enseguida.

Me paseo entre las personas con la copa en la mano, luciendo mi vestido, al fin y al cabo, quien me lo regaló se encuentra aquí hoy, me mantengo de pie mientras observo a las mujeres que bailan frente a mí, la luz roja acaricia mi rostro por unos instantes volviéndose luego hacia ellas.

Jugando con la suerte (+18)Where stories live. Discover now